“SOBRE QUÉ HACER PARA SER CONOCIDO POR EL PUEBLO”

 

Lic. Jorge Amaya

 

En los días de este año electoral, es normal que observemos a dirigentes de todos los partidos hacer lo imposible por tener presencia en los medios de comunicación. Es así, que muchos pujan por salir en las fotos en lugar principal (adelante y en el centro); o, que paguen considerables sumas para que periodistas reconocidos le realicen entrevistas consensuadas previamente o, que empapelen las paredes de los lugares donde viven sus potenciales votantes. Lógicamente que, esto depende principalmente, del dinero disponible para la campaña.

Pero, esta situación no es un invento de los últimos tiempos sino que, la pretensión de mostrar una cara sonriente a los ojos del pueblo, ha sido una práctica constante en la historia argentina. Veamos.

 

domingo-sarmiento

 

Un caso concreto es la situación que se suscitó entre Sarmiento, siendo Presidente de la Nación, y Emilio Castro quien en esos días era el gobernador de Buenos Aires.

El hecho sucedió el 2 de enero de 1870, día en que se realizaba el desfile de las tropas que regresaban de la triste Guerra con el Paraguay.

 

Emilio_Castro

 

Se había organizado todo minuciosamente. Los veteranos se formarían en el largo muelle que existía en las actuales calles Viamonte y Leandro N. Alem (la Alameda); iban a desfilar por la Alameda hacia la Plaza de Mayo, pasarían por la puerta de la Catedral hasta Maipú, y por Maipú con destino a los cuarteles de Retiro.

Hay que recordar que, por aquellos tiempos, la casa de gobierno no tenía balcón y Sarmiento necesitaba estar en un lugar donde sobresaliera su presencia y se le rindieran honores.

 

Sarmiento-Presidente

 

Por otro lado, el edificio del gobierno bonaerense se hallaba al lado del Cabildo, donde ahora está la avenida de Mayo, por lo que era un lugar privilegiado para el gobernador Emilio Castro. El gobernador invitó al presidente Sarmiento a presenciar el desfile desde los balcones del edificio del gobierno bonaerense, pero el mandatario respondió que era un acto nacional y que él mismo debería presidirlo y que no podía ser huésped de nadie. Asimismo, el presidente le pidió a Emilio Castro que le cediera el edificio para que pudiera cursar las invitaciones que le pareciera propicio pero, el gobernador, se excusó aduciendo que las invitaciones ya habían sido cursadas. Sarmiento no podía aceptar pasar a un segundo plano y, en consecuencia, debía encontrar una solución al problema.

 

Buenos_Aires_-_Recova,_Plaza_de_la_Victoria_y_Teatro_Colón,

 

Sarmiento, entonces, tomó la decisión de iniciar la rápida construcción de un estrado de madera junto a la Recova (edificio que dividía en dos la actual Plaza de Mayo) el que haría las veces de ‘Palco Oficial’.

El barco que transportaba las tropas arribó al puerto de Buenos Aires la noche anterior al espectacular desfile pero se resolvió que desembarcaran al amanecer.

Llegado el momento esperado Buenos Aires se encontraba vestida de azul y blanco, nunca se habían visto tantas banderas argentinas adornando la ciudad.

A último momento, Sarmiento ordenó un cambio de ruta. Finalmente, las tropas ingresaron a la Plaza de la Victoria, desfilaron frente al Palco Oficial donde el Presidente sonreía y saludaba y se retiraron inmediatamente hacia el norte tomando por calle Reconquista hacia los cuarteles de Retiro.

El gobernador Castro y sus invitados, que esperaban en el edificio del gobierno provincial sólo pudieron observar el desfile desde unos cien metros de distancia y no hacían más que mascullar insultos hacia el presidente de la Nación y todos sus acólitos.

 

domingo-sarmiento

 

Este hecho fue el motivo por el que Domingo Faustino Sarmiento, como Presidente de la Nación, ordenara construir el hoy famoso balcón de la Casa Rosada. Para que no volviera a faltar un lugar donde se luzca el presidente de la Nación.

Un hombre moderno Sarmiento.