Por Prof. Joaquín G. Puebla
Hace mucho tiempo (y en una galaxia lejana) la clase política hablaba de la seguridad cómo política de estado en sus diferentes estamentos. Esto ocurría allá por los años 2005 – 2006.
A partir de ese tiempo se comenzó a decir “clima de inseguridad”, que los medios, por el rendimiento periodístico de una nota sobre inseguridad, publicaban a troche y moche (Se dice que esta exclamación, usada para señalar que algo se hace con cierto desenfreno y sin demasiado orden, encuentra su génesis en las tareas realizadas por los leñadores. Estos trabajadores, generalmente provistos de hachas, sierras y otras herramientas destinadas a cortar la madera, cuando fraccionan los árboles utilizan los verbos trocear y mochar, por lo que, originalmente, a troche y moche fue darle duro y parejo a los árboles ya derribados, con el fin de quitarles las partes menos aprovechables) notas sobre asaltos, asesinatos, etc. La sobreabundancia de noticias sobre el tema de la inseguridad generaba un clima colectivo o una histeria colectiva relacionada a la inseguridad.
Hoy la inseguridad no es un clima, es una realidad y, a su vez, un “enorme negocio o negociado” para los políticos, la policía, las empresas de seguridad, los chorros, los tranzas, los medios de comunicación, etc.
Desde hace varios años la inseguridad, en La Matanza, más allá de ser un muy buen negocio, es un azote constante que padece la población de distrito. Los políticos locales y provinciales se han enzarzado en una lucha despiadada por el control de los fondos destinados, “teóricamente” a enfrentar la inseguridad en todos sus niveles.
Hablamos de la compra de patrulleros que nunca patrullan, hablamos de motos policiales que nunca van a circular, hablamos de miles de pesos destinados a la compra de combustible para patrulleros que nunca van a patrullar, hablamos de cámaras de vigilancia que nunca van a vigilar nada, hablamos de botones antipánico que nunca se van a distribuir, hablamos de muchos millones de pesos que figuran en los presupuestos provinciales y municipales que se desvían constantemente hacia otros usos y fines o, directamente, van a parar a los bolsillos de los funcionarios directamente involucrados con este terrible flagelo.
TODO MEZCLADO: “PATASNEGRAS”, POLICÍAS, CHORROS, MALEANTES Y FAMILIARES
“Los Patanegras” es un lunfardismo que se refiere a la Policía de la provincia de Buenos Aires. Hay varias explicaciones sobre el origen de este término, algunas de ellas son: “en un principio primero se les decía así porque con el uniforme, en vez de usar zapatos, usaban borcegos. Algunos dicen que también era porque se metían en el barro y salían embarrados”. Otros sostienen que: “las ‘Patas’ la tienen sucia de la mugre por donde se mueven consiguiendo cositas”.
La Matanza tiene hoy un enorme y grave problema de inseguridad pública y, más allá de las responsabilidades institucionales de cada uno de los estamentos del estado, todos los funcionarios políticos tienen una gran responsabilidad en cuanto a lo que está sucediendo en nuestro distrito.
La Intendente Verónica Magario, la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal, el Diputado nacional Fernando Espinoza, el Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires; todos estos funcionarios son responsables directos de lo que está sucediendo.
La cuestión es bastante simple pero, a su vez, es de una complejidad enorme. Todos, en mayor o menor medida, son responsables institucionales y políticos de las muertes de vecinos, policías y delincuentes.
“La Maldita Policía” se hizo dueña del territorio matancero y lo pudo hacer porque los funcionarios públicos y políticos se engolosinaron en la disputa política por los medios, priorizaron mirarse el ombligo, deslindaron responsabilidades y miraron para otro lado.
En La Matanza hay una virtual guerra entre policías. No entre policías buenos o malos, sino entre policías que cuidan sus propios negocios. Los comisarios cuidan de su territorio y mandan a chorear al territorio de otro comisario. La mayoría de los comisarios matanceros manejan bandas de pibes chorros, encubren a las cocinas de droga, protegen la distribución y venta de la falopa. Cada uno cuida su quintita y mandan a chorear y a realizar otras malandradas a jurisdicciones vecinas.
Algunos comisarios se autodenominan “amarillos” (teóricamente cercanos al gobierno provincial) y, otros, se dicen “azules” (que responderían al gobierno municipal) pero, la mayoría, son “bosteros” porque, según sea la situación, responden a uno u otro color.
“La política metió la pata y no saben cómo recuperar el control” me cuenta un letrado penalista con un profundo conocimiento del tema y señala que “Es gratis profesor en la Argentina acusar. Estos soretes se cubren entre ellos. Le doy una pista: a Pablo Bressi lo investigaron 5 minutos por enriquecimiento ilícito y cerraron la investigación.
