“ME MANIPULARON Y ME UTILIZARON”

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

Cuando empecé a trabajar como periodista en el distrito aún resonaban en los pasillos del HCD y del Palacio Municipal los ecos del escándalo que significó el desplazamiento de la Dra. Liliana Simone de su cargo como Juez de Faltas del municipio de La Matanza.

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La Dra. Liliana Simone fue la principal protagonista y, a la vez, la más damnificada por haberse enfrentado a “La Municipalidad Paralela”. Por ese tema fue desplazada (inconstitucionalmente, a mi criterio) por el entonces, ex Intendente Héctor Cozzi, quien de un plumazo barrió la institución del Juez de Faltas en la municipalidad local. Sobre el particular se han escrito infinidad de notas y reportajes que pueden consultar con solo buscarlos en internet.

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En aquellos años cuando uno hablaba de la lucha contra la corrupción el nombre de la Dra. Liliana Simone siempre se nombraba. Con los años hablé en varias oportunidades con ella y de a poco, fui conociendo los principales hechos de un escándalo institucional que todavía no se ha corregido.

La Dra. Liliana Simone inició, después de su desplazamiento del cargo como Jueza de Faltas de La Matanza, un recurso de inconstitucionalidad que llegó hasta la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Después de tantos años y tanto batallar el Supremo Tribunal estaba por emitir dictamen y, el mismo, parecía que sería favorable al reclamo planteado por la Dra. Simone. Para sorpresa de muchos ese dictamen fue contrario y avaló todo lo actuado por el Departamento Ejecutivo a cargo de Cozzi.

Ante el cariz del dictamen, totalmente contrario a lo que venían expresando los magistrados en privado, surge la duda de si se manipulo el mismo o se ejerció alguna presión sobre los magistrados actuantes. Las dudas están y, algunos hechos políticos, llevan a pensar que, efectivamente, hubo o existió alguna presión sobre los jueces del supremo tribunal.

Tantos años después la realidad política del distrito es otra pero, durante todo este tiempo, el nombre de la Dra. Liliana Simone siempre anduvo en boca de muchos; incluso Alberto Balestrini habló del tema en forma reiterada en la campaña interna del peronismo en el año ’99 cuando enfrentó al “Jefe Político” del distrito, Alberto Pierri y su Intendente, Héctor Cozzi.

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Durante esa campaña tuve oportunidad de entrevistar varias veces a Balestrini y en varias oportunidades hablamos del caso de la Dra. Simone y de la intención de Balestrini, en caso de llegar asumir como Intendente municipal, de restituirle el cargo a Simone y de crear nuevamente la figura del Juez de Faltas. Nada de eso sucedió, al contrario, hoy más que nunca el vecino se encuentra indefenso ante el accionar del estado municipal.

En este punto quiero hacer un comentario: hoy no hay juzgado de faltas en La Matanza, el Intendente municipal es juez y parte; es decir, sanciona al vecino por alguna falta y, a la vez, resuelve si la infracción se ajusta o no a derecho. El vecino no tiene derecho al pataleo, la única alternativa es iniciar una acción judicial ante los juzgados contenciosos administrativos que, en el 95% de los casos fallan a favor del vecino.

La Dra. Liliana Simone dialogó con Semanario “Quinto Poder” y nos contó su lucha en una extensa nota, de la cual, hoy publicamos la primera parte.

 

Q P: ¿En qué año le iniciaron su enjuiciamiento en el municipio de La Matanza?

