Ponerse a evaluar si este es el peor momento de la historia del Club Atlético Ituzaingó suena a revisionismo histórico y sería una perdida de tiempo. Por que el momento que vive la institución ya centenaria (cumple 103º años el próximo 1 de abril) es realmente delicado. Los hechos de violencia que arrojaron el saldo de tres victimas fatales, en dos “batallas” diferentes protagonizadas por su barra brava, en un año exacto de diferencia entre uno y otro, provocaron la renuncia del presidente Federico Nuñez. El periodista del grupo América, tomó la decisión de alejarse definitivamente de la institución (ya había renunciado y volvió meses antes de la definitiva) días mas tarde del choque de facciones de la barra de Ituzaingó que arrojó dos victimas fatales el pasado 12 de noviembre, a un año de la muerte del comerciante Santiago Héctor Godoy victima de una balacera entre la barra de Ituzaingó y la policía, en la zona de Libertad. La salida de Nuñez tuvo obvias razones, el desgaste que le provocó la escalada impensada de violencia, en un año y poco mas, sumado a la relación insostenible con el municipio.
Nuñez, al momento de anunciar su salida definitiva del club, manifestó: “Si el municipio sabia que algo iba a suceder tiene, mucho mas que el club, las herramientas para pararlo”, apuntando al municipio sobre los incidentes previos al partido con Victoriano Arenas, a fin de año pasado. El ex presidente fue mas allá y también habló del jefe comunal: “El intendente Descalzo llegó a decir que: ‘el presidente Federico Nuñez sabe quien es hincha y quien no’. Seguro, y el seguramente debería saber, si esto iba a ocurrir, a quien debería haber llamado para evitar que este partido se juegue. Si a ellos políticamente les sirve lavarse las manos y tirarnos toda la tierra a nosotros bienvenido sea”, cerró Nuñez –irónicamente- después de su defensa ante las declaraciones de Descalzo. 
En esas declaraciones vertidas a FM 100.9 (al programa “Tu Partido”) Nuñez no escondió un ápice de bronca y decepción ante la gestión municipal pero tampoco soslayó la interna de la barra, la cual pensaba terminada : “Yo asumí el 8 de septiembre pasado (2013) y al mes ya había un comerciante muerto en la zona de Libertad (por Santiago Héctor Godoy ya mencionado en el primer párrafo), obviamente que soy consciente de las internas que hubo, hasta de los aprietes de un lado y del otro, donde se hicieron y quienes participaron de los mismos, pero también tenia el dato que estas diferencias se había limado entre un barrio y otro, por eso la verdad no estaba preocupado. Yo seria la primer persona en suspender un partido ante el rumor y la mínima sospecha de incidentes”, señalo en esa entrevista radial el ex presidente del club.
“Es indignante que haya sucedido este violento episodio que tuvo como saldo un muerto y varios heridos. Desde el municipio venimos pidiendo que no se jueguen más partidos en la cancha de Ituzaingó”, enfatizó Alfredo Almeida, secretario de gobierno de Ituzaingó, horas después de los incidentes antes de comenzar el partido ante Victoriano Arenas, el último 12 de noviembre. El municipio cargó responsabilidades sobre el uso de la cancha de Ituzaingó pero no mostró autocritica por su escasa prevención y acción contra los violentos, sean en la cancha u en otro punto del municipio, como pasó en este verano cuando una facción baleó desde un auto a la otra que realizaba pintadas en un barrio de Ituzaingó. Luego de ese hecho nadie se pronunció y la violencia ya no tuvo que ver con jugar un partido de fútbol en una cancha u otra.
El precedente reciente de la suspensión por un año de estadio del Deportivo Laferrere por la salvaje agresión de sus hinchas a la policía bonaerense, que dejaron el saldo de 14 uniformados heridos (uno de ellos de gravedad), no hace mas que alimentar los fantasmas de una sanción igual o peor para el Club Atlético Ituzaingó, en el caso que vuelva a mancharse de sangre por la promoción de los inadaptados y el mirar para otro lado de las autoridades. El gobernador Daniel Scioli castigó con dureza al club de La Matanza y lo haría con cualquier otra institución del ascenso, mucho mas si reviste antecedentes, mientras esperamos que los once detenidos de la barra de Laferrere y los que realmente generan el pánico de los que quieren ver fútbol y disfrutar de su club en serio tengan un castigo ejemplificador como lo sufren las instituciones.
Entre las declaraciones de Almeida pidiendo que no se juegue más en la cancha del Atlético Ituzaingó, la sanción del Scioli a Deportivo Laferrere acompañada de la frase: “Deberá repensar la ubicación de su cancha”, y la siempre incomoda situación de no tener escriturados los terrenos a nombre del Club Atlético Ituzaingó, vuelven a poner sobre la escena el rumor de la posible mudanza del estadio del León.
Sobre mudar el estadio del CAI se habla hace 20 años, pero de realidad hubo poco y nada. El runrún sobre que en los terrenos de la cancha se puede hacer esto o lo otro sobran en el ambiente municipal, pero desde el club señalan que la ocupación de las tierras no corre peligro alguno. Pero el solo hecho que se generen nuevos disturbios en las adyacencias o dentro del estadio podrían dar pie a una futura mudanza.
El CAI, con su actual presidente Diego Dupiellet a la cabeza (sucedió por estatuto a Nuñez), retomará el dialogó con el intendente Alberto Descalzo tratando de acercar posiciones (recomponer la relación) y trabajar en conjunto para prevenir nuevamente estos hechos. Por lo pronto el CAI deberá jugar sus primeros tres partidos, como local, del campeonato de Primera D (comienza el sábado 14 de marzo) en el estadio de Sportivo Italiano. El último sábado de Abril, cuando Ituzaingó enfrente como local a El Porvenir, jugará nuevamente en su estadio y con la presencia solo de socios de la institución, será el primer examen para demostrar comportamiento y alejar cualquier fantasma de una futura mudanza.