Por Gustavo Bustamante
Ser periodista o vecino de La Matanza se ha tornado peligroso.
El sábado pasado alrededor de las 21hs, sufrí un atentado cuando regresaba a casa en G. de Laferrere, venía de Isidro Casanova de casa de gente amiga, previo paso por un super chino donde realice una investigación de campo, (compra de alcohol que tome en el estacionamiento y algunos productos vencidos, la verdad podría haber llenado un changuito con comida vencida).
Pero el tema que mas me preocupa es la inseguridad: ¿inseguridad o casualidad?. Hace unos meses atrás sufrí la rotura del parabrisa de mi auto estacionado en la vía publica, hecho que no denuncie, por no perder tiempo en algo que no prospera, seguramente fue algún admirador de Semanario “Quinto Poder”, ya que tenía el libre tránsito y estacionamiento con el nombre del medio al cual represento y para el cual trabajo.
El hecho en sí fue raro, venía distraído como siempre, escuchando música, pensando, siempre pensando, y de repente veo tres sujetos que corren hacia mi auto en la oscuridad, motivo por el cual acelero y escucho un sonido de arma de bajo calibre, (se de esto porque alguna vez manipule armas con amigos que me invitaron a polígonos o al campo a tirar con diferentes armas, por eso se diferenciar una 9mm de un 22mm), en ese momento no me percate si me venían siguiendo o si se bajaron de un auto o si salieron detrás de un auto estacionado, porque solo acelere, y mi escasa visión nocturna tampoco ayuda, hablo de atentado porque el disparo dio en el parante del lado del conductor, o sea yo, de mi lado en el marco de la puerta, que si no estaba iba directo a mi cabeza y hoy quizás no estaba escribiendo estas líneas.
Esto me hizo pensar en un suceso que viví creo que, hace dos semanas, no recuerdo bien cuando venía en el auto con mi hermana, y una persona, un masculino que estaba, casualmente, con dos más en una esquina (o sea eran tres), me apunta con un arma de fuego y me sonríe, a lo que paso más rápido y doblo acelerando no abruptamente, pero más rápido y le digo a mi hermana, “¿no te diste cuenta?” Y ella me responde “No, que paso”, le contesto nos acaban de apuntar con un arma,
Todos estos episodios me llenan de dudas, y cuestionamientos, los hechos de violencia que sufrió este año mi compañero, amigo y Director del medio, Prof. Joaquín G. Puebla, a manos de funcionarios y ex concejales y/o parientes de Garcajales, ¿La Matanza esta insegura? Y si muy, estos hechos son pura coincidencia con investigaciones que molestan al poder político local, cuando digo local me refiero al conductor político del oficialismo, la intendenta del distrito y sus, non santos, aliados políticos.
Ser periodista en La Matanza se ha vuelto una profesión de riesgo, donde recibimos insultos y palabras no gratas, de los seguidores de estos personajes políticos, donde los fans; “son mas papistas que el Papa” como dice el refrán, y por esas cuestiones podrían tomar represalias por mano propia, para sumar puntos con sus jefes políticos.
Nada me asombra, de esta clase política que nos gobierna, no hay ejemplos, se solidarizan con la prensa cuando es atacada, pero no sacan ni un comunicado oficial, ni se apartan de los malvivientes de la política, los siguen manteniendo en espacios de poder o de algún manejo turbio donde son útiles, de esta forma los conductores muestran la hilacha y quienes son, “dime con quien andas y te diré quién eres”, “dime con quien negocias y te diré si es turbio o cristalino”, y en la “Grandiosa Matanza, es todo tan cristalino como las aguas del Rio Matanza”.
Espero poder seguir viviendo de este oficio que abrace hace tiempo, aunque por momentos se haga difícil sostenerse, a pesar de las zancadillas, a pesar de los aprietes, a pesar de todo no nos han vencido, quiero vivir tranquilo al igual que cada vecino del distrito y de cada barrio, “Señores y Señoras Gobernantes; den el ejemplo y hagan lo que tienen que hacer que es cuidarnos, sino tengan la dignidad de renunciar y decir a todos que no están capacitados para gobernar, y sobre todo elijan bien sus amistades”.
Los iba a saludar para desearle Felices Fiestas, pero la verdad no hay nada que festejar, la miseria, la inseguridad, el abandono, no es para festejar.