LS.: “En realidad, todo comienza el 7 de marzo de 1994. Ese día estaba reunida con gente de Molinos Río de La Plata, sus abogados y el barrio donde estaba el molino (pero ya no funciona, según tengo entendido); donde había gravísimos problemas de contaminación. Estábamos reunidos con una comisión de vecinos y los abogados de Molinos Río de La Plata en mi despacho, y habíamos llegado a un acuerdo. Recibo un llamado telefónico del secretario (que, como sostuve y sostendré toda la vida, fue el empleado) del intendente de ese momento Alberto Pierri, personaje de mucho poder que hasta Menem lo tenía en la mira. Esto lo digo porque hay muchas cosas que podría hablar pero que ahora considero innecesarias. En ese momento directamente se me amenaza, y yo me sentí muy mal porque estaba con esta gente en plena audiencia. Me dice que yo iba a terminar en un zanjón si no robaba para ellos, que mi destino era terminar muerta, y una serie de insultos que quedaron registrados en mis declaraciones. Considero, inclusive, que el Intendente de entonces era un gran consumidor de cosas que no se deben consumir. Hablaba raro, arrastraba la lengua, toda una serie de cosas muy feas. La verdad, que me asusté muchísimo pero (como corresponde) no lo demostré. Simplemente durante 15 minutos me pasé diciendo me ajusto a derecho, me ajusto a derecho, Señor me ajusto a derecho… Nadie entendía nada pero no importa. Ahí empezó mi calvario. En realidad, mi calvario comenzó cuando ellos asumieron, cuando Alberto Pierri a través de su empleado Héctor Cozzi asumió. Esto lo declaré mil quinientas veces.”

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Q P: ¿A usted le inician el juicio jury de destitución por haber investigado algunos temas?

LS.: “No les gustaba mi accionar. Es decir, había tres jueces de faltas con perfiles diferentes. El problema conmigo nace cuando la agrupación política (a la que yo nunca pertenecí porque soy militante política de Morón y no de La Matanza) apoyó a Pierri en la interna contra Russo. Ellos habrán creído que como yo era la esposa de una de las personas que integraba esa agrupación pasaría a ser la jueza que les haría los favores. Lo digo porque al mes de asumir a mí me cita en el despacho el secretario de gobierno y me plantea que querían tomar el Bingo. Los bingos, y todos los lugares de juego en ese momento, siempre tenían varias patas donde estaban involucradas varias instituciones, incluido el Intendente de turno. Por lo tanto, ellos querían que yo encabezara la toma, para dar un viso de legalidad, del famoso Bingo que en aquel entonces estaba en manos de Russo y toda esa gente. Yo creí que me había entendido cuando, con toda elegancia, le manifesté que no era un trabajo que yo podía hacer, que no era la persona adecuada, que era adecuada para hacer cosas buenas, terminar con cosas que fueran negativas como la corrupción, que para todo eso yo estaba a disposición. Pero que no me sentía capacitada para realizar ese tipo de acciones. Entonces me respondió bueno, que lástima, que pena; y yo pensé que ahí había terminado el asunto. Salgo del despacho y ya estaba la persona que me iba a reemplazar, el otro juez que no era del partido político que representaba al oficialismo. Él llevó a cabo la toma. Yo me quedé tranquila porque pensé que me iban a dejar en paz. Esto ocurrió en enero del año 1992. Pero, la verdad, es que no me dejaron en paz porque a partir de ahí comenzó una guerra terrorífica que culmina con la amenaza del 7 de marzo; y ante la cual yo hago la denuncia formal.”

 

Q P: ¿Usted es destituída por el Concejo Deliberante?

LS.: “En realidad fui mal destituída. Yo tenía que ser destituída por un jury, que ya estaba la fecha en que se tenía que reunir, ya estaban todos los que lo iban a conformar designados en abril de 1997. Yo ya había sido notificada también.”

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Q P: Y de repente, de golpe y porrazo se elimina la figura del Juez de falta.