Jamás lo investigaron por el cobro de dinero del narcotráfico. Dice que heredó su fortuna, que el padre tenía una ferretería de barrio en la calle Brandsen (al 1400). Existe un doble estándar en la justicia federal, más en la de Morón. Bressi tiene una casa muy moderna en la calle Brandsen, enfrente del local de la ferretería del padre, se necesitaron números grandes para construirla (como el ego de Bressi)” (https://www.perfil.com/noticias/politica/pablo-bressi-presento-su-renuncia-como-jefe-de-la-policia-bonaerense.phtml).
Pero Bressi no es el problema porque Bressi es la consecuencia del problema. No van a encontrar a ningún comisario bonaerense lo suficientemente limpio que pueda comandar una fuerza diezmada por la corrupción.
En La Matanza la problemática se agudizó porque la política se centró en señalarse con el dedo unos a otros y echarse las culpas mutuamente. Ante esto y sin vigilancia y sin conducción política, la corrupción policial comenzó a gestionar libremente sus negocios.
Cuidan su quintita y excavan en la de al lado. Es tan así el tema que, en lo que va del año, hay 9 efectivos policiales muertos solo en La Matanza; esto no ocurrió nunca en la historia del distrito y estás muertes no son casuales, son causales de la guerra territorial que están llevando adelante la corrupción policial.
CARLITOS GRECCO: ¿EL JEFE DE LA BANDA?
“El comisario de la zona era Carlos Grecco. El 18 de septiembre de 2013 un tribunal oral ordenó investigarlo por presunto encubrimiento del secuestro de Leonardo Bergara. Pero Granados lo mantuvo al frente de la zona Conurbano Oeste de la policía, de donde fue desplazado en noviembre de 2014 por alquilar patrulleros. Viejos colegas suyos aseguran que, si se consultara a su hermano, Aurelio Greco, se obtendría información sobre los vínculos entre los Lanatta, Schillaci, el tráfico de drogas en Quilmes y la cobertura policial” de esta manera comentaban los medios de comunicación el historial del Comisario Grecco (https://www.lanacion.com.ar/politica/crimen-y-politica-el-legado-tenebroso-de-la-era-k-nid1859178).
No es casual que nombremos al ex comisario Grecco, lo hemos nombrado en muchas notas de nuestro medio.
Carlos Grecco tiene a su cargo la inseguridad en La Matanza, se pasea por los pasillos del poder ofreciendo prebendas a sus camaradas porque, asegura que “Cuando asuma Fernando como Intendente él va a ser el secretario de Protección Ciudadana” y remarca que “El área tiene un presupuesto muy jugoso y hay carta blanca para seguir adelante con varios emprendimientos”.
Hoy, literalmente, Grecco maneja la Secretaría de Protección Ciudadana, hasta tiene un despacho (medio escondido) donde se cita con comisarios matanceros y recibe “el diezmo” y “promete jinetas” cuando Verónica ande tocando la campanita del Senado bonaerense.
Es tan triste la situación de la seguridad en nuestro distrito que hasta hay un video juego sobre el tema en la web que se llama “Bienvenidos a La Matanza” (https://www.diarioregistrado.com/mundo-bizarro/-bienvenidos-a-la-matanza—un-juego-similar-al-gta-ambientado-en-el-conurbano_a5b48ed0203e8eb343ca073a2) que se hizo muy popular entre los jóvenes del distrito.
No es joda, es verdad y está inspirado en la inseguridad del distrito (https://www.youtube.com/watch?v=WbUXKmlWydA).
EN DEFENSA PROPIA
Los familiares y amigos de Matías Pereyra Suárez, el joven asesinado en Villa Luzuriaga para robarle el auto (https://www.clarin.com/policiales/mataron-hombre-robarle-camioneta-matanza_3_kDj1m7_zs.html), marcharan a la Plaza de San Justo el próximo viernes 20 a las 19 horas para pedir, a las autoridades, justicia.
Se espera que la marcha sea multitudinaria porque organizaciones de vecinos, de diferentes localidades del distrito, se suman a la misma.
Los vecinos están acorralados; hay infinidad de robos que nunca son denunciados. Los asesinatos están a la orden del día y, la mayoría, no toman estado público. Las estadísticas policiales, a pesar de estar dibujadas, muestran un crecimiento exponencial en todos los delitos.
El poder político, tanto provincial como municipal, hacen poco y nada al respecto. Las elecciones se comieron la agenda local y el principal punto de esa agenda es la inseguridad.
Los vecinos matanceros van a marchar en defensa propia y, más allá del pensamiento político de cada uno, la única forma de visualizar esta situación es salir a la calle a reclamar justicia.