EL CARNICERO DE SAN JUSTO: DE ENFERMERO A PSEUDOCIRUJANO

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

Pseudo– o seudo- es un elemento compositivo del lenguaje que se utiliza como prefijo.​ Es proveniente del griego ψεῦδο y significa falso.​ Indica una imitación, parecido engañoso o falsedad, y se coloca antes de la disciplina, profesión, concepto, persona o cosa a la que se parece, o aquello que es directamente falso. En el idioma inglés tiene una acepción adicional, ya que se refiere a una persona que tiene pretensiones engañosas; también describe a una persona que finge ser intelectual, o a alguien que es falso, o que imita de mala fe a otra persona.

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Esta nota debería ser la síntesis final de una serie de notas, que hemos venido publicando, sobre el accionar (https://semanarioquintopoder.com/?p=21818, https://semanarioquintopoder.com/?p=21949, https://semanarioquintopoder.com/?p=22067) de un grupo de profesionales de la salud que, enquistados en el poder político, han amasado una verdadera fortuna a expensas de las necesidades de los vecinos matanceros. Teníamos toda la intención de poner al descubierto a los principales responsables, con nombre y apellido, de estos “Doctores” que, utilizando y esquilmando el sistema de salud matancero han construido varias clínicas privadas, de mucho renombre, en el distrito. El grupo se hace llamar los “7 Grandes o G7” y son la columna vertebral de la “Corporación Médica Matancera” que maneja, a gusto y piaccere, el sistema público de salud del municipio.

 

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Esta Corporación pone y saca profesionales del sistema, encubre desde negociados hasta mala praxis, asciendes a parientes, amigos y entenados a funciones muy por encima de su capacidad y estudio (jefe de región con apenas un par de años de recibidos y sin la residencia finalizada o, en un par de casos, ni empezada) etc.

El halo de misterio que siempre protegió el accionar de este nefasto grupo se comienza a resquebrajar apenas se empieza a hurgar un poco porque han cometido tantas barrabasadas, en pos de su enriquecimiento, que algunas de esas historias nos dejan estupefactos y nos decimos: “!!!No puede ser¡¡¡” y, lamentablemente, son verídicas.

Como señalaba anteriormente, habíamos planeado que esta sería la última nota dedicada a los  “7 Grandes o G7” y su “Corporación Médica”, pero una nueva e increíble historia se confirmó de golpe y logramos reunir, gracias a la ayuda de varios empleados, médicos y enfermeros municipales, la documentación respaldatoria para sacar a la luz este increíble caso del CARNICERO DE SAN JUSTO: DE ENFERMERO A  PSEUDOCIRUJANO.

 

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Antes de comenzar quiero aclarar que el actual secretario de Salud del distrito, Dr. Alejandro Collia, no tiene nada que ver con lo que estamos contando en las notas que hemos publicado dado que, todo esto, viene armado y funcionando desde hace bastante tiempo. No es así el caso de algunos funcionarios que cumplen tareas, de altísima responsabilidad, en la Secretaria de Salud y son socios (y algunas fundadoras)  de los “7 Grandes o G7” y su “Corporación Médica” y que utilizan su valioso tiempo jugando al solitario en la PC de sus muy modernísimas oficinas.

 

DE ENFERMERO A PSEUDOCIRUJANO: EL MITO DEL CARNICERO DE SAN JUSTO

 

Según la jurisprudencia en vigencia hay tres formas (en consideraciones generales) de ejercicio ilegal de la medicina y ellas son el curanderismo, charlatanismo y cesión de título o prestación de nombre.

 

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La historia que nos incumbe ocurrió (durante bastantes años) en el Policlínico Central de San Justo donde, un joven cirujano plástico hacia malabares para hacerse de un nombre y prestigio en la comunidad médica del distrito. A su vez, comenzaba a cimentar las bases de una modesta clínica privada, en sociedad con otros prometedores médicos del sistema municipal de salud.

Con el tiempo este “Doctor”, ya no tan joven pero si con las mismas ambiciones, fue cobrando fuerza y poder en el Policlínico Central de San Justo y en la estructura política y administrativa del área de salud del municipio.

Al ser considerado muy buena persona y siempre dispuesto a dar una mano, esto también lo favoreció porque cuando aparecía algún comentario malicioso sobre algunos desarreglos graves que cometía, la mayoría de sus colegas lo defendía.

 

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Es más, personalmente le debo un favor por haber operado, en tiempo record, a una ex pariente. En ese momento pensé que lo había hecho gratis pero meses después descubrí que no fue tan gratis porque la operación fue facturada a la obra social de mi ex pariente, siendo que la operación (una cirugía menor) se realizó en el Policlínico Central de San Justo pero figuraba que la misma se había realizado en la clínica de su propiedad.

