Por Prof. Joaquín G. Puebla
Excluir: Dejar a una persona o una cosa fuera de un conjunto os hago responsables a todos, sin excluir a nadie; lo excluyó de la lista / Rechazar o negar la posibilidad de una cosa excluyo tu propuesta por su elevado coste / descartar / eliminar / Ser una cosa incompatible con otra
Participio Pasado: excluido / Gerundio: excluyendo
Sinónimos: separar, descartar, apartar, suprimir, exceptuar, eliminar, echar, expulsar, expeler, boicotear, desechar.
La Institucionalidad es entendida como un atributo básico de la república, dentro de un estado de derecho. Por consiguiente se entiende que, si un estado en ejercicio de su plena soberanía configura su distribución político-administrativa a la luz de la división de poderes, luego, esa república, se hará de todos los organismos (entendidos estos en abstracto) que dirijan la misma y su ejecución al servicio de las personas y en pos del bien común.
Cabe señalar que no existe completo consenso del alcance que se debe otorgar al término, así algunos atribuyen su carácter normativo-administrativo como la particularidad determinante de la institucionalidad y diferenciadora de los demás métodos de ejecución estatal, sin embargo otros la señalan como el apego de la sociedad contemporánea dentro del desenvolvimiento de las atribuciones gubernamentales, administrativas, constituyentes, legislativas y judiciales.
En líneas generales e intuitivas, debe entenderse que una sociedad o un Estado tienen su institucionalidad más avanzada y fuerte, cuanto más eficientes sean las normativas y leyes que se aplican, y cuanto menos distorsiones se verifiquen en las regulaciones y resoluciones.
La Institucionalidad dentro del Estado de Derecho: un estado de derecho es donde los procesos son el instrumento preferente para guiar la conducta de los ciudadanos. Por cierto la transparencia, la predecibilidad, y la generalidad, están implícitas en él. Esto conlleva a que se facilite las interacciones humanas, permite la prevención y solución efectiva, eficiente y pacífica de los conflictos, y ayuda también al desarrollo económico sostenible y a la paz social. Para tener un Estado de Derecho efectivo es necesario: que el derecho sea el principal instrumento de gobierno; que la ley sea capaz de guiar la conducta humana; que los poderes la interpreten y apliquen congruentemente y con un mínimo de distorsión.
Cuando se habla de institucionalidad habla del estado de derecho, algo que los argentinos hemos aprendido a valorar y apreciar luego de la sangrienta Dictadura que asoló nuestro país entre 1976 y 1983.
El que más el que menos ha contribuido a mantener vigente la democracia y el estado de derecho. Los hijos de mi generación (entre los 45 – 55 años) han nacido, se han criado y los hemos educado en democracia.
Según la definición expuesta en el párrafo anterior el estado debe accionar en base a tres principios: la transparencia, la predecibilidad, y la generalidad. Cuando hablamos de estado estamos hablando de todos los estamentos del mismo, desde un municipio hasta el gobierno nacional.
En La Matanza el estado no es Verónica Magario ni Fernando Espinoza, ellos fueron y son funcionarios del estado, no son dueños del estado. El estado somos todos, con mayor o menor responsabilidad, pero entre todos constituimos el estado.
Parecerá una banalidad pero desde hace varios años a esta parte tanto Espinoza como Magario han tomado al estado municipal como algo propio, hacen y deshacen a su antojo sin explicar ni rendir cuentas a nadie y, en este caos institucional, mezclan todo sin importar las consecuencias.
Hace unos días se celebró el Día del Periodista (el Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas. El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer periódico de la etapa independentista argentina) y, como ya es costumbre, hubieron varias celebraciones. Durante años se han mantenidos tres celebraciones: una misa en recuerdo de los colegas fallecidos, el acto “institucional” en la Plaza de los Periodistas y la cena o desayuno o almuerzo que ofrece siempre las autoridades municipales a los periodistas locales.
Ser periodista local no es fácil; más allá del medio de comunicación donde desempeñemos nuestra función (sea radio, televisión, periódicos o diarios) y de la periodicidad del mismo estamos los periodistas en constante competencia por las notas y los avisos publicitarios, porque la mayoría de los periodistas locales somos, de alguna forma, titulares o dueños de los medios de comunicación donde trabajamos.