LS.: “Había un motivo. Ya se sabía que los números no les daban en los votos. Solamente iban a votar los dos concejales que ellos habían designado a dedo (que quizás eran los dos personajes más endebles o más débiles por su formación, por sus características); y se sabía que el resto no iba a votar en mi contra porque habían manifestado que no querían verse involucrados en un acto de absoluta injusticia que me involucrara a mí, que no tenían nada en mi contra. Por ende, aprovecharon mi ausencia de tres días. Me fui porque realmente no me sentía bien después de tres años de lucha por convicción personal (y no me arrepiento). Fue una lucha que planteé porque soy idealista, absolutamente peronista, y porque vengo de un padre también fundador del peronismo que era gran amigo de Eva Perón y que nos formó. Yo entendía que era una falta absoluta a mi conciencia y de respeto a la herencia de mi padre no dar pelea, saliera como saliera. La verdad, que a mi salud física le costó mucho. Fueron tres años muy duros, por eso me fui tres días. Tomaron por la fuerza mi juzgado y por decreto, en forma violatoria de las normas vigentes (más allá que la Corte termina desconociendo esto), disolvieron los Tribunales de falta.”

 

Q P: Usted inicia la causa judicial, que terminó hace unos años.

LS.: “En realidad, la causa judicial que se inició fue en recurso de inconstitucionalidad, donde yo no sólo solicitaba mi restitución sino que, primordialmente, defendía la institución de los Tribunales de faltas. Algo que ningún demócrata ni de La Matanza ni de ningún otro distrito hizo; empezando por los Colegios de Abogados que no movieron ni un dedo, el de Morón en ese entonces porque no existía en La Matanza. Pero sí había una Asociación de Abogados, que se conformó en Colegio de abogados al año que me sacaron y le otorgó una medalla a Héctor Cozzi, al año que había borrado de un plumazo a los Tribunales de faltas.”

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Q P: Los Tribunales de faltas no volvieron nunca más a La Matanza. El juez de falta es el intendente.

LS.: “El juez de faltas es el intendente, que lamentablemente terminó avalando la Corte porque la causa que yo inicié tardó catorce años. En el interín el poder político tocó a dos abogados que yo contraté. Lo que más me extrañó a mí es que fuera el poder político en manos de personas que habían ganado las elecciones. Me extrañó mucho la actitud porque los últimos tres años de esos catorce años, ya cansada, empecé a viajar todas las semanas a La Plata. En la Corte uno no puede ver el expediente. Pero después de tres años de estar yendo todas las semanas a uno le van tirando líneas de cómo viene la mano. Llegamos al año 2010, y de la mano del Dr. Martiarena (secretario de Demandas originarias de la Corte de la Provincia de Buenos Aires) y del Sr. Garganta, me entero que el juicio venía absolutamente favorable para mí. En marzo de ese año yo le había ganado un juicio a una universidad, que estaba unida con la misma gente que me había hecho tanto daño en La Matanza,  por haberme dejado fuera sin causa alguna. Entonces decidí hacer un viaje con parte del dinero que había ganado en ese juicio. Le pregunto al Dr. Martiarena qué pasaría si cuando estaba de viaje me notificaban la sentencia de un juicio que yo estaba ganando. Me dijo que me quedara tranquila, que él me iba a pasar con la gente que estaba en notificaciones dentro de la misma órbita. Pero que, entre que se cumplía con todos los protocolos de las firmas y las certificaciones, iba a La Matanza y todo, en ese mes y medio yo iba  y volvía. Esto me dio mucha seguridad. Pero lamentablemente cuando regreso del viaje le pido a quien en ese momento era mi marido que llamara a la Corte porque quería saber de la notificación. Él llama y me dice que se fue todo para atrás. Yo no entendía nada porque estaban por notificarme del fallo. Esto fue casi en mayo del 2010.”

 

Q P: Retrocedamos un poco. Cuando se viene la gran interna del peronismo, y donde gana Balestrini la candidatura a la intendencia y después gana la elección general, ¿usted trabajó mucho en esa campaña apoyando a Balestrini?

