LA CONSTIPACIÓN DE VERÓNICA

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

La constipación no es considerada una enfermedad en sí misma, sino un síntoma, cuyas causas en general son de carácter funcional y están relacionadas con factores dietéticos, sociales y emocionales. Se puede manifestar de diferentes maneras, dependiendo de quien la padece. Por eso, el enfoque debe adaptarse al tipo de estreñimiento. Para muchas personas, simplemente significa evacuaciones infrecuentes, mientras que para otras el estreñimiento representa heces duras, expulsión dificultosa o la sensación de evacuación incompleta. Es un estado realmente incómodo, que puede interferir con la rutina diaria, afectando la calidad de vida. Alrededor del 80% de las personas sufren estos síntomas en algún momento de sus vidas. Cuando se dan en períodos breves, puede ser normal.

La creencia generalizada, como la suposición de que todo el mundo debería tener un movimiento intestinal al menos una vez al día, han llevado a la sobreexplotación y el abuso de los laxantes.

El pasado 06/07 prensa del Senado bonaerense emitió el siguiente Comunicado de Prensa:

El embajador de Estados Unidos visitó el Senado bonaerense

La vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario y el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Federico Otermín, recibieron al embajador de los Estados Unidos, Marc Robert Stanley, en el Palacio legislativo (http://www.senado-ba.gov.ar/noticias/el-embajador-de-estados-unidos-visito-el-senado-bonaerense-15137).

 

 

Dicho comunicado iba acompañado de tres fotos y, entre esas fotografías, había una que no le hacían mucha justicia a la presencia y belleza de la ¿matancera? Verónica Magario. Sin mal intención y con el sentido del humor que me caracteriza, compartí la misma en mí, muro personal de la red social Facebook, con un comentario hilarante: “Algo raro le pasa a Verónica… ¡!!parece constipada¡¡¡” (hilarante: Que induce a reír ruidosamente). Espere algún que otro comentario chistoso, pero nada más. Esa misma noche recibí un par de llamados telefónicos (de insignes dirigentes políticos del distrito) solicitando que elimine la publicación a los cuáles les respondí… supongo que se imaginaran.

 

 

La reacción de aquellos que suelen pispiar mis “mordaces” comentario en el face me dejaron algo inquieto porque, como suele ocurrir, varios mezclaron el ganado y dijeron cualquier cosa.

A modo de ejemplo pongo algunos comentarios (obviamente sin nombrarlos): “Comentario muy tele – doctor Castro”, “y de los 4, 3 se están cubriendo las pelotas, mmmmm, muy tiro libre todo”, “Un comentario muy desubicado. Por ser mujer primero y porque es la Vicegobernadora de los bonaerense. Vamos a ver quiénes son los que lo defienden. ¿Dónde están las mujeres del distrito?”, “Ayayay! ¡ES MUJER!!!!… ¡ES MUJERR!!!! “”. Pare con la histeria, ¿acaso ya no se puede ni hablar si en una foto aparece una mujer? ¡Es una montonera y partícipe que el país sea el desastre que es! (y como usted es mujer, seguramente diga que soy un machirulo). ¡No sea ridícula Señora! Y deje de sacarse fotos con cocainómanos, Que los funcionarios ya no pueden ni hablar con Fernandito por lo duro que está siempre”, “Uno no sabe qué puede pasarle hay que ser cuidadosos y respetuosos no solo por ser la vice gobernadora sino por su condición de mujer”, “Jaja ¿qué tiene que ver qué sea mujer? si hace una gestión de cuarta como la hizo en Matanza, y el padre es un terrorista ¿no se le puede decir nada por ser mujer? ¿Desvirtuaron los derechos de la mujer, para pasar a ser víctimas? Falta poco para que se vayan, si el próximo gobierno que viene tiene realmente huevos, mete a todos presos”.

Obviamente no coincido con muchos de los comentarios, estos son algunos solamente, porque se hicieron comentarios de comentarios y la bola se hizo, finalmente, aburrida porque se mezcla todo impunemente.

 

 

No me voy a disculpar por un comentario risueño y sarcástico porque no lo hice para agredir ni menospreciar a Verónica Magario por su condición de mujer porque todos, absolutamente todos padecimos, en algún momento de nuestras vidas, constipación y todos tuvimos esa cara. Mi comentario no creo que sea agresivo, puede que no les guste a algunos, pero no pueden decir que es “violencia de género” ni nada parecido y menos en defensa de Verónica Magario.

 

 

No quiero remitirme al archivo de Semanario “Quinto Poder” porque en el mismo hay sendas notas sobre lo poco que le interesó a Verónica Magario el tema de la violencia de género cuando fue Concejal o Presidenta del HCD matancero o Diputada Nacional o Intendenta matancera o Vicegobernadora. Habrá hecho muchos actos y hablado del tema profusamente, pero “nunca accionó para ayudar o proteger o demandar a quiénes, trabajando estrechamente con ella, sufrieron agresiones o fueron víctimas de violencia de género o tolerando acoso sexual perpetrado por funcionarios electos bajo su mandato y de su mismo palo”.

 

 

Lo expuesto anteriormente ¿no es violencia de género? O, en todo caso, ¿tolerarla o encubrirla para darle impunidad a los victimarios? Todo lo que he escrito es verídico, no me he enterado por boca de ganso, sino que me lo han contado las víctimas o testigos presenciales.

En el archivo de Semanario “Quinto Poder” están las notas, los nombres de los victimarios, las entrevistas; solo hay que buscarlas y, sino lo hago ahora es porque no viene al caso porque quiero resaltar la incapacidad de las personas a debatir sin derrapar e irse al pasto.

 

 

Esta falta de capacidad de debatir civilizadamente y sin agresiones es la famosa “Grieta” que nos aturde porque hay un abismo que, para hacerse escuchar de un lado a otro del mismo, hay que gritarse uno a otro. No se habla a los gritos; los gritos son agresiones y esas agresiones son violentas.

 

 

Un comentario risueño y sarcástico no es violencia de género y que el mismo este dirigido hacia una mujer no implica violencia de género, es humor simplemente eso.

Gracias a Dios tengo mamá, hija, pareja (mujer), hermanas, sobrinas y sobrinas nietas. La vieja, con sus 85 años, me rompe los huesos si llego a ejercer violencia de género contra una mujer, porque ella fue objeto de violencia, mal trato y demás porquerías en su primer matrimonio. Nos toleró cualquier cosa la vieja, le hicimos las mil y una, pero la violencia contra la mujer nunca nos lo toleró.