La Matanza tiene la particularidad de ser el municipio más grande del país, el más habitado, el del presupuesto más elevado pero sus medios de comunicación (pese al denodado esfuerzo de cada uno de nosotros), generalmente, no tienen peso específico, no tienen la masividad necesaria para instalar temas de debate en la comunidad. Somos muchos medios, pero pocos son los que día a día trajinamos las calles buscando la noticia local y, por eso, nos conocemos todos.
La mayoría de los periodistas locales, como mínimo, tenemos una historia de trabajo de 20 años y es por eso que a casi todos los políticos los conocemos de hace una parva de años. El mismísimo Fernando Espinoza lo conocemos de cuando oficiaba de secretario de Alberto Balestrini cuando este era secretario Administrativo de la Honorable Cámara de Diputados que presidia Alberto Pierri y, el Intendente del distrito era Héctor “Boleta Trucha” Cozzi. Salvo honrosas excepciones (como podría ser el caso de Verónica Magario), a todos les conocemos vida y obra. Nadie tiene la bola de cristal porque ni nos hubiéramos imaginado que “Fernando” cuando andaba remiseando llegaría a ser Intendente o Asesor Estrella, Jefe de Asesores, Padre Putativo, Conductor Político, Presidente del PJ matancero y Presidente del PJ provincial; de haberlo sabido, seguramente, le hubiésemos tratado con más cariño y respeto. Es decir, son muy pocos los políticos que llegan a ocupar algún cargo electivo o por designación que no lo conozcamos los periodistas locales, es casi seguro que en algún momento del “Cursus honorum” (Cursus honorum era el nombre que recibía la carrera política o escalafón de responsabilidades públicas en la Antigua Roma. Se instauró durante la República y siguió existiendo durante el imperio, sobre todo para la administración de las provincias dependientes del Senado) o la carrera política de algún dirigente lo hemos entrevistado, hemos hablado, hemos bromeado, o tomado un café o le vendimos un aviso o le cobramos un aviso o nos dejó plantado sin haber pagado un aviso (Fernando aún me debe un aviso de la campaña del ’99 de Balestrini Intendente).
¿Por qué remarcó esto? , simplemente lo cuento para que se den cuenta de la cotidianeidad de nuestras relaciones con los dirigentes políticos matanceros en la medida que van ascendiendo en su carrera política (salvo la excepción de Verónica Magario). Es decir, nos conocemos, los políticos saben de nosotros y nosotros sabemos de ellos.
En el último festejo del Día del Periodista ocurrieron dos cosas que no deberían haber ocurrido. Una es la profanación del monolito donde, año a año, se colocan los nombres de los colegas fallecidos ubicados en la Plaza de los Periodistas. El otro no es tan importante pero como se ha convertido en una constante se hace preocupante.
LA PROFANACIÓN
Hace un año se colocó una placa en el “simbólico” monumento a los periodistas en la Plaza del mismo nombre, recordando al colega Luis Agüero, Director y Propietario del periódico “Páginas de Verdad”.
Grande fue la sorpresa que nos llevamos Fabiana Agüero (viuda del colega fallecido), Gustavo Bustamante y yo cuando vimos que habían “profanado” el monumento. No fue vandalismo porque la única placa que faltaba era la que se puso en memoria de Luis Agüero.
Nadie supo explicar por qué faltaba solamente esa placa siendo que, horas antes, se había pintado dicho monumento y acondicionado la plaza para realizar el homenaje.
Esto habla muy mal de la “Gestión Magario” porque debería haber sido ella la que encabece el acto y debería haber sido ella, como Intendente, la que se pusiera al frente de las averiguaciones sobre la escandalosa profanación.
Debo admitir que me siento muy enojado y, en alguna medida, desilusionado, por la actitud de los funcionarios municipales y del resto de los colegas matanceros porque deberíamos haber sido muchos los que hablemos del tema por respeto a Luis Agüero y en defensa de nuestra profesión.
Periodistas que nadie conoce hablan en los actos de nuestro trabajo y nosotros dejamos hacer, el municipio retacea el pago de las pautas publicitarias y nosotros dejamos hacer; el constante maltrato a la prensa local no es gratuito se da porque nosotros, los periodistas locales, dejamos hacer. Es tiempo de aunar esfuerzos y plantear una postura común porque mientras sigamos “haciéndonos los boludos” nos seguirán tomando por “boludos”.