LS.: “Ni lo conocía. Muchos periodistas del orden nacional, cuando me conocieron me tomaron mucho respeto porque decían que quien había derrotado a Alberto Pierri era yo. Decían que yo solita, poniendo el cuerpo, había derrotado a Pierri y lo había llevado a que ya no pueda tener un cargo político en su vida, con lo que amaba el protagonismo y la plata. Les contesté que era conciente, y que había hecho muchísimo. Yo de Balestrini conocía sólo el nombre y sus supuestos contactos que me manifestaba el que en ese momento era mi marido. Él se había acercado a mi marido; quien me decía que Balestrini había tenido una pelea con Pierri y no que había un disenso en la forma de ser, y se fue de su lado. Cuando Balestrini vio que había alguien que estaba haciendo cuestionamientos muy serios y muy graves, como lo hice yo desde mi humilde cargo, dijo en qué me podía apoyar. Pero la verdad es que yo no lo conocí nunca ni me apoyó en nada. Lo único que puedo decir es que cuando se largaron las internas este hombre quería verme (lo sé por el que era mi marido). Acepto y voy a una casa sobre la calle Indart. Habló conmigo, era el año 1999. Él reconocía toda mi lucha, todo lo que yo había hecho. Además, él sabía de las irregularidades que se habían cometido y decía que lo iba a subsanar. Le agradecí y nunca más supe nada de él. Con el tiempo me enteré, por los compañeros, que Balestrini me llevaba como bandera de campaña usando mi nombre porque había adquirido la popularidad del momento como la abogada que se enfrentó a Pierri. Pero en realidad, Pierri me enfrentó a mí; y al hacerlo con alguien de un nivel más bajo que él terminó elevándome, y me dio la chance de poder dar batalla. Cuando me entero que estaban usando mi nombre, como era para que pierda Pierri, no me importó.”

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Q P: ¿En algún momento Alberto Balestrini le habló de volver a la figura de juez de faltas?

LS.: “La misma noche que él ganó las internas, un compañero de Morón me avisa que Balestrini había ganado y que fuera para San Justo. Yo estaba cansada con tanta exposición, lo había hecho para defender mi vida. Pero impulsada vine y no me arrepiento de haber venido. Yo llego al Consejo de partido, donde estaban reunidos, y me sorprendo porque Balestrini también estaba llegando y a los gritos dijo jueza, jueza. Gracias, Dios mío. Volvés a tu cargo porque a vos te echaron mal, porque no correspondía… Un año entero me manipularon como se les dio la gana. Se llegó a armar una Ordenanza, que nos pidieron que la armáramos nosotros, para legalmente restituirme en el cargo con la condición que yo terminara con el juicio en La Plata.”

 

Q P: ¿Usted, más allá del recurso de inconstitucionalidad inicio una demanda reclamando los haberes no percibidos?

LS.: “Ahora se les viene la noche a Verónica Magario y a Fernando Espinoza. A Verónica Magario porque es la actual intendente. No le voy a dar ningún dato ni le voy a adelantar nada a la Sra. Magario. Pero Fernando Espinoza me va a tener que responder en forma personal por los daños y perjuicios ocasionados, y yo sé que tiene a todos los jueces a su disposición. Vamos a ser claros, no pasa sólo en La Matanza, pasa en todos lados. Cada uno nombra al juez que le conviene para que cuando lo necesite lo tenga a su disposición. En la policía pasa lo mismo. Necesitan gente que le responda. Esto lo he dicho siempre.”

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Q P: ¿En todo ese tiempo, después que Alberto Balestrini ganó y se armó la ordenanza, ¿usted habló con él sobre el Juzgado de faltas?

