LOS DOLORES DE UN TRIBUNAL

 

Por Lic. Jorge Amaya

 

En estos días, los argentinos, estamos siendo observadores involuntarios de una ‘causa penal’ realmente extraordinaria.

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Se trata de la causa conocida como el D’Alessio Gate, donde el juez Alejo Ramos Padilla está investigando a espías, fiscales, periodistas, diputados nacionales  y jueces que, parece, formaban una banda dedicada a armar (inventar) causas judiciales en contra de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de todo aquello que huela a kirchnerismo. Además, claro está, se dedicaban a extorsionar a empresarios con el fin de sacarles dinero.

 

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Toda esta trama judicial se tramita en el Juzgado Federal de Dolores, ciudad cercana a Mar del Plata y a las ciudades balnearias de la costa atlántica; y, desde ya, también hay una historia para relatar sobre los días en que se pretendía crear este juzgado allá por el año 1912.

La investigación pertenece al historiador argentino Daniel Balmaceda y está reproducida en el magnífico libro Historias Inesperadas de la Historia Argentina. Tragedias, Misterios y Delirios de nuestro pasado’. La transcripción es textual porque, creo, vale la pena.

El quórum para la sesión del viernes 14 de junio de 1912 en la legislatura de la provincia de Buenos Aires no se alcanzaba por apenas una banca. Ese día, de los 76 diputados, sólo se hallaban 51 y se trataba de ubicar a uno, nada más que uno, para que se cumpliera con el número estipulado para resolver la instalación de los hoy célebres juzgados de Dolores. El presidente de la Cámara, Máximo Portela, envió a un par de ordenanzas para que revisaran si en los salones contiguos al recinto había algún legislador disponible”.

 

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Pero no hizo falta: el diputado conservador Mateo Silvano Casco hizo su ingreso al recinto y se ubicó a un costado del estrado del presidente. Casco, descendiente de uno de los primeros pobladores de Buenos Aires (Víctor Casco de Mendoza), era representante de Exaltación de la Cruz (lugar donde tiene su casa la actual Diputada Elisa Carrió), el partido que tiene a Capilla del Señor como ciudad cabecera”

 

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“Mateo Casco, el diputado que podía dar el quórum, se paró delante del presidente Portela. Fumaba un cigarrillo de pie y observaba a todos sus colegas en las bancas. Entonces, se produjo el siguiente diálogo:

  • Portela: Ruego al señor diputado se sirva tomar asiento en su banca para formar quórum.
  • Casco: Por un empleado tengo conocimiento de que está prohibido fumar en el recinto, y como no quiero privarme del placer de fumar un cigarrillo, cuando lo haya terminado ocuparé mi banca.
  • Portela: ¿No podría el señor diputado renunciar a su cigarrillo? La cámara espera, hay asuntos urgentes que tratar, y falta un solo diputado para formar quórum.
  • Casco: Repito que deploro no poder complacer al señor presidente ni a la honorable cámara. Acabo de encender mi cigarrillo.
  • Portela: Insisto, señor diputado. Sin la colaboración de usted es imposible celebrar sesión.
  • Casco: Sea a condición de continuar fumando en mi banca.
  • Diputado Quesada: La Cámara podría darle permiso al señor diputado para que pueda fumar en el recinto”.

“El comentario de Quesada provocó la risa general; sin embargo, Máximo Portela no se lo tomó a broma: “No es fumando un cigarrillo como se cumple con su deber, señor diputado, sino ocupando su banca”.

Entonces, por indicación del presidente, ocurrió lo increíble ¡Los legisladores deliberaron si autorizaban a Mateo Casco a fumar en su banca o no! Y más increíble aún: ¡Deliberaron ese tema sin el quórum que lo permitiera! Todo esto, mientras Casco disfrutaba de su cigarrillo y lanzaba bocanadas de humo al aire”.

“Antes de recibir la autorización, dio la última pitada al cigarrillo que ya se extinguía, lo apagó y fue a sentarse a su banca. Un diputado que había pedido la palabra, al ver al fumador rumbo a su lugar, sentenció para el diario de sesiones: Habiendo ocupado su banca el señor diputado Casco, me parece que debe darse por terminado este incidente”.

“Con el quórum necesario, la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires acordó los 300.000 pesos necesarios para la construcción del edificio de Tribunales en Dolores”.

 

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Y, por esas cosas que tiene la historia, venimos a enterarnos que un diputado provincial representante de la ciudad donde tiene su residencia la señora Carrió, fue protagonista de un desplante mayúsculo en la legislatura provincial (como muchos años más tarde lo reiterara, más de una vez, la diputada mencionada), justo el día donde se sesionaba con el fin de crear el Tribunal de Dolores donde, como dijimos, se encuentra involucrada, entre otros, la diputada Carrió.

Casualidades de la historia.