LA FÓRMULA DE MILEI PARA GOBERNAR: AJUSTE, HAMBRE Y REPRESIÓN

 

Por Prof. Joaquín. G. Puebla

 

El neoliberalismo es una “teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado”.​ También ha sido definido como “una forma de liberalismo que apoya la libertad económica y el libre mercado”, cuyos “pilares básicos incluyen la privatización y la desregulación”.​ En su sentido más usual, se refiere a una serie de teorías y propuestas económicas que comenzaron a tomar auge en la década de 1970, cuestionando al keynesianismo dominante hasta entonces, para volverse en los años siguientes predominantes en el mundo occidental. ​En los últimos años, el neoliberalismo ha sido asociado con resultados económicos y sociales negativos, razón por la cual mantiene connotaciones peyorativas. Algunos prefieren llamarlo simplemente “liberalismo económico”. ​ El término “neoliberalismo” está asociado también a las privatizaciones y las reformas estructurales con el fin de terminar o reducir al mínimo el estado del bienestar y el sistema de relaciones laborales apoyado en la negociación colectiva entre las empresas y los sindicatos, que caracterizó la etapa previa, conocida como la Edad de oro del capitalismo (1945-1973).

Me parece que estamos al horno con papas” solía decirme un amigo ante situaciones complicadas y, en esta ocasión coincido totalmente con él.

Anoche en Presidente de la Nación, Dr. Javier Milei, habló por la cadena pública nacional para informar los puntos de la reforma del estado que piensa encarar y, sin pudores, les comento que sentí correr por el lomo esa transpiración fría que suele darse ante un evento traumático.

Las medidas son fáciles de explicar: libera todo lo que perjudicaba a los grandes empresarios y restringe derechos de los trabajadores.

 

 

Hay muchos que nunca leyeron ni un diario que están totalmente de acuerdo, pero me da la impresión que la mayoría del pueblo argentino se dio cuenta que votaron a un personaje que va accionar sin tener muy en cuenta el bienestar del pueblo.

El día de ayer también se demostró la capacidad que tiene un gobierno como para armar a las fuerzas de seguridad para reprimir las protestas sociales que han de venir.

 

 

Mientras a los argentinos nos matan en las calles para robarnos celulares, autos o cualquier otra cosa y las fuerzas de seguridad nunca aparecen, nos encontramos de repente que, si hay fuerzas del orden para reprimir las protestas sociales, pero no para combatir el delito.

Hay que admitir que Milei siempre dijo que iba hacer, pero la mayoría de sus votantes solo escucharon “dolarización” y que el ajuste lo pagaría “La Casta Política” y no el pueblo.

Después de anoche nos queda bien claro quiénes son los que van a pagar este enorme ajuste que se va a comenzar a implementar dentro de pocos días.

 

 

A “La Casta Política” no le hace ni cosquillas las pequeñas restricciones que están planeando poner porque el “agujero negro por dónde desaparece la plata de los argentinos no están en los gastos visibles de los políticos, sino en aquellos que no se ven. La guita se la curra la corrupción, presente en todos los estamentos del estado”.

Mire el discurso presidencial y no escuche ni una sola vez la palabra corrupción. La corrupción no es solo de los políticos sino también el empresariado argentino está muy acostumbrado a utilizar esa herramienta no porque alguien lo presione sino para obtener las licitaciones o apurar los trámites pertinentes.

La corrupción es algo inherente al sistema político argentino y todos aquellos empresarios que tienen contratos con el estado siempre tienen que poner unos mangos para que la cosa funcione.

 

 

 

Hubiese estado bueno que anoche Milei hablase de la corrupción y de cómo va a combatirla, pero parece que esto no está en su agenda de trabajo. La plata que falta en educación, en los hospitales, en los servicios esenciales que debe prestar el estado se evaporan con la corrupción.

A modo de ejemplo les voy a contar una situación que me tocó vivir: Hace unos años entrevisté a un recién designado Director General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires y unos minutos antes de la nota hablamos de la corrupción en dicha cartera. Medio que se ofendió el susodicho y le expliqué que el 35% del presupuesto de la misma se quedaba en el ministerio, que esa plata no salía de ahí. Me dijo que durante su gestión eso no iba a suceder. Ya que estaba aproveché para pedirle un favor para una escuela de La Tablada que necesitaba, de forma urgente, la construcción de tres aulas. Después de verlo personalmente y reiterarle el pedido, un año después aparecieron tres aulas modulares hechas con conteiner y me explicaron que las trabas burocráticas fueron muchas y por eso tardaron tanto en solucionar el problema y se comprometió que en tiempo record construiría las aulas de material. En resumen, por el alquiler de las aulas modulares la Dirección General de Cultura y Educación pagaba una fortuna, a tal punto que con el alquiler de tres meses se podía construir un aula completa. El asunto duró tres años. Se construyeron las aulas de material, pero las 3 aulas modulares siguen en la escuela juntando polvo, porque nadie las usa; nunca fueron a retirarlas, eso sí, el alquiler de las misma se paga regularmente.

 

 

Lo comentado anteriormente es solo el botón de muestra de lo que sucede en una sola repartición; imagínense la cantidad de plata que desaparece del erario público si ponemos al descubierto todo este tipo de “negociados”, creo que pagamos dos veces la deuda externa y creo que me quedo corto.

El problema de la economía de la Argentina está en la corrupción, no está en otro lado. Para salir adelante lo primero que debe hacerse es combatir la corrupción y después de eso, hablemos de derogar leyes y derechos u ordenar procesos administrativos.

 

 

No creo que Milei haga mucho por la gente, pero si va hacer mucho por su gente; eso quedó bien clarito.