LS.: “Sí. Recién asumido me llamó varias veces, y siempre era para rearmar el Juzgado de faltas. Llegó un momento que pensé que me estaba tomando el pelo. A mediados del año 2000 me citan y me atiende el secretario de gobierno Luis Cigogna. Fue muy insultante la entrevista que tuve con él porque me dijo que yo había entendido mal todo porque ellos lo que querían era ayudarme. Si yo quería podía ser Secretaria de industria, Directora de industria; y con absoluta corrección le contesté ¿quién se creía que era para insultar mi inteligencia y mi honor? Mi honor vale más que mi vida y quedó demostrado. No todo el mundo, en defensa de su honestidad y su decencia, se ha expuesto como expuse mi propia vida siendo que yo no era nadie. Entonces le dije que estaba confundido porque yo no estaba buscando trabajo, yo creí que se me iba a reconocer lo que se me dijo: mi legítimo derecho a volver a los Tribunales de faltas; y, obviamente, yo iba a retirar el juicio como corresponde. Entonces Cigogna me dice que entendí mal, que Balestrini se explicó mal. Fue tan indignante que me retiré. Pasaron unos meses, y el diario NCO daba un reconocimiento a personalidades destacadas por lo que habían hecho, y me citaron a mí. Se hizo en el boliche Jesse James, y ahí me encontré con Balestrini.

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Me saluda y me dice que no habíamos vuelto a hablar, como si no hubiera pasado nada. Ya para entonces habían formado una dupla con Herminio Bayón, el prolijísimo secretario de obras públicas del gobierno de Balestrini y de Espinoza. Balestrini me propone almorzar con Bayón y él. Obviamente que el que era en ese momento mi marido me dice que teníamos que ir, aunque yo nunca tuve voluntad de ir porque sabía que me estaban tomando el pelo. Pero fui. Esto sería septiembre/octubre del 2000. En ese momento él nos manifiesta que armáramos una ordenanza, que se iba a votar, y que yo a fin de año volvía al Juzgado de faltas. Armamos una ordenanza con quien fuera mi marido y se la entregamos, finalmente, a Bayón para que fuera tratada. No es que yo tenía más contacto con Herminio Bayón, el contacto lo tenía el que fuera mi marido. De repente Bayón se erige en el hombre que defiende mis derechos o que va a defender mis derechos en el Concejo Deliberante. Además, antes que se tratara esa ordenanza el Sr. Luis Lata (que nunca se caracterizó por tener simpatía por mi persona. No sé por qué) me llama a mi casa, y me quedé muy sorprendida. Sería octubre del 2000. Me dice que los representantes del Concejo Deliberante querían hablar conmigo. Me quedé helada y le contesté que no le veía sentido. Entonces me respondió que si yo quería un resultado tenía que ir. Fui a la reunión y estaban Fernando Espinoza por el peronismo, Caprino por el radicalismo, el secretario de SMATA Mathieu que era el presidente del Concejo Deliberante y llevó la voz cantante, Herminio Bayón por el Frepaso.

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Yo me preguntaba qué irían a hablar conmigo porque ya no sabía con qué sorpresa me esperarían. Me dicen que estaban muy contentos con mi restitución, que era un hecho, que ya se habían alquilado las oficinas donde iba a funcionar el Tribunal de faltas, y la Sra. Caprino se ofrece a acompañarme a elegir los muebles que iban a ir en mi oficina. Toma la voz cantante el Sr. Mathieu y me manifiesta que sólo había un problema que obstaculizaba mi vuelta, y era que yo tenía un juicio por el cual ellos me tenían que pagar mucha plata. Entonces le aclaré que cuando el Sr. Balestrini me hace su primer propuesta yo le aseguro que la causa que había iniciado se moría porque es lógico ya que se me está reponiendo en el cargo; y que cuando yo digo se muere es se muere.

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A esto me responde que yo podía reclamar económicamente, y yo le aseguro que no lo iba a hacer y le reclamo que no entendía para qué me habían citado. Entonces me dice bueno, bueno, está bien. La ordenanza fue presentada y no supe nada más hasta diciembre. En diciembre es mi cumpleaños. Ese día estaba reunida en mi casa con mi familia y un grupo de amigos, y viene Herminio Bayón; y me manifiesta que no se pudo votar porque estaban solamente ellos para tratar la ordenanza que Balestrini me había pedido. El justicialismo por orden de Balestrini no bajó al recinto.”