EL PRIMER DESPARECIDO DE LA DEMOCRACIA MATANCERA: ¿DÓNDE ESTÁ RINGO? ¿QUÉ PASÓ CON ÉL?

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

Hace 19 años desapareció, de la noche a la mañana, Roberto “Ringo” Bastianoni.

Ringo” era un conocido y, a su vez, reconocido militante peronista. Pillo cómo él solo y protagonista de mil trifulcas (un par de ellas casi le costaron la vida) y anécdotas.

 

 

1998 fue un año muy complicado, tanto en lo laboral como en lo personal para “Ringo” y para mí. Durante ese año experimenté la enorme generosidad de “Ringo” y de otros amigos. En esos malos tiempos comenzamos a forjar una amistad de hierro.

Nos conocíamos del café, más de una tarde nos juntábamos en el “Tokio” de Almafuerte (hoy Capurro) con Juan Antonio “Gonzalito” González, “Pelusa”, el Senador (m/c) Scarabino, el “Negro” Quinteros, el “Cordobés” Giménez, el “Gordo” Pascual; en fin, una mesa de muchos compañeros y amigos.

Como les comentaba 1998 fue un año muy complicado y ante problemas personales y laborables junto a Roberto “Ringo” Bastianoni, “Pelusa” Miani, el Senador (m/c) Scarabino, el “Negro” Quinteros, Omar “El Loco” González y Gustavo Bustamante alquilamos un local en Pichincha (hoy Mons. Marcón) y Salta.

 

 

En ese local hicimos un poco de todo, desde periodismo hasta política. Desde esa “Cueva” (como la llamábamos) trabajamos políticamente con Rubén “El Negro” Ledesma y, después, con Alberto Balestrini en la interna contra el dúo Pierri – Cozzi (me gustaría aclarar algo: ese año y solo para esa interna trabajé políticamente para un sector del peronismo matancero y lo hice a modo de autodefensa porque el Intendente Héctor Cozzi me había puesto en una “Lista Negra” y no podía trabajar en ningún medio de comunicación de La Matanza.

 

Me habían levantado dos programas de radio y, en otras tantas, directamente me dijeron que no por la presión del municipio), fue un año complicado pero, a su vez, único.

 

 

Después de la interna dónde Alberto Balestrini destronó a Alberto Pierri los caminos de “Ringo” y los míos se bifurcaron por cuestiones personales pero la amistad y el compañerismo siguieron como siempre.

Unos meses después que Alberto Balestrini asumió la Intendencia matancera nuestros caminos se bifurcaron definitivamente por cuestiones profesionales pero, la amistad y el compañerismo siguieron como siempre.

 

 

Un tiempo después nos juntamos y me comentó la posibilidad de concretar un proyecto que venía acariciando desde hace bastante tiempo y, del cual, habíamos hablado largo y tendido. Me ofreció incorporarme al mismo pero por “los laderos” que tenía me rehusé de lleno a colaborar.

Pese a eso, un millón de amigos nos mantenía en contacto permanente y siempre había tiempo de tomar un café cuando la situación lo ameritaba.

Mi labor profesional me mantenía lejos de La Matanza y, cuando despareció, no estaba muy al tanto del desarrollo de sus actividades.

 

 

Junto a su familia y varios amigos nos movilizamos solicitando respuestas al poder político pero, no hubo ninguna. Solo encontramos un silencio cómplice (o no) de la dirigencia política matancera y esto nos dejó perplejos.

 

 

El Intendente Alberto Balestrini nos recibió, nos escuchó y prometió hacer lo que este a su alcance para esclarecer la desaparición de “Ringo”. Pasaron los meses y seguíamos sin encontrar respuesta sobre el paradero de “Ringo” o de su situación.

 

 

Varios meses después recibí un llamado directo de Balestrini, cosa rara en él, porque siempre lo hacía a través de Mary Gullón que siempre decía: “Hola, dice el Doctor que…”. En dicho llamado me invitó a tomar un café y a charlar, mano a mano, en un bar de Ramos Mejía (que cerró definitivamente por la pandemia y hoy es un maxiquiosco). Al llegar me encuentro con otro amigo de “Ringo” y, a los pocos minutos, apareció Balestrini.

 

 

Alberto nos dijo, en tono confidente, que “Les voy a pedir un favor y, a su vez, les voy a dar un consejo: Paren con el tema de Ringo” y, ante la cara de pocos amigos que le pusimos, agregó que “Escuche rumores y no quiero que esto se haga una bola de nieve. No tengo certezas” y se comprometió a que “Apenas sepa algo concreto se lo voy a decir a su familia y a ustedes”. Nos fuimos, junto a Pelusa Miani, cavilando y hablando bajito. Aceptamos la palabra de Balestrini pero no estábamos del todo convencidos.

Con el paso de los años, cada vez que veía a Balestrini, le planteaba el tema y siempre recibía la misma respuesta: “Todavía no hay nada concreto, solo escucho versiones que se contradicen”. La última vez que hablé con Balestrini, en el 2007, me dijo lo mismo.

 

 

¿Podemos considerar a Roberto “Ringo” Bastianoni como el primer “desaparecido”, en democracia, de La Matanza?; la “Maldita Bonaerense” ¿hasta qué punto está implicada en su desaparición?. ¿Hay “jueces corruptos” involucrados en la desaparición de Ringo?.

¿Será qué, una combinación de “jefes narcos”, “funcionarios judiciales y policías corruptos” sean los responsables directos de la desaparición de Roberto “Ringo” Bastianoni?

 

 

Creo que Alberto Balestrini intuía o sospechaba algo de cómo venía la mano pero, la intuición o la sospecha no son herramientas útiles para resolver estos temas. Hasta el día de hoy no encontré a nadie al cuál Balestrini le haya comentado lo que sabía o sospechaba del tema y, lamentablemente, esos secretos se los llevó a la tumba.

¿Dónde está Ringo?, ¿qué pasó con él?; este es uno de los mayores enigmas de la política matancera desde el retorno de la democracia.