LOS EXCLUIDOS
“La Intendenta Municipal, Verónica Magario, acompañada por el Jefe de Asesores del ejecutivo y ex intendente, Fernando Espinoza, participó ayer por la noche del festejo por el día del periodista que se realizó en el Centro de Panaderos de San Justo” decía la gacetilla de prensa del municipio y agregaba que “En el evento además de los más de cien periodistas de distintos medios locales se hicieron presentes integrantes del ejecutivo y legislativo municipal para saludar y reconocer a los periodistas locales que día a día trabajan informando a todos los vecinos del Distrito”.
Mirando detenidamente las fotos he visto el rostro de varios colegas conocidos pero aún más, de periodistas que nadie conoce. También observe la ausencia de muchos colegas con varios años de ejercicio en el lomo. Entre esas ausencias estaba la mía y la de mi compañero Gustavo Bustamante.
Nosotros no fuimos porque no estuvimos invitados y, no fuimos invitados por la posición editorial de nuestro medio. Deliberadamente fuimos excluidos de los festejos del Día del Periodista porque nuestro medio no existe para las autoridades municipales, no existe para la Intendente Verónica Magario, no existe para el Asesor Estrella y jefe de Asesores, Fernando Espinoza. No existimos para los que manejan la prensa municipal. Uno de los medios más leídos del distrito no existe para las autoridades municipales.
No me hubiese cambiado la vida ir a comer un asado con los colegas y las autoridades municipales, ni me hubiese entusiasmado, particularmente, sacarme una foto con Magario o Espinoza. No ir a una cena no cambia mi vida; aún más, que no reconozcan mi trabajo tampoco me interesa demasiado. Pero no haber invitado a los que trabajamos en Semanario “Quinto Poder” es una falta institucional grave porque no haber invitado a un solo medio (sea “Quinto Poder” u otro) implica que la cena del Día del Periodista no fue algo institucional y por ende, se transformó en una cena de los amigos de la Intendente Verónica Magario y del Asesor Estrella y Jefe de Asesores, Fernando Espinoza. Si fue una cena de amigos de ellos deberían pagar la misma de su bolsillo y no utilizar dineros públicos porque el estado es de todos y si es de todos no pueden existir ni excluidos ni listas negras.
Por ahí hilo muy fino pero estás exclusiones son muy parecidas a las Listas de Joseph McCarthy (El macartismo – mccarthismo, maccarthismo o macartismo – es un término que se utiliza en referencia a acusaciones de deslealtad, subversión o traición a la patria, sin el debido respeto a un proceso legal justo donde se respeten los derechos del acusado. Se origina en un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956 durante el cual el senador Joseph McCarthy desencadenó un extendido proceso de declaraciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. Los sectores que se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una “caza de brujas” y llevó al destacado dramaturgo Arthur Miller a escribir su famosa obra Las brujas de Salem. Por extensión, el término se aplica a veces de forma genérica para aquellas situaciones donde se acusa a un gobierno de perseguir a los oponentes políticos o no respetar los derechos civiles en nombre de la seguridad nacional) o las del tristemente “Listas Negras” del “Censor de la Dictadura” Miguel Paulino Tato (Dirigió entre agosto de 1974 al 24 de marzo de 1976, dentro de un gobierno constitucional; y desde esa fecha hasta fines de 1980, en un proceso dictatorial, el “Ente de Calificación Cinematográfica”, y fue considerado el máximo censor de la historia del cine argentino).
Señores funcionarios municipales, somos pocos y nos conocemos mucho, ¿es necesario tomarse tanto trabajo para excluir a un Don Nadie?, ¿vale la pena hacerlo?, ¿les gusta quedar en evidencia?.
Es casi triste estás actitudes porque ponen en evidencia que, como política de estado en La Matanza, la “Censura” a los medios locales existe y, la misma, la llevan adelante “Periodistas” por indicación de la conducción política.
Después al escuchar a Espinoza y Magario hablar de democracia y libertad, se me dibuja una sonrisa socarrona porque no saben de lo que hablan porque ellos impiden, en el municipio más grande del país, el ejercicio de la libertad de prensa.
Semanario “Quinto Poder” no es un medio monopólico como ustedes clasifican al Grupo Clarín pero a pesar de eso van y ponen los “billetitos” sacados del erario público para que hablen bien de ustedes.
A mí me da los mismo pero tengan por seguro que a los funcionarios que aplican esta política de exclusión y a la conducción política que diseña la misma no les ira nada bien porque a la larga o a la corta todo se sabe.
¡!!Gracias por haberme excluido¡¡¡ porque de esta forma colaboran con el crecimiento de nuestro medio.