Por Prof. Joaquín G. Puebla
Doña Flor y Sus Dos Maridos es una película brasileña de 1976, del género de la comedia, dirigida por Bruno Barreto. El guion es una adaptación que se basa en la novela de Jorge Amado, fue adaptada por Bruno Barreto, Eduardo Coutinho y Leopoldo Serran. El director de fotografía es Murilo Salles. Fué la película más vista del cine brasileño, con más de 10 millones de espectadores en los cines, hasta que fue sobrepasada en 2010 por Tropa de élite 2. Se hico un remake en Estados Unidos titulado Kiss Me Goodbye, en 1982, y se hizo una nueva versión en Brasil en 2014. Y también ha sido adaptada en forma de miniserie para TV Globo en 1998. En noviembre de 2015, la película está en la lista hecha por la Asociación Brasileña de Críticos de Cine (Abraccine) de las 100 mejores películas brasileñas de todos los tiempos.
La relación entre Fernando Espinoza y Gustavo Menéndez es una historia de amores, odios, desengaños y traiciones. No es casual que Menéndez sea quién enfrentó a Fernando Espinoza y armó una coalición de Intendentes del conurbano para desbancarlo de la jefatura partidaria del PJ bonaerense.
El 2014/2015 fueron años movidos y complicados para Gustavo Menéndez, actual Intendente del partido de Merlo y virtual nuevo Presidente del PJ bonaerense.
Su figura, dentro de la política de Merlo, estaba creciendo en forma sostenida y ser perfilaba como un serio rival para el ex eterno Intendente de dicho distrito, Raúl “Vasco” Othacehé quién gobernó a los habitante del vecino distrito entre 1991 – 2015.
“El Vasco” era un bicho rápido y vio enseguida la peligrosidad de Menéndez para la estabilidad de su reinado. Muchos saben los múltiples hechos (algunos muy serios y que bordean los límites legales, eso sí: son todos ciertos. Algunas de las denuncias: https://www.taringa.net/posts/info/1166851/Othacehe-el-Mafioso-de-Merlo-digo-el-intendente.html
y https://www.taringa.net/posts/noticias/19390279/Papa-Francisco-La-mafia-de-Othacehe-no-lo-joroba.html) que le achacan a Raúl “Vasco” Othacehé y para sorpresa de muchos tomó una decisión política que fue el principio de su derrota: ante el avance del actual Intendente se pasó a las filas de Frente Renovador, espacio en el cual militaba Menéndez.
Ante esta maniobra Gustavo Menéndez decide irse del Frente Renovador y anclar sus aspiraciones en el peronismo oficialista del kirchnerismo. A pesar del pase las encuestas lo seguían favoreciendo y, en este preciso momento, aparece Fernando Espinoza (con sus recientes aspiraciones a la gobernación de Buenos Aires) en la vida de Menéndez a quién le ofrece todo el apoyo de su estructura política. Para cumplimentar tal fin manda a la Concejal (en uso de licencia), Secretaria de Desarrollo Social del municipio, Diputada provincial electa y “Reina Indiscutible” de los “Gorgojos Matanceros”, María Laura Ramírez.
“Doña Mary” desembarca en Merlo con parte de la estructura de la JP matancera: equipos de pintadas, afiches, asistencia para recorridas por los barrios, dinero en efectivo, militancia para hacer bulto; es decir una apoyatura muy completa para impulsar y sostener una candidatura.
Fernando Espinoza especulaba que Gustavo Menéndez derrotaría al eterno “Vasco” Othacehé y ese triunfo le aseguraría el apoyo de referente de Merlo a su carrera hacia el sillón de la ciudad de las diagonales.
Pero los intereses jugaron en contra de esta alianza que anunciaba una victoria.
Raúl “Vasco” Othacehé percibió que el Frente Renovador no se impondría en Merlo y decidió pegar la vuelta hacia el peronismo oficialista y ¿a que no saben quién fue el gestor de su vuelta al redil del kirchnerismo?, nada más y nada menos, que Fernando Espinoza y de la noche a la mañana todos los recursos que había puesto a disposición de Gustavo Menéndez desaparecieron.
