Por Prof. Joaquín G. Puebla
Es difícil escribir, periodísticamente hablando, desde los sentimientos personales. Gloria Brunetti, Consejera Escolar (mandato cumplido) falleció el pasado viernes y generó una gran conmoción en la política local y en la comunidad matancera porque más allá de los cargos que ocupó o de su extensa y dinámica militancia política, Brunetti fue una gran persona, siempre amable, siempre con una sonrisa en su cara, tratando siempre de dar una mano. Humilde hasta parecer que no estaba pero siempre estaba trabajando más que ninguno.
Han sido muchos los mensajes de condolencia y dolor de la comunidad matancera y eso implica algo porque Gloria Brunetti no tenía poder político, tenía el poder del afecto que despertaba en la gente. Gloria era una mujer de familia y a ella se daba por completo.
Daniel Castro, su esposo y amigo, más allá de los cargos relevantes que ocupó, al igual que ella siempre priorizaron la armonía familiar y postergaron su carrera política (por definirlo de alguna manera) en pos de esa familia que habían construido con tanto amor y esfuerzo.
Hay muchas buenas cosas para contar de Gloria pero no es el momento porque la dolora noticia de su deceso impide ser claro y objetivo.
Un enorme abrazo al amigo Daniel Castro que ha estado siempre al pie del cañón respaldando y acompañando a Gloria durante el trance de su enfermedad. Siento profundamente Daniel tu perdida y lo que significa está perdida para tu familia y pido las disculpas del caso por no poder verbalizar con palabras ni gestos el hondo pesar que me causo la partida de Gloria.
Esta pequeña nota, a modo de homenaje, no refleja ni remotamente la trascendencia de Gloria Brunetti como persona y militante política.