Por Prof. Joaquín G. Puebla
Andrea Mabel Freites (Leg. 22590) desde hace varios años venía regenteando un lucrativo negocio de protección integral a la cadena de supermercados chinos “Luna”.
Por la módica suma de 4 mil pesos mensuales (se calcula que hay 300 de esos supermercado de esta cadena, estamos hablando de una cifra de 1 millón 200 mil pesos al mes, un dinero más que interesante para repartir y hasta para quedarse con un vuelto bastante interesante), le aseguraba la protección ante cualquier tipo de inspección municipal más dos efectivos de la Policía II (obviamente a los agentes del orden le pagan las famosa horas Corel ahora llamadas horas CPC), pero un pedido del Intendente Fernando Espinoza le jodio, literalmente, el negocio a la “Chori – Chica” matancera, dado que solicitó que los efectivos de dicha policía dejasen de hacer de guardia de seguridad privada y se subieran a los móviles de la bonaerense para patrullar las calles de nuestro distrito. El Ministro Alejandro Granados dispuso que el 85% de dicha fuerza estacionada en el distrito fuese a cumplir funciones de patrullajes, dejando sin custodia los supermercados chinos de la cadena “Luna”.
Andrea Mabel Freites (Leg. 22590) es una mujer de mucha imaginación y reemplazo un negocio por otro (obviamente al negocio de la protección de los super chinos no lo dejó de lado) y dio zona liberada para la instalación de los puestos de choripanes al paso. Hasta había uno a la vuelta de bromatología que, lamentablemente, tuvo que mudarse por falta de trabajo o porque ponía muy en evidencia el accionar de la “Chori – Chica” y su jefe.
Hasta hace unos meses los choris al paso estaban solamente en avenidas y rutas pero hoy es tal la cantidad que hasta hay en los barrios y en algunos lugares, hasta dos por cuadra.
“Chori – Chica” no los inspecciona (vaya uno a saber de qué están hechos los chori), la cana no los molesta, pero no son gente sin empleo que intenta ganarse unos mangos, este es un emprendimiento comercial de gran envergadura, hay dos o tres mayoristas en el distrito que le dan los chori, (el pan (lo provee Majori y su amiguito Adamo), la carne y demás cuestiones y los parrilleros trabajan a porcentaje.
Cuando el Intendente Fernando Espinoza anda recorriendo el distrito o recibe muchos llamados quejándose por el tema, llama a Daniel Feity, el secretario de Planificación Operativa y Control Comunal para levantar los puestos porque sabe bien que de llamar a Bromatología (área municipal que debe intervenir según la normativa vigente) no se levanta ni un solo puesto.
MAJORI Y SU AMIGUITO ADAMO DE CAMPAÑA
Se acercan las elecciones en el CIP (Centro de Industriales Panaderos de La Matanza) y Emilio Majori y su amiguito Adamo están de campaña y las mismas cuestan un dineral. Es por eso que estos dos “beatos, castos, puros e intachables dirigentes” (jajajjaja) han solicitado operativos al municipio para verificar la habilitación de panaderías, confiterías y despachos de pan. Dichos operativos son la excusa ideal para pasar la gorra y les piden una contribución de $300 a sus asociados. Aquel que no pone le susurran a los inspectores municipales (solo trabajan con un par ellos) los datos de los remisos a colaborar y estos le caen con todo el peso de la ley; es decir, clausuras, de comiso de la mercadería, fuertes multas y demás yerbas.
También, preparándose para la elección, están aceitando contactos con altas fuentes políticas y policiales para barrer de la cancha a los posibles contrincantes, en estas gestiones les ayuda mucho la “Chori – Chica”, su jefa política y protectora y un
papá muy conocido.
DESAPARICIONES EXTRAÑAS EN BROMATOLOGÍA
Dr. CARLOS ALBERTO ARRASTIA, legajo N° 21.934 y ANDREA MABEL, legajo N° 22.590, no se sienten cómodos con la presencia de Dr. Rubén Carlevaro, Legajo N° 4317. No han podido incorporarlo a sus extraños manejos y se sienten vigilados. Sus indiscretos negocios están quedando al descubierto y eso les genera inseguridad; es por eso que se quedan hasta altas horas en sus despachos y discretamente, cuando salen, lo hacen munidos de varios expedientes. Dichos expedientes son arreglos y chanchullos que los pondrían en evidencia sobre sus correrías pasadas pero también dejarían un rastro fácil de seguir hacia su jefa y protectora política.