“NO PODEMOS PERDER LA MEMORIA BAJO NINGÚN PUNTO DE VISTA”

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

 

Hay reportaje y notas que suelen quedar grabados en la memoria de un periodista, esto sucedía con el reportaje que le hice, hace unos días, a José Tucci, La nota era para hablar más de lo institucional por el Seminario, organizado por la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSC), bajo la consigna “Homenaje Internacional – 40 Años Después: Trabajadores y Trabajadoras por la memoria, Verdad y Justicia”.

Tucci participó de las mismas como organizador por ser el representante, para Latinoamérica,  de la UIL (Unione Italiana del Lavoro).12801462_848344075277969_2729449009612872722_n

Dicho Seminario tuvo una importante agenda de actividades y vinieron muchos representantes de Europa y América Latina y fue auspiciado por las centrales obreras europeas: CGIL, UIL y CILS (Italia), CCOO y UGT (España) y CGT (Francia); varios medios se hicieron eco de las actividades que se realizaron (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-295115-2016-03-22.html).23032016

Por un lado lo institucional pero, en medio de la charla, José Tucci se quebró al recordar algunas incidencias sobre el golpe del ’76 y el reportaje fue caminando, como quién no quiere la cosa, hacia el plano personal y, en ese preciso momento, comenzó otro reportaje.

 

 

QP: A 40 años del último golpe de Estado a algunos les resultó extraño no verlo marchando con las organizaciones partidarias, pero sí lo hizo con organizaciones internacionales del Trabajo.

J.T.: “Yo formo parte. Soy el responsable para América Latina y el Caribe de una de las tres organizaciones sindicales más importantes de Italia, que es la UIL (Unione Italiana del Lavoro). Junto con la Central de Trabajadores de España y Francia patrocinamos este seminario que organizó la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur. Por otra parte fue un éxito en organización y participación. Fue excelente.”

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QP: Vinieron de América Latina y Europa a conmemorar los 40 años del último golpe de Estado del 76.

J.T.: “Exactamente. De una manera u otra, todos han sido parte de esta tremenda historia. En el caso de Italia hay una historia muy fuerte, tanto de nuestra organización, la UIL que es socialista, como la CGIL (Confederazione Generale Italiana del Lavoro) que es comunista. Hoy todos dentro del partido democrático que es el partido gobernante. Ellos han trabajado muchísimo, en ese momento, para brindarle a varios compañeros una posibilidad de escape”.

 

QP: Un medio nacional publicó el trabajo de un ex diplomático italiano que ayudó a salir del país a más de 300 perseguidos.

J.T.: “Exacto. Un ex cónsul italiano en Buenos Aires, Enrico Calamai. Ese hombre, que vive todavía, ha tenido un coraje a toda prueba porque fue quien le entregaba los pasaportes a aquellos que debían irse. Hay varios de ellos, que no me puedo permitir nombrarlos, que tienen mucha relación con La Matanza, que tienen pasaporte italiano y han podido salir del país. En La Matanza en particular, hubo un gran hombre de San Justo, Filippo Di Benedetto, que en los sótanos de la Unione e Benevolenza fabricaba los pasaportes italianos y proveía toda la documentación al cónsul Calmai.  Filipo fue un luchador incansable de los Derechos Humanos. Fue presidente de una organización similar a la que yo presido hoy en la Argentina”.

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QP: Me comentaba, antes del reportaje, que en Italia para esta fecha se dan charlas en las escuelas

J.T.: “Sí, prácticamente en todas las regiones. Cuando Italia le hizo juicio a la Junta Militar argentina, yo era consultor de la Región de Calabria que se constituyó parte civil en esa causa. Yo me contacté con (Juan Carlos) Dante Gullo porque su madre era italiana y había secuestrado a varios familiares. Su mamá y su hermano menor continúan desaparecidos. Hicimos la presentación con los fundamentos e Italia condenó. Allá se suman las causas, fueron 300 y pico de años de condena a cada uno de los miembros de la junta militar. Antes de la condena que se dio aquí”.

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QP: Es un gran esfuerzo reunir delegaciones de tantos países, armar un seminario y generar conciencia cuando aquí muchos lo toman como un feriado.

J.T.: “Justamente fue un tema, por lo menos con las delegaciones europeas, de debate porque se propone que esta fecha sea un día activo en todas las escuelas y concientizar a los chicos que no es solamente ‘Nunca Más’ porque es un frase. ‘Nunca Más’ porque debe ser nunca más y lo deben aprender desde muy chiquitos. Deben saber perfectamente qué es lo que pasó. En vez de aprovechar para irse por fin de semana largo, me parece que es un día que si queremos que alguien haga algo pueden ir a la ex ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) o a tantos lugares que ha hecho el gobierno anterior. Y que este gobierno va a continuar, no tengo la menor duda”.

