¡!!JULIO CAO PRESENTE¡¡¡

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

Es doloroso no saber dónde están los restos de un ser querido. El dolor por la pérdida es una cosa pero no saber el destino de los restos en un dolor adicional. Hoy sabemos dónde están los restos de uno de los tantos héroes matanceros que fueron a combatir a las Islas Malvinas.

 

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La tumba del Maestro / Soldado Julio Cao ya tiene nombre y sus familiares y amigos podrán (https://www.infobae.com/sociedad/2018/06/04/identificaron-a-otro-soldado-caido-en-la-guerra-de-malvinas-julio-ruben-cao-el-maestro-que-fue-como-voluntario-a-las-islas/)  acercarse a rendirle tributo, rezar en su cruz y depositarle unas flores con dolor y con orgullo también.

En marzo de 2015 entrevistamos a la madre del Maestro / Soldado Julio Cao, Delmira Hasenclever de Cao y ante la noticia de que sus restos fueron identificados nos pareció pertinente volver a publicar dicha nota.

 

“LAS GUERRAS NO SIRVEN, LAS GUERRAS NO LAS HACEN LOS PUEBLOS, LAS HACEN LOS QUE GOBIERNAN”

 

Delmira Hasenclever de Cao, es la mamá del Soldado – Maestro Julio Cao. La de Julio Cao es una historia bastante conocida, porque estando en Malvinas les escribió a sus alumnos una conmovedora carta.

 

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Carta del maestro Julio Cao a sus alumnos de la escuela N° 32 de Laferrere: “Desearía que hiciera llegar a la maestra de 3° “D” este mensaje para mis alumnos: A mis queridos alumnos de 3ro D: No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi labor de soldado: Defender la Bandera. Espero que ustedes no se preocupen mucho por mi porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas. Y ahora como el maestro conoce muy bien las islas no nos vamos a perder. Chicos, quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes. Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y los extraña. Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes. Afectuosamente Julio”.

La historia de Julio Cao conmovió a muchos argentinos y, ante un nuevo aniversario de la Gesta de Malvinas, Semanario “Quinto Poder” entrevistó a su Señora madre, Delmira Hasenclever de Cao, quién nos dio el siguiente testimonio.

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QP: Estamos a más de 30 años del conflicto ¿cómo lo vivencio Ud.?

H DE CAO: “Los primeros años fueron muy duros muy difíciles, tenía una familia maravillosa, tenía 4 hijos, Julito era maestro y ya estaba casado, y lamentablemente cuando surgió el problema de la guerra, el 2 de abril. Julito había hecho la conscripción el año anterior, en el ’82, él estaba casado y la mujer embarazada de 5 meses, en ese momento ellos vivían acá, se cruza al frente, a mi casa y me dice que le llegó la cedula de citación para presentarse al regimiento, y le digo: vos no vas, vas a tener un hijo, por él me dice: no me pidas eso, yo no podría presentarme a un aula, sentarme frente a un escritorio, si hoy no voy con mis compañeros a defender mi patria, y así se fue. Después, con el tiempo, me entere de que muchos que no lo querían dejar ir porque sabían que él tenía una hija en camino pero él se fue igual. Él era muy comprometido, muy católico, era vegetariano, era completamente pacifista, enseñaba en la villa 11/14 cuando tenía 17 años, una vez los militares le pidieron los documentos, y él le entrego el documento y le dijo: yo no hago política, le estoy enseñando a los alumnos, después de eso el sacerdote le pidió que no fuera más, que estaba todo muy complicado porque eran años muy difíciles. Y el 30 de marzo también estuvo el ahí en la plaza de mayo con la CGT y con todos los docentes, gritándole a Galtieri que se bajara del balcón de Perón vino todo mojado, los habían golpeado, los habían corrido, sin embargo cuando le toco irse se fue.”

 

QP: Después de la guerra ¿cómo vivió todo este proceso?

H DE CAO: “De alguna manera las familias fueron ignoradas también, lo único que nos preguntaron si queríamos traer los cuerpos para acá, en mi caso, como el de tantas madres, le contestamos que no, que a ellos no había que repatriarlos, que estaban en su patria, porque habían muerto ahí, bueno mi nuera tuvo su reconocimiento porque mi hijo era casado, pero costo mucho salir adelante, no nos fue fácil.”

