Por Prof. Joaquín G. Puebla
Hace unos días entrevisté a Cristián Ortíz, chófer de la línea de colectivos 96 que, días antes había sido víctima de un hecho de inseguridad. La realidad que viven los chóferes de colectivos es indignante.
Mientras desgravaba la nota me anoticiaba del salvaje ataque que sufrió otro chófer de la misma línea y que provocó un corte de la ruta 3 y una la movilización de sus compañeros de trabajo hacia el palacio municipal.
Realmente algo anda mal. Cuando fue asesinado Leandro Alcaraz se pensó que, a partir de dicho asesinato, el estado nacional, provincial y municipal se pondría a pensar y tomarían medidas para mejorar la situación de inseguridad que viven los choferes de colectivos y los pasajeros que utilizan ese servicio público pero nada cambio.
En ese momento se escudaron en rivalidades políticas para no hacer nada pero, ahora, tanto la nación, como la provincia y el municipio pertenecen al mismo signo político pero las cosas siguen igual y nadie se hace cargo de este problema.
Ahora sucede que entre la nación y la provincia “hay criterios diferenciados para combatir el delito” cuando, en realidad, no tienen ni idea de cómo encarar el tema y, ante esto, el municipio se hace el distraído y miran para otro lado.
Cristián Ortíz nos comentó que “Tuve varios intentos de asalto porque ahora, el delincuente, no viene por la recaudación, viene a robarle las pertenencias del chofer: el dinero que lleva encima, el celular, las zapatillas y hasta los pantalones” y afirmó que “La justicia es una puerta giratoria. En uno de los asaltos que fui víctima pude defenderme y llegue a reducir al delincuente y llevarlo hasta la comisaría. En el trayecto a la comisaria este tipo me venía gritando: ‘me van a dejar a salir en un rato’ y cosas por estilo Para mi sorpresa tenía razón porque días después fui citado al juzgado porque el delincuente arregló un juicio abreviado. Mientras esperaba para entrar salió el abogado de él y me ofreció dinero por retirar los cargos y me aseguró que ese mismo día iba a quedar libre acepte el dinero o no. Cuando le dije que no, al rato, salió el Fiscal y me dijo lo mismo. Para mi asombro salió después el Juez y me dijo que lo iban a dejar libre y ante mi recelo me advirtió que si manifestaba algún tipo de violencia sea verbal o física, me iban a dejar detenido en la alcandía varios días. Esta situación te da mucha indignación y te sentís muy solo porque la policía nunca aparece y en la justicia está todo arreglado”.
“Hay veces que sentimos que todas las leyes están orientadas a defender de los delincuentes y no en proteger los derechos de las víctimas” señala Ortíz y agrega que “Yo estoy trabajando en el turno nocturno y hay localidades que a la noche no hay nadie. No hay policías, no hay peatones, no hay nadie. A los pasajeros los asaltan en las paradas mientras esperan el colectivo o, cuando nos ven, salen corriendo para hacernos parar por el miedo a los asaltos. Entre las 19 y las 23 horas es el horario dónde más delitos se cometen. En todas las localidades hay muy poca presencia policial y después de las 19 horas no hay nadie por ningún lado. Tratamos de darnos una mano entre los compañeros pero esta situación no puede seguir así porque ser colectivero se va a convertir en una profesión de alto riesgo”.
Cristián Ortíz sostiene que “Los delegados y el sindicato nos acompañan en estas situaciones pero no puede hacer mucho más porque los hechos de inseguridad los excede” y remarca que “Pensamos el asesinato del compañero Leandro Alcaraz, compañero de la 620, iba a ser un antes y un después pero todo quedó en la nada. Nadie se hizo cargo ni hubo avances en la seguridad en los colectivos. Todas las semanas hay entre uno y cuatro compañeros que sufrieron violencia o fueron asaltados. Esto ocurre en todo el territorio de La Matanza, no hay un lugar específico, está presente en todos los recorridos de todas las líneas. Tenemos compañeros golpeados o cortados o, directamente le han disparado. Esto está en todos los recorridos y lo sufren todos los compañeros choferes” y finaliza diciendo que “Salimos a trabajar y no sabemos si volvemos sanos a nuestro hogar o, aún peor, no sabemos si volvemos”