Por Prof. Joaquín G. Puebla
Cuando “tomamos el pelo” a alguien es que nos estamos burlando de esta persona.
El origen es diverso según las fuentes consultadas, destacando 2 posibilidades: de un lado la que hace referencia a la importancia de las barbas según la época y cultura que analicemos, y lo ofensivo que podía llegar a resultar que alguien tocase o tirase de ella sin consentimiento de su dueño; un acto que podía llevar inmediatamente a una pelea o duelo entre el “agresor” y el “agredido”. Por otro lado está la teoría basada en el corte de pelo que se les hacía a los presos y a los militares de nuevo cuño como medida higiénica en cárceles y cuarteles, y que se consideraba una burla hacia éstos.
No hay otra forma de explicar lo que están haciéndole a los vecinos de Villa Celina, en particular y, a los matanceros en general, los funcionarios Pedro “Patota” García (delegado municipal de Villa Celina) y la Secretaria Privadísima del mandamás matancero, Liliana Yanbrum, quién había montado en cólera bíblica cuando su nombre fue asociado al de “Patota” en la nota que publicamos el pasado 04/11: “PATOTA GARCÍA Y LA FERIA DE LA ALEGRÍA” (https://semanarioquintopoder.com/?p=9892). En dicha nota hablábamos del intento de instalación de un parque de diversiones sin habilitación.
Todo el mundo relaciona el nombre de Liliana Yanbrum con el de Pedro García; todos saben que la “Jefa Política” de la localidad es Yanbrum y que “Patota” García es su delegado, su recaudador y, según lenguas mal intencionadas, tendrían una relación personal que excedería el marco político – institucional.
Hace un par de años que desde Semanario “Quinto Poder” y, anteriormente, desde otro medio matancero, hablamos del descontrol de Villa Celina e hicimos varias veces hincapié en esta relación que tanto mal le ha hecho a los vecinos celinenses, pero solamente después de que la Intendente electa del distrito, Verónica Magario tuviera públicamente un altercado con Pedro “Patota” García y ella asegurara, en privado, que “García no corre más” (refiriéndose a su rol de delegado municipal), “La Yanbrum” haya desatado su cólera divina al asociarla con tan lamentable personaje. Habló con Fernando Espinoza sobre el tema y esté envió mensajeros portando su descontento hacia esté medio y hacia mi persona en particular.
Pero lamento informar que no inventamos nada.
El encontronazo entre Verónica Magario y Pedro “Patota” García se produjo luego de una reunión proselitista en la localidad donde un par de vecinos se le acercaron a la Intendente electa con el fin de hacerle notar el estado de abandono que sufre la misma y la invitaron a recorrer escasos 200 metros para ver con sus propios ojos un basural a cielo abierto. Magario inició el camino hacia el basural y cuando llegó se encontró con maquinarias municipales levantando la basura. Fue evidente que Pedro “Patota” García (delegado municipal de Villa Celina) escuchó el dialogo de Magario con las vecinas y mandó prestamente a limpiar el lugar. Obviamente Verónica Magario se dio cuenta de la maniobra y le recriminó, con duros términos, el accionar del funcionario.
La actitud de Liliana Yanbrum no habla muy bien de ella, es decir, te va a bancar siempre y cuando ande todo bien con el poder, apenas digan algo te suelta la mano y que Dios te ampare.
LAS INCREÍBLES CONSTRUCCIONES DE CELINA
Villa Celina fue una de las localidades matanceras que más creció, ediliciamente hablando, en los últimos 10 años. Fue un crecimiento desordenado, nada planificado y fuera de toda norma legal ó de ordenamiento urbano. Es más, dicho crecimiento edilicio se realizó en terrenos fiscales pertenecientes al municipio, a la provincia, a la nación y a la Ciudad de Buenos Aires. Obviamente, ante la demanda nació la oferta y dichos terrenos fueron loteados y vendidos por inescrupulosos. Entre dichos personajes está Pedro “Patota” García (delegado municipal de la 
localidad), su banda de secuaces y Liliana Yanbrum, quién más allá de alegar “haber confiado en alguien que la defraudó” no puede hacerse la desentendida ante el desbarajuste de la localidad, donde hay una ciudad donde antes solo había terrenos vacíos.
Habría que preguntar a aquellos que protegen a Yanbrum y, por ende, a Pedro García, ¿cuánto recaudaron por la venta de los terrenos y entre quiénes se dividió el dinero recaudado?, porque, seguramente, a las arcas del municipio no ingresó un solo peso ni ingresara nada tampoco.
Si uno recorre Villa Celina se encuentra con una actividad comercial intensa, hasta fábricas de todo tipo hay (desde aberturas hasta de baldosines), ninguna cuenta con la habilitación municipal correspondiente, ninguna tributa ni al municipio ni a la provincia ni a la nación, ninguna tiene ni un solo papel, toda la compra – venta es en negro y tantas y tantas irregularidades que no se visualiza el fin del conflicto.
A continuación aportamos un material fotográfico que habla por sí solo: a) tenemos un edificio construido en torno de un cable de alta tensión (entre por una calle y sale por la otra)
, 
b) 
una torre de alta tensión incrustada, prácticamente, en el frente de un comercio
(hasta la pintaron del mismo color para disimular), c)
un edifico con el frente terminado y listo para vender o alquilar, d) una plaza copada por un parque de diversiones,
e) construcciones en proceso (cuando fueron sacadas las fotos estaban descargando materiales de construcción), f)
residencias suntuosas y muchas obras clandestinas.
Es más, todas las obras son clandestinas, ninguna tiene los planos aprobados por el municipio; ante esto no queda otra que preguntarse ¿dónde estaba “Joselino Dattoli”?, ¿es parte de la cooperativa que vendió los terrenos y permitió este tipo de construcciones?. 
Una pregunta que claramente no tendrá respuesta.