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QP: Ud. recién me comentó que su relación se estrecha mucho con los chicos que volvieron, con los veteranos

H DE CAO: “Mi relación se estrechó mucho porque tuve la desgracia de perder a mi esposo, los primeros años era un desastre, no lo soportaba, era muy duro para mí, salía a la calle y me decían algo de Malvinas y yo les decía: vos hablas porque vos no perdiste un hijo como lo perdí yo, estaba muy enojada, pero después con el tiempo, mi esposo falleció, y a mí me quedaban dos chicos, Roberto tenía 11 años, y una nena que tenía 7 años, eran chicos había que criarlos, estaba muy enojada con mi esposo, porque me dejó con dos hijos que había que luchar, por esos hijos que quedaban, seguimos luchando y Roberto cuando muere el padre me dice: esta familia se queda sin hombres, porque los únicos tres hombres de la familia, que eran Julio que murió en la guerra, mi esposo, y Robertito, las otras dos eran mujeres mi hija mayor, que hoy tiene 59 años, profesora de letras, estudiaba con su hermano, y la chiquita, me habían quedado las dos mujeres, la mayor ya casada con hijos y la más chica quedó conmigo y ahí fue cuando me dice Roberto mamá, esta familia se queda sin hombres, y yo sentía eso que él me decía en el velorio del padre y le pregunte y me dice: mira mamá, anduve con una mujer que murió de sida y puedo estar infectado, así que lo lleve a hacer los análisis y le dio positivo, en ese momento no había medicación para el HIV, vivió 6 años, él trabajaba en una fábrica de acero, lucho muchísimo para que su hermana estudiara, hoy ella es médica y trabaja en el hospital posadas, el ayudo mucho a su familia y en el ‘96 murió, y el un día me dice mamá unite a los veteranos, de esa forma vas a poder salir adelante, ahí están los hijos que no vas a tener, así que yo ya en el año 80 y pico estaba en la comisión de familiares, hace 30 años que estoy en la comisión, todavía era la federación que estaba en la calle Piedras. Me integre y empecé a luchar con los veteranos, me querían mucho, sabían del problema porque yo les conté, iba a ayudar a los que estaban enfermos de HIV había muchos, y era una forma de estar en las dos partes, y ahí empecé a luchar y como yo otras madres, no todas pudieron soportar al día de hoy la muerte de sus hijos, otras tratamos de dejar las broncas de lado como hice yo.”

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QP: ¿Cómo vive todo este proceso que está sucediendo en la sociedad en general, de tomar conciencia de los veteranos y de su gesta?

H DE CAO: “Eso fue gracias a la lucha de los veteranos de guerra, y de los familiares que luchamos por que la gente conozca lo que se hizo, vamos a las escuelas, damos charlas al igual que los veteranos, esta fue la forma que la gente empezó a escuchar y sentir la verdadera historia, porque hubo militares malos, pero también hubo, algunos que fueron buenos, como el sargento Villegas, que es una gran persona, que esta con todos sus soldados, el sargento Moreno que se junta con todos los soldados del 3 de infantería que comen un asado el día del amigo, eso quiere decir que no se portó mal, hubo otros que estaquearon, que se portaron muy mal, por eso no se puede poner a todos en la misma bolsa, hay que tratar de buscar la parte buena y no quedarse con las broncas, el veterano de guerra fue escondido, lo metieron debajo de la alfombra, no fueron recibidos como tendrían que haberlos recibido, fue una vergüenza, ni siquiera tuvieron atención psicológica, ni los veteranos ni los familiares, después de cuantos años les dieron las pensiones, no los tomaban para ningún trabajo, fueron años duros para los veteranos, yo siempre digo mi hijo quedo allá, tuvo la suerte de no ver nada, que si venia se me hubiera muerto después de la guerra, por los valores de él no hubiera tolerado ver la desmalvinizacion total que había, pero eso fueron los gobiernos, no fue el pueblo, hasta que con la lucha se fue saliendo y hoy dentro de todo, digo que hay que tomarlo con alegría, pero hay gente que piensa en la guerra y le duele mucho todavía, y es lógico, yo quisiera que ni hijo este acá, pero no murió debajo de un colectivo, murió defendiendo su patria. Yo no estoy de acuerdo con la guerra a las Malvinas vamos a recuperarlas por medio de la paz y no con guerras, las guerras no sirven, las guerras no las hacen los pueblos, las hacen los que gobiernan.”