Por Prof. Joaquín G. Puebla
La apariencia es un conjunto de características o circunstancias con que una persona o una cosa se aparece o se presenta a la vista o al entendimiento o, puede leerse así, Característica o conjunto de características que parece poseer una persona o cosa pero que en realidad no tiene.
Hoy en la política matancera, pareciera ser, que las “apariencias lo es todo”. Mostrarse con tal o cual dirigente o con la conducción política es “militar activamente por un ideal”.
Fernando Espinoza y Verónica Magario en cada acto y/o evento pasan una gran cantidad de tiempo posando para una selfie con la militancia de base del peronismo matancero. Muchos lo hacen para guardar un registro fotográfico para decir que fueron al acto y/o evento y no le pasen la factura de su ausencia, otros lo hacen de cholulos que son y, algunos, lo hacen para coleccionar fotos y, de paso, aprovechar y hacerle un mangazo a los líderes populares del peronismo matancero. La gran mayoría creen que están militando, que ir a los eventos y/o actos es la parte más activa de su militancia política cuando en realidad, ir a un acto y/o evento sería una consecuencia de su militancia política.
Esta confusión, casi filosófica, impacta en la concepción y la significación de la militancia política; porque la misma se reduce solamente a eso: ir a un acto y/o evento.
La conducción política tiene mucho que ver en esta confusión porque desde la superestructura política se ha valorado más la presencia de la militancia en un acto y/o evento que en ir a caminar por los barrios para ver que necesitan los vecinos o cómo anda la gestión municipal.
El caminar los barrios dejó de ser importante para la conducción política porque han reemplazado la información que recoge la militancia por las encuestas que son mucho más caras (y se puede hacer una moneda facturando de más), menos eficaces pero, principalmente, resultan menos molestas porque se sientan a leer un informe en lugar de escuchar a la militancia; porque la militancia suele decir la verdad y, en muchos casos, la verdad molesta.
Los actos y/o eventos han pasado a ser la piedra angular de la militancia política porque son escenarios donde la dirigencia política puede transmitir un breve mensaje a la población en general a través de los medios masivos de comunicación. Obviamente transmitir ese mensaje sale caro (y se puede facturar unos mangos de más) pero consideran que es más efectivo que salir a recorrer los barrios y hablar con los vecinos. Prefieren salir unos minutos por televisión exponiendo verdades y mentiras a medias que bancarse hablar dos horas con 20 vecinos.
Esta práctica se ha hecho costumbre y eso implica algo muy grave: se ha abierto un abismo entre la dirigencia, la militancia y los vecinos. Este abismo se profundiza cada vez más y el mensaje televisivo pierde efectividad ante la realidad porque si se ve a la Intendente Verónica Magario hablando por televisión del paro y de las pésimas condiciones de trabajo de los esforzados trabajadores argentinos, los vecinos viven una gestión municipal parada, ven a los trabajadores municipales mal pagos y con pésimas condiciones de trabajo. Ven a la Intendente Verónica Magario hablando por televisión inaugurando obras y/o actividades pero a su vez, ven también que en su barrio no arreglan el alumbrado público, ni pasa la máquina para emparejar un poco la calle de tierra, ven como se les inundan las esquinas (cuando no la casa) ante un mínimo chaparrón, ven la suciedad de su barrio y de los otros barrios por donde andan; en fin, ven una alarmante falta de presencia del municipio en los barrios y, encima, no tienen a quién contarle todo lo que ven porque la militancia política está militando, políticamente hablando, en los actos y/o eventos que organiza la conducción política.
Insisto, Verónica Magario y Fernando Espinoza hace bastante tiempo que se vienen equivocando con los matanceros; ellos padecen del “Síndrome de la Vaca Atada” (Esta expresión se utiliza a menudo cuando uno desea remarcar que alguien tiene asegurado el buen rendimiento económico de una empresa o emprendimiento, especialmente en aquellos casos en que se planean estrategias con el único objetivo de lograr tales resultados, es decir, el lucro) porque están convencido que, más allá de los que hagan o dejen de hacer, ellos van a triunfar cuantitativamente en las elecciones en el distrito. No importa quién sea el candidato que postulen, no importa la aceptación o no de la gestión municipal, ellos ante cualquier escenario creen que van a triunfar ampliamente sobre la oposición porque saben que tienen una oposición fragmentada y, si no lo estuviera, a fuerza de billetera la fragmentarían. Saben que los matancero los votan y si no fuese así, al ser los únicos en contar los votos de todas las mesas del distrito, igual se alzarían con el triunfo.
Verónica Magario y Fernando Espinoza conocen al electorado matancero (que no es lo mismo que conocer al pueblo matancero), saben que son dubitativos y ante la duda votan al oficialismo; saben que el electorado es previsible y un mes antes de la elección trabajan intensamente los ejes más sensibles de ese electorado.
Entre el acá y las elecciones hay muchos días y meses y especulan con eso.