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QP: ¿Estos seminarios se realizaron en distintos lugares?

J.T.: “Exactamente. El seminario fue en  la sede central de Foetra (Sindicato de las Telecomunicaciones) y la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) fue la anfitriona no sólo al ofrecer una extraordinaria cena para toda la delegación y todos los disertantes sino en cuanto a apoyo logístico y demás. Así que un agradecimiento al compañero (secretario General de la UOCRA) Gerardo Martínez y todos los sindicatos que han participado. Los miembros de la CGT (Confederación General del Trabajo) prácticamente han venido todos, en una fecha muy particular y cuando muchos estaban en otras actividades. Aquellos compañeros que se sienten extrañados, creo que a aquellos que a mí me interesan no se extrañarían porque lo importante es estar. Si hubiese tenido que elegir, hubiese elegido los organismos de Derechos Humanos. Nosotros hicimos esto que el esfuerzo mayor obviamente es de la Coordinadora que ha hecho un trabajo estupendo, lo subrayo una y otra vez. Nosotros acompañamos con todas las delegaciones sindicales del Cono Sur. Me parece que valió la pena, hubo testimonios desgarradores de sobrevivientes. Se ha filmado todo, así que supongo que en algún momento tendré la filmación. Tengo la idea de hacer un resumen para mostrar en mi agrupación, invitando a las agrupaciones amigas, hermanas. Vale la pena ver juntos ese seminario. Creo que se tendría que repetir todos los años”.1929447_848344245277952_5927240582066904180_n (Copy)

 

UNA PAUSA, UN SUSPIRO Y SOLTAR EMOCIONES

 

QP: Tiene doble nacionalidad, trabaja en política local y en Latinoamérica, a través de la UIL, en política sindical, ¿cómo vive esta fecha?

J.T.: “Con una gran angustia, en ese momento nosotros éramos gobierno en La Matanza. Si bien mi primer trabajo político lo tuve en la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, mi relación con Federico Russo era muy fuerte. Él era el secretario privado del Intendente municipal, Francisco Larraza. Se veía venir el golpe. Tiempo atrás, un periodista, me preguntó dónde estaba en ese momento y pude sonar mal mi respuesta, estaba en un bar en (la avenida intendente Esteban) Crovara y (avenida) General Paz con un gran compañero y amigo, Carlos Tupone. Luego me preguntó si no debíamos estar en el Municipio (de La Matanza). Yo pensé, no se lo dije, no tiene idea sobre lo que pregunta. Hay personas que no saben lo que estaba pasando en ese momento, cuál es el grado de miedo, indignación y terror. No es que había empezado en ese momento, veníamos con problemas ‘muy serios’. La noche anterior se sabía que iba a pasar y se realizó una vigilia. Supimos a quienes venían a buscar y cuando, porque se corría la voz. Federico mismo, Víctor Paulo, Honorio Gutiérrez… Hablo de mi barrio, Villa Insuperable. Otros, lamentablemente, son desaparecidos caso (Carlos) “Titi” Vidal. Siempre hablo de mi barrio porque en La Matanza son bastantes más. Cada año se revive esa angustia y yo tomé mucha conciencia. Casualmente hablaba con una compañera de la UGT (Unión General de Trabajadores) de Barcelona, España y le comenté que viví hasta el 23 de diciembre del ‘79 fuera del país. Federico me pedía que volviera que en ese momento se estaba ya hablando de la posibilidad de elecciones, aunque después se tardó más de tres años. Federico nunca dejó de hacer reuniones, yo participé en todas, pero allá yo quedé muy shockeado porque todos los miércoles se hacía una manifestación en la plaza Catalunya (Cataluña) y había más uruguayos que argentinos. Hable con ellos, porque si bien las primeras víctimas del Plan Cóndor (también conocido como Operación Cóndor) fueron en la Argentina, después en general fue contra los uruguayos. Estaban exiliados en la Argentina cuando se produjo el golpe de Estado en Uruguay (1973) y la mayoría se habían concentrado en un hotel en Constitución. Una vez que tuvieron la data los militares argentinos, fue cuando alquilaron un local que después fue el campo de concentración Automotores Orletti y lo ocuparon con prisioneros uruguayos. He charlado con ellos y me han contado vivencias tremendas, realmente desgarradoras. Allá había un gran cartel, que recuerdo, tenía una pelota de fútbol simulando ser un calabozo, atrás una sombra y decía, si no me falla la vieja memoria desgastada, ahí aparece por primera vez la cifra de 30 mil desaparecidos. Se hablada de 8 mil, ahora los 30 mil está en tela de juicio pero importa que sean 8, 10, 12, 15, 30 o cien mil, 10 hubiera sido una barbaridad en esas condiciones. No deja de ser indignante y creo que más viejo me vengo y más se me despierta el sentimiento de dolor e indignación porque pocos, no sé si incluirme, han vivido muy de cerca el miedo. ¿Y sabés qué? El miedo tiene sabor, es una cosa tremenda. Aquellas personas que no tenido esa sensación a lo mejor no lo sienten. O ciudadanos comunes que no militaban en ese momento a lo mejor pueden no tener una real dimensión de lo que pasó y de lo que significaba alzar la voz. Aquellos que sobrevivieron han tenido que adaptarse a cosas tremendas, han tenido que camuflar su dolor, indignación y rebeldía para sobrevivir. Uno puede preguntarse: ¿Cómo sobreviviste? ‘Con el tremendo dolor de escuchar todos los días que entraban nuevos prisioneros, que los secuestraban y torturaban’, respondió un sobreviviente. No se habló nunca, por una cuestión de respeto, de las vejaciones y violaciones que sufrían las mujeres. Nunca se tocó es tema porque lamentablemente estaba sobreentendido. Esas cosas no se pueden olvidar. Y sin ser demasiado extremista, tampoco se puede perdonar. Ninguna de las dos cosas”.

