Por Prof. Joaquín G. Puebla
“Siempre se ha comentado sobre el tema de la soledad del poder que sienten los que lo ostentan.
Pero ¿qué produce esta situación que, en algunos casos, afecta en forma de neurosis profunda el comportamiento de algunos líderes?
¿Por qué esa sensación de soledad y desconfianza que llega a nublar los sentimientos y a afectarlos de manera que la inteligencia y la capacidad de discernir se someten a las presiones que producen sus efectos, hasta producir depresiones que afectan el estado de ánimo y llevan, a algunas personas, a refugiarse en el licor, la droga o las aventuras sexuales desordenadas?
¿Cómo afecta, esta circunstancia, los comportamientos y la capacidad de liderazgo de quienes tienen posiciones de dirección en la sociedad y las empresas?
¿Qué lleva a tal situación a muchos líderes hasta colocarlos a las puertas del fracaso o sucumbir en el mismo?
Todos estos interrogantes se dan cuando los líderes empiezan a perder la claridad de sus objetivos y los medios para lograrlos.
Los objetivos o propósitos del liderazgo encuentran su razón de ser cuando se sustentan en el propósito fundamental de servir a la sociedad o a la empresa a la que se pertenece. Se transforman por la errónea conveniencia de quien cree ostentar el poder para servicio de sus propios intereses y no para los de la comunidad a la cual se debe” por Jairo A. Trujillo Amaya (http://blogs.portafolio.co/carta-de-gerencia/la-soledad-del-poder-la-soberbia-quien-lo-ostenta/)
La “Dispareja Gobernante” del distrito anda más distanciados que nunca y todo el revuelo es porque ambos quieren sentarse en algún sillón de la ciudad de las diagonales (La Plata).
¿Y el distrito?, ¡!!Bien gracias¡¡¡ podríamos decir. Si bien algunas áreas arrancaron tímidamente a trabajar sobre el bosquejo de un plan de trabajo; el párate municipal sigue como siempre y, en algunos casos, ese párate se utiliza como argumento para seguir sacándole plata a los vecinos. Pedís una lamparita a la delegación municipal, te la cobran; pedís que te nivelen la calle, te lo cobran y así en una multiplicidad de casos.
Lo más angustiante es que no hay miras de cambio ni siquiera las elecciones podrá hacer arrancar al aparato municipal para que salga a trabajar. Tengan presente que este párate no es culpa de los trabajadores municipales porque las delegaciones municipales no pueden trabajar sino no tienen trabajadores. Hay delegaciones con dos o cinco trabajadores municipales y todos en edad de jubilarse. El 70% de la plantilla municipal está distribuido en las dependencias municipales de San Justo y el 80% se dedica a tareas administrativas.
Cuando se dice que todo anda pero nadie se mueve es un signo de que la conducción (tanto política como institucional) anda mirando para otro lado.
La mayoría escuchó estupefactos el discurso del Presidente Macri en el inicio de sesiones del Congreso nacional. Muchos se preguntaron.:¿de qué país está hablando?; pero la situación matancera no anda muy lejos.
La Intendente Verónica Magario esta tan ocupada rosqueando su candidatura y ve a La Matanza solo como un trampolín para saltar a otros sillones más confortables. En sus tres años de gobierno, Magario no gobernó pero tampoco lo hizo Fernando Espinoza. La “rosca” provincial desbarrancó a la política local y la “corrupción” se adueñó del poder institucional local.
Es la primera vez en muchos años que una elección no prende el fuego de la política matancera, somos el distrito más grande del país y uno de los más politizados pero no hay clima electoral, nadie pregunta de los candidatos locales, nadie se aventura a imaginarse quién o quiénes podrían ser los integrantes de las próximas lista de concejales; pareciera ser que la política matancera está cerrada por vacaciones.
La apatía de los militantes y dirigentes del oficialismo se debe al poder incuestionable del “Dedazo de Fernando” porque todos saben que las listas, los nombres y hombres pasaran por el tamiz de Espinoza. Esto genera una duda que paraliza porque nadie sabe qué parámetros utilizará Fernando para designar a sus representantes porque, si se trabaja nadie dice nada, si no se trabaja tampoco nadie dice nada. Si se hacen cosas nadie se entera y si no se hacen, tampoco. Si se roba, se debe dejar “el Diego” para la corona y si no se deja, no importa porque los recaudadores están juntando cifras millonarias que opaca cualquier “vuelto” que los muchachos se puedan meter al bolsillo.
El esquema de poder que Fernando Espinoza implantó en el distrito hace agua. Obviamente no es el mismo que construyó Alberto Balestrini, de ese esquema no queda ni el recuerdo.