Saben que pueden triunfar en cualquier escenario pero hay algunas cosas a las cuales temen. En primer lugar le temen a que trascienda lo que realmente sucede en el distrito y por eso pagan religiosamente todos los meses abultadas pautas publicitarias en los medios masivos de comunicación (no en los medios locales a los cuales ningunean constantemente). Le temen a que la oposición decida, finalmente, realizar un trabajo serio y arme una estructura que cuente los votos y no venda, al final del escrutinio, los votos obtenidos. Y, finalmente, le temen a la verdad y que los vecinos se enteren de la misma; porque tanto Verónica Magario como Fernando Espinoza se han convertido en maestros de la apariencia donde muestran algo de verdad pero mucho de mentira.
HCD: SUCIO, TRISTE Y ABANDONADO
Algo está pasando en el HCD matancero hay malos olores, se han visto más ratas que lo acostumbrado, no hay suministros para los Concejales y varios cuestiones más.
Todos los dedos apuntan al secretario Administrativo del cuerpo, Juan Carlos “Canario” Haljan. Algunos Concejales memoriosos afirmaron que “No recuerdo una peor administración del HCD”. Haljan se defiende diciendo que no hay presupuesto y que le falta personal.
Otros Concejales han comentado otra jugosa historia que tiene muchos que ver con los temas tratados a final de 2016: la renovación de la autorización para dos importantes empresas de colectivos del distrito. Parece ser (según trascendidos que difundieron varios Concejales) que “Canario” y su hijo, Concejal del oficialismo, habrían intentado hacerse cargo de la negociación y de la administración de los “dinerillos” que corrieron entre los Concejales para aprobar la renovación del piso (práctica habitual en el HCD matancero y en otros HCD de la provincia). En su esfuerzo por sumar voluntades a su intento de conseguir una repartija más despareja (algunos dicen que ofrecían menos pero que su parte era sustancialmente superior) entre el oficialismo y la oposición, se habrían mandado algunas chambonadas de inexpertos despertando iras, por un lado y escepticismo por el otro. Como bien informó, oportunamente, nuestro medio, algunos recibieron 8, otros 16 y muy pocos 20 calinas verdes por levantar la mano. Ellos ofrecieron algunas más para el oficialismo, muchos menos para la oposición y el resto para sus ahorros. Obviamente su propuesta no avanzó y quedaron pagando. Ante este desplante del Honorable Cuerpo; la administración de dicho cuerpo le estaría devolviendo gentilezas.
STMLM: UNA INTERNA INTENSA
El STMLM está viviendo una de sus horas más sombrías más relacionadas con cuestiones internas que con otra cosa.
La convocatoria de los municipales matanceros para acudir a la marcha de la CGT fue numerosa, bullanguera y llena de color pero una pifia casi deja en evidencia la falta de coordinación del secretariado sindical.
Cuando fueron a subir a los colectivos dispuestos para el traslado al centro porteño un grupo de afiliadas al STMLM visualizó “un ataúd” en la camioneta del sindicato con la leyenda “MACRI ESTAMOS MUERTOS DE HAMBRE”. Ni lerdas ni perezosas las mujeres municipales plantaron cara a quienes estaban amarrando el fúnebre objeto y les dijeron que si no lo bajaban nadie iría a la marcha. Después de varios minutos de acalorado dialogó se resolvió dejar dicho objeto y continuar con los preparativos a la marcha.
Es obvio para los memoriosos un ataúd en una marcha trae la reminiscencia del que quemó Herminio Iglesias en el acto de cierre del PJ para las elecciones del ’83. Muchos achacaron a Iglesias la derrota del PJ por la quema del ataúd.
Ahora bien, ¿quién fue el de la brillante idea del ataúd?, ¿quién aportó el brillante ataúd?, ¿dónde pensaban exhibirlo?, ¿no será que algún secretario gremial haya ideado exhibir el brillante ataúd bajo el estandarte del STMLM que, justamente y de forma totalmente casual, figura solo el nombre del Sec. Gral. Rubén Paulillo? Menudo favor le hubiesen hecho a Paulillo con semejante foto y después no digan que no hay internas porque varios empezaron a mover sus porotos apuntando a las próximas elecciones del STMLM.
Algo parecido pero totalmente diferente está sucediendo con la atención de la obra social. Los trabajadores municipales matanceros históricamente se atendieron en la clínica Los Cedros de San Justo pero desde hace un tiempo dicha clínica no atiende más a los municipales. Desde las cúpulas sindicales han bajado el mensaje de que la situación se debe por una cuestión de mejorar la atención de los municipales pero la realidad es otra.
La obra social del STMLM le debe a la mencionada clínica más de 2 millones de pesos desde 2015. Luego de innumerables reclamos por la falta de pago, luego de hablar con diferentes interlocutores para que el STMLM se ponga al día, las autoridades del mencionado nosocomio decidieron “suspender la atención de los municipales hasta que se haga efectivo el pago de lo adeudado e iniciaron una acción judicial reclamando dicho pago”.
Se dice una cosa pero se hace otra, no importa la verdad o la mentira solo importa la apariencia.