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QP: ¿Durante esos años estuvo yendo y viendo de Italia?

J.T.: “Yo me escapé de miedoso, sólo por miedo. Nunca tuve un problema que alguien me señalara que podía ser secuestrado pero cuando a vos te despiertan bombas y tiros a una cuadra de tu casa… Cuando reventaron la casa de “Titi” Vidal, que vivía a cien metros de mi casa, se despertó todo el barrio y ninguno hicimos nada. Todos sabíamos que estaba pasando, estaba lleno de tanques, camiones del Ejército. ¿Salían a hacer qué? Hoy a la distancia pueden decir lo que quieran. Nunca dejamos de militar, yo me fui un año y dos meses, más o menos. Fue inmediatamente después del Mundial (de Fútbol) y volví el 23 de diciembre a pasar las fiestas, con un pasaje de ida y vuelta. Después no volví por una serie de circunstancias y porque con Federico hicimos un asado en su casa y retomé la militancia que había dejado a mediados del ‘78”.

 

QP: ¿Cómo fue vivir en el exilio teniendo en cuenta…

J.T.: “No lo llamaría exilio, fue una fuerte decisión y no me quiero victimizar porque sería faltar el respeto a tantos compañeros que realmente han sufrido y ni hablar de aquellos que desaparecieron”.

 

QP: ¿Cómo fue enterarse lo que sucedía en el país estando afuera?

J.T.: “Tremendo. Lo peor fue cuando volví y lo comentaba, muchísima gente me tildaba de exagerado porque todavía la mayoría de la sociedad tenía en su cabeza que los argentinos éramos derechos y humanos y que era toda una campaña difamatoria del imperio”.

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QP: Se crio en un hogar donde se reunía la resistencia…

J.T.: “No, era a media cuadra en el comercio de Martín Elor, amigo de Federico. Ahí nos juntábamos todos. Él además guardaba las armas y todos los elementos necesarios para hacer alguna que otra macana. ‘Para hacer lío’, como dice el Papa (Francisco), aunque no se refiere a ese tipo de lío (risas). Mi papá fue delegado General de Pirelli, en el momento que tuvo 4.500 obreros. Era un militante muy querido, respetado y aguerrido. Con él participé en mi primera manifestación a los 13 años, en una acto en Ramos Mejía, que terminamos todos corriendo porque la Montada nos largó los caballos. Estaba el sindicalista (Osvaldo) Borda como orador, que era secretario General del Caucho, que en un momento le ofreció a mi papá ser el se secretario Adjunto pero no aceptó porque no era hombre para cargos sino para laburar. Amaba la militancia, pero no tanto la política”.

 

QP: ¿Cómo vivieron el momento en que Federico Russo fue secuestrado?

J.T.: “Y, mi papá lo sufrió más porque era su compañero de militancia. Mi papá tenía un Ford Mercury, año ´49, le ponían la bocina arriba y salían con Federico a arengar por las calles en plena dictadura. Eran ellos solos y obviamente terminaban corridos por la policía, escapando y escondiéndose. Cada dos por tres tenían algún problema, los venían a buscar y los metían presos en lo que era en ese momento la Subcomisaria de Villa Insuperable, que después se transformó en la (Comisaria) 8ª y fue lamentablemente el ‘Centro clandestino de detención (tortura y desaparición de personas) Sheraton’. Por aquellos años con al policía de Villa Insuperable había serios enfrentamientos, serías dificultades. Tengo para contar un montón de cosas que han pasado, podemos hablar un rato largo”.

