Por Prof. Joaquín G. Puebla
Descabellado y/o descabellada: Que va contra la razón, la prudencia o la sensatez.
Descerebrado y/o descerebrada: Que no tiene actividad funcional en el cerebro. Que es alocado, insensato o falto de juicio o madurez.
Algunas cuestiones sublevan a más de uno y, sobre todo, cuando exponen la salud de nuestros abuelos innecesariamente a posibles contagios masivos en este muy complicado momento de una pandemia que, día tras día, se lleva a miles de personas.
No estaba seguro de cómo adjetivar a un funcionario del PAMI de La Matanza que se desdice y cambia de parecer como si nada. Esas idas y vueltas suelen ser telefónicas y van acompañadas de veladas amenazas pero, lo más lamentable del caso, es que entre un parecer y otro expone la vida de los afiliados del PAMI a posibles contagios evitables. Pensé en calificarlo como descabellado o descerebrado pero me fue imposible decidirme.
Diego Marcelo CARIVENC (Legajo. Nº 66496), es el Coordinador de Promoción y Prestaciones Sociales, Unidad de Gestión Local XXXV – San Justo, dispuso (hace unas semanas) que todas las clínicas de La Matanza que trabajan con PAMI “prioricen la atención de los afiliados (de dicha obra social) que padezcan COVID-19” y que aquellos “afiliados que deban tratarse en forma ambulatoria lo hagan en otros centros de atención para evitar posibles contagios”; hasta acá todo bien y coherente dado que, esta indicación, implica el “virtual cierre de esas instituciones para abocarse al tratamiento de los afiliados que padezcan COVID-19 y que deban ser internados”.
Días después de haber dado está indicación se comunicó, nuevamente en forma telefónica, con los prestadores y bajo “veladas amenazas” los “intimó a volver a tratar, en dichas clínicas repletas de afiliados que cursan la enfermedad, todas las prestaciones ambulatorias”.
Esta medida pone en serio riesgo la vida de miles de afiliados al PAMI que, en su mayoría, son personas mayores y el blanco principal de este virus.
Hoy por hoy, la mayoría de las clínicas están colocando camas para internación en todo espacio disponible para tratar de contener la propagación del COVID-19. Esto se hizo con la venía de las autoridades del PAMI de la UGL XXXV de San Justo con la “anuencia y aprobación del mencionado funcionario”; en esa misma charla se dispuso, también, “suspender y/o derivar los tratamientos ambulatorios para evitar posibles contagios” pero a los pocos días cambia de opinión y “bajo la velada amenaza de sacar cápitas a las clínicas” les ordenó, en forma verbal y por teléfono, que “vuelvan a realizar las practicas ambulatorias” anteriormente suspendidas.
Los funcionarios que nombró Luana Volnovich (titular del PAMI) deberían tener más criterio y sentido común porque con la vida, la salud y el bienestar de los abuelos y abuelas no se juega aunque sean de La Matanza.