Por Prof. Joaquín G. Puebla
Guillermo Moreno el polémico ex funcionario del gobierno kirchnerista, sorprendió a más de uno con su propuesta de impulsar al ex Jefe del Ejército, César Milani como candidato a legislador en la provincia de Buenos Aires (http://www.clarin.com/politica/Milani-candidato-aventura-Guillermo-Moreno_0_1685231509.html).
Muchos se sorprendieron pero dos barones del conurbano (socios en un emprendimiento hotelero a la orilla de la autopista Richieri) entendieron el mensaje y, silenciosamente, comenzaron a intentar instalar el nombre del General retirado.
¿Por qué se preocuparían y se ocuparían dos Barones del Conurbano de la candidatura del cuestionado General?, la respuesta es muy simple: le deben un par de favores importante al ex hombre fuerte del Ejército argentino.
Como bien informamos en varias oportunidades (https://semanarioquintopoder.com/?p=13471) Milani habilitó o escondió (según como quieran verlo), al finalizar su gestión como Comandante en Jefe castrense, cuatro camionetas importadas equipadas con un avanzado equipo de intercepción para escuchar telefónicas.
Al iniciarse la gestión macrista los sabuesos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) le lanzaron a la desesperada búsqueda de estos equipos (de un valor varias veces millonarios) que le permitirían, a quién los tuviese en su poder, armar una “Central de Inteligencia” paralela.
Como informamos oportunamente se sospechó, desde un principio, que dichos equipos fueron escondido en algún recóndito lugar del vecino municipio de Ezeiza que está gobernado, con mano de hierro, por Alejandro Granados; quién en su paso por el Ministerio de Seguridad durante la gestión de Daniel Scioli, entabló una estrecha relación con Milani.
En su momento, uno de los espías más dotados (y recaudador serial) que dio la bonaerense, el ex Comisario Antonio Raggio, armó una virtual “Oficina de Escucha” a los teléfonos y celulares de amigos y enemigos de Espinoza en unas oficinas de la Torres Gemelas de San Justo. Los equipos para ese emprendimiento fueron comprados por el municipio con la excusa de donárselos a la justicia, lamentablemente nunca llegaron a los juzgados de Florencio Varela y Monseñor Marcón porque en el recorrido desde el Palacio Municipal se perdieron irremediablemente.
Los servicios de Raggio, al inicio de la gestión macrista, fueron aprovechados por estos dos “Barones del Conurbano” quienes lo instalaron en una oficina de su emprendimiento en conjunto.
Ahora bien, parece que Raggio y su troupe se han mudado de distrito y se instalaron en unas coquetas oficinas en el centro de Morón, llevando con ellos toda la impedimenta tecnológica que tenían en su poder, incluidas las “camionetas de Milani” (a las cuales le cambiaron el color y la disfrazaron para pasar desapercibidas).
Con la mudanza concretada, el siempre activo Raggio comenzó una intensa campaña de captación entre los efectivos de “La Bonaerense” (tanto en actividad como retirados) para que “trabajen” en la “Agencia de Seguridad” (así la denominan) del ex comisario.
“Hablan de buenas pagas y con la malaria que hay nos viene bien una changuita” comentó un Comisario en actividad a otro oficial en un evento deportivo mientras ojeaban el operativo de seguridad. A la charla se fueron sumando oficiales y suboficiales y llegó a ser tan intenso el chismorroteo que debieron correrse unos metros porque se había un grupo grande. La charla cobró impulso y estaban tan compenetrados en la misma que no se enteraron cuando terminó el evento deportivo ni el resultado del mismo.
La mudanza de Raggio no es casual, por un lado su oficina del hotel internacional al borde de la autopista Richieri estaba siendo “vigilada” muy de cerca y se corría el riesgo de ser allanada por la orden de algún Juez amigo de la “AFI”.
Pero a pesar de eso, el motivo principal de la mudanza estaba en el interés de seguir de cerca las andanzas de dos vecinos de Morón: la Gobernadora maría Eugenia Vidal y de las trastadas de su ex marido e Intendente de dicho partido, Ramiro Tagliaferro.