La Concejal (en uso de licencia), Secretaria de Desarrollo Social del municipio, Diputada provincial electa y “Reina Indiscutible” de los “Gorgojos Matanceros”, María Laura Ramírez, volvió al redil matancero y dejó a las tropas de Menéndez sin dinero, sin pintadas, sin afiches, sin “compañeros para que hagan bulto”, es decir, lo dejó totalmente colgado de la noche a la mañana. Pero Gustavo Menéndez no arrugo y juró venganza en un futuro cercano o no tan cercano.
Como todos sabemos Menéndez jugó la interna del peronismo apoyando a la lista de Aníbal Fernández y alzó con un triunfo espectacular que jubiló automáticamente al Raúl “Vasco” Othacehé (más allá de todos los intentos por volver, el pobre “Vasco” ya no puede construir política en su distrito) dando por tierra, también, las aspiraciones de Fernando Espinoza a la gobernación bonaerense porque de haber ganado en Merlo le hubiese significado a “ese Fernando” un triunfo en la interna contra la “Morsa” Fernández.
Una vez pasadas las elecciones PASO y Fernando Espinoza, ignorando conscientemente su derrota en la interna, hace algunos jueguitos para que Aníbal “La Morsa” Fernández pierda la gobernación de Buenos Aires y sin pensar que está perjudicando las chances de Daniel Scioli de llegar a la presidencia de la nación.
Espinoza pierde y, automáticamente, arma otra campaña; en este caso en concreto movió la “Reina para salvar al Rey” (una expresión ajedrecística) y esto significó la construcción de un fuerte polo opositor a la gestión de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Espinoza también necesitaba el respaldo de intendentes del conurbano para mantener a flote su carrera política dado que estaba en una situación complicada para su ego: estaba en el llano y no detentaba ningún poder institucional, salvo la Presidencia del PJ bonaerense.
En estos momentos tan críticos Verónica Magario en lugar de ponerse al frente de la gestión matancera salió a buscar intendentes aliados para sumarlos al armado. Salió a buscarlos con un mensaje duro, lleno de cuestionamientos a Vidal (principalmente), también hizo gala de su simpatía y, cosa que pocos saben, puso en su cartera una abultada billetera destinada, principalmente, para alquilar algunas voluntades (los dineros que manejó y maneja Magario y Espinoza ya lo hemos explicado en notas pasadas pero, para resumir, la mayoría son depósitos bancarios de adelantos de dinero para obras que giró el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que en su momento se anunciaron y nunca se hicieron).
El ejercicio teórico funcionó y nació el Grupo Fénix que orbitaba en torno de Verónica Magario. En ese diciembre difícil por el ajuste anunciado por el gobierno nacional y provincial y, principalmente, porque los nuevos intendentes se encontraron sin un peso en las arcas municipales para enfrentar el pago de sueldos y aguinaldo, la abultada billetera que tenía Magario en su cartera cobró vida y ayudo a varios intendentes a cubrir los faltantes para el pago de sus obligaciones. Obviamente algunos de estos préstamos fueron devueltos con el tiempo (préstamos muy tentadores porque no había intereses extorsivos), otros se cancelaron parcialmente y, los más, nunca fueron cubiertos.
La billetera de Verónica Magario sirvió para que Fernando Espinoza (el auténtico dueño de dicha billetera) fuese aceptado en el grupo y tomara, de a poco las riendas del mismo. En este grupo terciaba Gustavo Menéndez y se tuvo que comer la aparición de quién lo dejó en la estacada.
En ese momento se habló de un acercamiento, más allá de lo político, entre los intendentes vecinos del suroeste del conurbano bonaerense.
UN ENFRENTAMIENTO LARGAMENTE PLANIFICADO
No es casual que el Intendente de Merlo se haya postulado a la Presidencia del PJ bonaerense ni que encontrase eco, a su propuesta, en la dirigencia “pejotista” del conurbano.