Más allá de que eso era una práctica habitual y ya lo comentamos en la nota “EL PARAÍSO DE LAS LOLAS: UNA ESTAFA AL IOMA” (https://semanarioquintopoder.com/?p=22067) el ejemplar Doctor, amigo de todos, llevaba adelante otra práctica realmente ilegal y muy peligrosa.

Sucede que cuando uno anda en ilegalidades durante bastante tiempo debe rodearse que gente complicada económicamente hablando y con muchas ganas de resolvernos, sin importarles la forma de hacerlo. Este tipo de gente está dispuesta a todo y una vez que entran en el juego… juegan. Una vez superada sus estrecheces económicas aprovechan para seguir enganchados y seguir acumulando unos valiosos mangos a fin de mes, sin parase a pensar en la manera que consiguen hacerse con ese dinero.

 

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Este fue el caso de un enfermero que asistía en sus operaciones al “Buen Doctor” y a medida que el negocio prosperaba, el “Buen Doctor” necesitaba más manos que lo ayudasen en las operaciones que realizaba en el quirófano del Policlínico Central de San Justo, utilizando las instalaciones y los profesionales del mismo y, hasta los insumos médicos pagados por el municipio. Después él facturaba todo como si la operación quirúrgica se hubiera realizado en su clínica, obteniendo pingües ganancias.

El “Buen Doctor” sumó a su equipo médico a otro doctor y/o socio para las operaciones y el enfermero servicial, cada vez asumía más responsabilidades a las que les competía por estudio y por ética profesional.

Un día le pidieron si se animaba a cerrar una incisión, después si se animaba a realizar otra cosa y sin darse cuenta término siendo un ayudante del cirujano. Con el tiempo realizaba operaciones completas, obviamente cirugías menores. Estas cirugías reparadoras eran las de vecinos matanceros que acudían al Policlínico Central de San Justo para sacarse una cicatriz o el rastro de una quemadura importante en la cara u otra parte del cuerpo.

El enfermero termino siendo un pseudocirujano cuando comenzó a recorrer la sala de internación revisando a los pacientes operados.

 

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Hasta acá el “Buen Doctor” había ya incurrido en un delito penal tipificado como ejercicio ilegal de la medicina al realizar una cesión de título o prestación de nombre porque el enfermero en cuestión, durante sus recorrida, firmaba y sellaba las historias clínicas con el sello del “Buen Doctor”.

Todo andaba de maravillas hasta que el enfermero devenido en pseudocirujano comenzó a propasarse con las pacientes que revisaba en sus recorridas por la sala de internación. Las revisaba más allá de lo indicado y, con algunas, intimó con o sin consentimiento de la paciente. Aquellas que les negaban sus favores le aumentaban las dosis de calmante o relajantes y las dejaba sin capacidad de resistencia. Un par de años duró esta situación hasta que un pariente de una paciente lo pescó infraganti y los denunció.

 

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A todo esto al “Buen Doctorle empezaron a estallar los escándalos mencionados en la nota anterior y debió renunciar a la Dirección del nosocomio municipal. Igualmente por ese lado estaba tranquilo porque otro socio le guardaba las espaldas, dado que violando todas las normativas vigente se hizo con el cargo de Director del Policlínico Central de San Justo y, de esta forma aseguraba un silencio pertinente sobre los ocultos escándalos que habían ocurrido y seguirían ocurriendo en dicho policlínico. El cambio de timón en la institución no frenó ni el trabajo ni los negocios del “Buen Doctor”.

 

B

 

El Enfermero pseudocirujano siguió un tiempo más operando pero la presión por la denuncias (porque se sumaron varias damnificadas más) obligaron a iniciarle un sumario administrativo. Ante esto, la “Corporación Médica” los fue pasando de una sala de salud a otra y el expediente N° 54418/11 quedó inmovilizado en la Asesoría Letrada desde el año 2012.

 

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Obviamente vamos a difundir todos los nombres, legajos, denuncias y datos de todos los implicados en esta serie de notas que hemos publicado, pero ahora no es el momento de hacerlo. Esperamos gestos de los socios fundadores y asociados de los “7 Grandes o G 7”. Dos de los principales han dejado sus cargos en la administración municipal (uno renunció y el otro se jubiló recientemente) pero todavía hay varios que calientas sillas en la estructura municipal de salud. No queremos arruinar reputaciones pero vamos a poner blanco sobre negro en el historial de negocios de muchos funcionarios municipales. Después no vengan con quejas ni amenazas porque el que visa no traiciona.