¿Hasta dónde le afectó a Espinoza gobernar y conducir el municipio más grande e importante del país sin ningún tipo de oposición ni cuestionamiento interno? El poder que ejerció Fernando Espinoza hasta ahora fue total, el “Sifernandismo” fue el camino que tomaron la mayoría de los dirigentes oficialistas para medrar en función de sus intereses y crecer dentro de la estructura del poder matancero.
Verónica Magario es un engranaje (sin duda muy importante pero un engranaje al fin) dentro de la poderosa maquinaria del oficialismo. Hasta ahora, Magario no se animó a enfrentar o romper (políticamente hablando) con Espinoza; se dejó llevar y, lamentablemente, también gobernar.
Fernando Espinoza esta solo en la cúspide la pirámide que él mismo construyó pero esa soledad no le permite tener la perspectiva necesaria para darse cuenta que su poder tiene fecha de caducidad.
No afirmo que pierda las próximas elecciones, solo hago hincapié que su poder político está tan debilitado que no logra que sus más simples indicaciones se cumplan; esto sucede porque no vigila que se cumplan sus directrices. Pide que se haga algo y se olvida.
Esta forma de ejercer el poder le ha dado aire y poder a varios personajes que ejercen el poder de Fernando como es el caso de José Lino Dattoli o el Dr. Claudio Horacio Adrián Lentini o Liliana Yambrun.
Me gustaría compartir con ustedes, amigos lectores, algo que sucedió la noche de las elecciones PASO de 2015. Esa noche se desató sobre Buenos Aires una tormenta importante, no había bares abiertos y varios periodistas anduvimos de acá para allá esperando los cómputos finales de la elección. Cuando los resultados comenzaron a tomar cuerpo se vio que Espinoza (candidato a vice gobernador de Julián Domínguez) perdía sus chances a nivel provincial. El resultado local fue algo sorpresivo, más allá de que Verónica Magario ganaba la interna local, la oposición obtenía la minoría. Estando en la puerta del Palacio Municipal José Lino Dattoli y el Dr. Claudio Horacio Adrián Lentini se acercaron a mi persona y comenzaron a cantar desaforadamente distintos canticos referentes al triunfo obtenido. Literalmente me gritaban a la cara como diciendo que, a pesar de todo lo escrito y opinado por mi persona, ellos triunfaron.
Según mi lectura ellos no habían triunfado, el triunfo lo obtuvieron Espinoza y Magario; ellos eran y seguirían siendo los principales beneficiarios del triunfo y, estoy más que seguro, que su aporte a ese triunfo fue escasísimo porque no deben ni haber aportado 10 votos entre los dos, porque no nos olvidemos que Dattoli vive en Castelar (partido de Morón) y Lentini en el vecino municipio de Lomas de Zamora.
SIN ALTERNATIVAS
Tanto poder obnubiló a Fernando y eso lo dejó sin alternativa; es decir, él esta segurísimo que nadie lo puede reemplazar ni en la gestión, ni en la conducción, ni en el gobierno.
La soledad de su poder no le permitió vislumbrar dirigentes que puedan construir junto a él nuevos modelos políticos. Su desconfianza natural, acrecentada por el ejercicio del poder, no le permite construir lazos de confianza con nadie y eso es, precisamente, lo que le impide despegar del distrito hacia otros cargos que ambiciona.
Su “persecuta” (en el barrio le decíamos así, algunos psicólogos hablan de paranoia) es tal que le impidió a Magario gobernar el distrito (tampoco es que ella tuviera muchas ganas de hacerlo).
Ahora bien, Verónica Magario anda rosqueando para integrar la fórmula del PJ bonaerense para la gobernación en las próximas elecciones. Espinoza presiona para que haya un matancero en dicha fórmula (él o ella, pero si le dan a elegir sería él y ella diputada nacional porque no la quiere nuevamente como Intendente).
Ambos trabajan en ese sentido pero la vacante para Intendente matancero es un dolor de muelas porque la desconfianza de él sumado a la mala onda de ella no logra coincidir en un nombre y, aún menos, en un hombre o mujer.
Personalmente creo que hay dirigentes muy valiosos en la estructura del oficialismo; dirigente que saben gestionar y que conocen (como pocos) el distrito.
Fernando Espinoza no quiere un/a dirigente (con todas las letras) que se quede gobernando La Matanza (da por descontado el triunfo en el distrito); Fernando quiere un empleado que se quede gestionando en su nombre. Quiere un levantamanos, uno que solo diga; sí señor, no señor o, le pregunto a Fernando y vemos.
A pesar de estos requisitos tan vulgares y comunes, Fernando Espinoza sigue sin dar con su candidato ideal y, me atrevo a asegurar que, nunca va a dar con esa persona porque su desconfianza innata le impide ver lo que tiene al alcance de su mano.
El próximo candidato a Intendente será Fernando Espinoza, más allá de que su nombre figure o no a la cabeza de la lista.