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QP: Desde lo personal, ¿cómo fue revivir esta historia escuchando los testimonios de los sobrevivientes en el seminario?

J.T.: “Es siempre angustiante. En un momento tuve que levantarme y salir porque no podía soportar la indignación. Cuando escuchás esos testimonios, y se quiebra esa persona que tantas veces lo debe haber contado, decís. ‘Pucha’. Es realmente tremendo, es muy fuerte. Por eso creo en la propuesta de los sindicatos europeos, que esta gente que ha tenido esa vivencia vayan recorriendo escuelas para contarles a los alumnos qué es lo que pasó”.

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QP: ¿Cree que se ha generado conciencia en el pueblo argentino para que nunca más vuelva a ocurrir esto?

J.T.: “(Suspira) ¿Qué pregunta? No lo suficiente. Creo que una gran parte tiene conciencia, aquí es donde debemos darle merito a la gestión del gobierno anterior. Pero fundamentalmente resaltar lo hecho por (el expresidente de la Nación, Ricardo) Alfonsín que muchos lo minimizan. Podemos cuestionar la teoría de los dos demonios, podemos cuestionar un montón de cosas pero lo que no podemos cuestionar es el coraje que ha tenido Alfonsín y quienes lo secundaban. Eso lo debemos respetar siempre. No cuestiono que se haya derogado la Ley de Obediencia Debida, me parece todo perfectible pero no admitiría nunca que se ningunee a un hombre de la talla de Raúl Alfonsín. Y te habla alguien sobre sus adversarios históricos, que para gente de mi edad, eran los radicales. Los militares eran la lucha política, porque aquellos, por supuesto, eran asesinos, criminales, gente despiadada. Era otra cosa. Pero los adversarios políticos, de ningún partido, pueden ser catalogados de la misma forma que se califica a un milico. Hoy estamos prácticamente divididos en cuatro o cinco fracciones diferentes y esto es lo que se tiene que terminar. Tenemos que entender que todos estamos bajo un sistema democrático. Y si hoy le toca gobernar a un color político distinto al tuyo, como pasa en cualquier otro país del mundo, se espera, se construyen nuevas propuestas, se mejoran las que se tienen hasta hoy y se ponen sobre el tapete en el momento que corresponde, que es en 2017, 2019 y así sucesivamente. No sé si queda claro lo que digo. Ese es el esfuerzo que nosotros tenemos hacer. El odio, bronca o los adjetivos que les quieran poner, deben ser contra esa la toma del poder político que nos tuvo en ese sistema de terror durante tanto tiempo. Y por eso no debe ser simplemente una frase sino una pelea constante. Seduzcanos a los jóvenes. La movilización del jueves ha sido apabullante, con un fervor impresionante. Pudo no haber sido espontánea en algún caso pero la gran mayoría fue seguramente motivada por la pasión que despertó (el ex presidente) Néstor Kirchner en su momento y que después nosotros hemos sabido capitalizar en el peronismo. Aunque ahora se está produciendo una división que se dirimirá a lo mejor en una interna o no. Pero de política prefiero no hablar”.

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QP: Para terminar, ¿qué significó para usted el trabajo que han hecho hoy a nivel internacional y cuál fue el mensaje?

J.T.: “Nunca fui muy amante de las fotos. No tengo fotos de cuando fui músico, de los doce años que fui profesor de profesor de Karate y eso que he realizado muchas exhibiciones y traje a la Argentina el Full Contact, que es éxito en todos lados y no tengo fotos en política. Hay una o dos con (Alberto) Balestrini, con Federico (Russo) en los actos solamente. Siempre digo que ‘Dios no me quite la memoria’. Pero que no me quite la memoria a mí ni a nadie, por lo menos de los hechos que hemos padecido en la historia argentina. Hay muchos momentos que no los tenemos que olvidar. Pero no depende de vos ni de mí, depende de quienes nos gobiernan y mucho de los docentes. Por eso he participado mucho en esta movida, hubo muchísimos docentes. Creo que en ellos está poder inculcarles a los chicos esto, sin ideologías políticas, sólo mostrar qué hicieron los militares con los militantes políticos. No se puede confundir con un terrorista que pone una bomba. Alguien comparaba en Facebook el caso de Bélgica con un ataque de montoneros a la Policía, me parece que es absolutamente descabellado hacer este tipo de comparaciones. Todo sistema violento debe ser condenable, pero el terrorismo de Estado es inadmisible. No podemos olvidarnos, tenemos que sufrir aún recordando y contando nosotros. No podemos perder la memoria bajo ningún punto de vista”.