Muchos intendentes y dirigentes de relevancia le han tomado ojeriza a Fernando Espinoza por sus actitudes de “divo o estrella” (Un destacado dirigente bonaerense comentó que: “Cuando hay una reunión Espinoza se aparece con su auto y varios custodios, otros autos que trasladan a su equipo de prensa y ceremonial y más auto con custodia. Nosotros vamos con una o dos persona y él se aparece con 20”), también le recriminan que siempre te apura o “poronguea” con La Matanza, los votos de La Matanza o la plata de La Matanza; pero, fundamentalmente, le recriminan que en función de su protagonismo realizan acciones inconsultas que dejan a todos mal parados.
“Espinoza nunca se enteró que perdió la interna con Aníbal Fernández, nunca se hizo cargo de la derrota de Daniel Scioli, boicoteo a Aníbal Fernández y perdimos también la provincia” comentó un destacado intendente del conurbano bonaerense y señaló que “Fernando debió renunciar a la Presidencia del PJ en diciembre de 2015 luego de las derrotas que sufrimos. En ese momento no se la hubieran aceptado pero hubiese sido un gesto que le daría el apoyo de todos para seguir al frente del PJ”.
Otro intendente bonaerense afirmó que “Espinoza pensó que la política pasaba por su ombligo y que todos somos corderitos sumisos que nos podía guiar al matadero. Nos trató como cuatro de copas sin pensar que por algo somos intendentes”.
“No es Cristina sino Fernando” aventuró un destacado legislador provincial y sostuvo que “A Cristina la queremos como candidata no como conducción pero Espinoza pensó que él podía ser la conducción, Su estrategia nos llevó a dividirnos y ahí están los resultados: teníamos un elección casi ganada y terminando pidiendo la hora y perdiendo”.
Un Intendente que fue muy cercano a Espinoza, en su momento, aseguró que “Se extravío el pibe, sin la guía de Alberto (por Balestrini) pensó que era él el gran alumno que había superado al maestro. Un error conceptual y estratégico que nos está costando caro” y añadió que “Espinoza vive de campaña en campaña no se para a pensar la política, piensa que estar en movimiento es hacer política pero a la política hay que pensarla, analizarla y ejecutarla”.
Algo de razón hay en estas expresiones, más allá de las cuestiones personales pero me parece que nadie pensó en algo muy importante: a mi humilde modo de ver Espinoza (de haber podido cumplimentar la lista en los plazos programados) podría haber triunfado en la elección interna por la conducción del PJ bonaerense y ese triunfo le hubiese dado la legitimidad necesaria para diagramar una estrategia contundente de cara al 2019. ¿Por qué afirmó algo que todo el mundo contradice y nadie lo cree?, es simple, Fernando Espinoza es una de los pocos dirigentes del peronismo bonaerense que tiene tres cosas que casi nadie tiene: tiene plata, tiene tiempo para caminar y tiene ganas; con estás tres cuestiones Espinoza, si elabora un estrategia inteligente (cosa que no creo porque siempre la ha pifiado a la hora de diagramar una estrategia) podría alcanzar sus metas y ser un serio candidato para cualquier cargo pero sus ansias de figurar, su voracidad de poder, su celos, su deseo continuo de ser el ombligo de todo le impiden capitalizar positivamente las acciones que planifica.
Por otro lado, Verónica Magario no logra hacer pie en la gestión matancera, principalmente porque no está ni se ocupa y Espinoza no quiere volver al pago porque siente que está para más. Ambos piensan que pueden quedarse con las principales candidaturas del 2019 que puede ser la gobernación bonaerense, la vicepresidencia nacional o cualquier otro cargo de relevancia en disputa. En el orden local consideran que cualquier candidato que ellos impulsen ha de ganar porque no tienen una oposición organizada dentro del peronismo matancero y de los otros espacios saben que les faltará tiempo para armar algo que les amenace su poder político.
Resignar la conducción del PJ bonaerense lo obliga a Espinoza y a Magario volver a la mesa de dibujo y diseñar una nueva estrategia.
Hoy se comieron un garrón porque pensaron que podían arrasar con todos, que tenían el respaldo de muchos intendentes pero se dieron cuenta que los errores garrafales que vienen cometiendo fuera del distrito se pagan caro en cualquier momento. También, me gustaría advertirles, que los errores garrafales que se cometen a diario dentro de las fronteras matanceras también se pagan caros, antes o después, pero se pagan.