DEFECCIÓN

 

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla 

 

 “Llega en su Bora gris, se baja, saludo a unos cuantos. Llama a su secretaria, se saca su costoso reloj y se lo da a su secretaria quien le entrega uno no tan valioso. Le entrega su billetera, no sin antes comprobar su contenido. Abraza y besa a unos cuantos, da y recibe comentarios por lo bajo, lejos de oídos indiscretos. Sube al escenario. Entre el saludo a la concurrencia y el comienzo de su discurso, una asistente le seca el sudor de la frente con un pañuelo descartable. Todo listo para comenzar a hablar…”

 Groucho Marx: “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”

 

El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta la socialización, comunicación, imaginación, planificación y reciprocidad emocional, y se evidencia mediante conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas son la falta de interacción social (muestran dificultad para relacionarse con otros niños de la misma edad, poco o nulo contacto visual, evitan el contacto físico, no responden al ser llamados por su nombre, no tienen lenguaje y si lo tienen presenta alteraciones), las estereotipias (movimientos repetitivos), poca tolerancia a la frustración, risas o llantos sin motivo aparente, presentan hiperactividad o son muy pasivos, no hay juego simbólico, carecen de juego creativo. La mayoría de estos síntomas pueden aparecer al año y medio de edad, comenzando con retrocesos en el desarrollo del niño.

  

Cuando hablo de autismo, muy lejos está de mi hablar o teorizar sobre una enfermedad tan delicada, pero hago referencia a la misma porque hay varios tratados sobre patología políticas. Varios politólogos han hablado del “síndrome de inmunodeficiencia social”, donde se lo ubica al político dentro de una casta, totalmente desconectada de la sociedad que los ha votado, pero el político esta interiormente convencido que representa a esa sociedad, que conoce sus preocupaciones, sus necesidades y va a intentar solucionarlas. La sociedad va para un lado y la casta política va para el otro.

Algunos dirigentes políticos matanceros (de alto rango)  presentan signos preocupantes de autismo político. Hay factores de riesgo que coadyuvan a la enfermedad como el hecho de que muchos de nuestros políticos no hayan trabajado jamás en la, digamos, sociedad civil. Es decir, fuera de la casta política. Y que tampoco pudieran tener el estatus económico del que ahora gozan si llegasen a dejar de pertenecer a dicha casta. Sobre la incapacidad de interacción social, no hay ninguna duda. Nuestros políticos autistas presentan una incapacidad manifiesta para comprender, mucho menos actuar sobre el bien común. Obviamente hay discretísimas excepciones a esta regla.

Varios politólogos, al hablar del autismo político,  platean que es una enfermedad de comunicación, aquellos que la padecen no comprenden lo que piensa o siente el resto de la personas, y, por lo tanto, no tienen la necesidad de comunicarse con ellas.

Están encerrados en su mundo, en el que, a veces, realizan actividades con gran perfección.

Algunos políticos deben comprender que si no escuchan la voz de la calle, las protestas subirán de volumen por el mismo mecanismo que nos hace subir la voz cuando alguien no nos oye.

En las dos últimas semanas la sociedad matancera en general y muchas comunidades de sur del distrito en particular, se han visto sometidas a un ejercicio de autismo político. Nuestro distrito fue uno de los más perjudicados por el temporal de la madrugada del 28/10 y la posterior sudestada del 01/11 al 03/11. Miles de inundados y evacuados. La prensa oficial reconoció un pico de evacuados de 2500, pero nunca hablaron de los afectados, que se calculan (según datos no oficiales) entre 30 mil a 50 mil vecinos de las localidades más populosas y carenciadas de La Matanza.

La ayuda municipal llegó tarde y cuando llegó se concentró solamente en los centros de evacuados. Seis días debieron esperar cientos de nuestros vecinos para ver un atisbo de reacción oficial y miles debieron aguardar más de 8 días para que les llegara ayuda concreta.

Algunos se evacuaron en los centros dispuestos por el municipio pero otros (la mayoría) se quedaron en sus hogares tratando de cuidar lo poco que pudieron salvar de la inundación, ante la manada de lobos hambrientos de lo ajeno que se lanzaron, en balsas improvisadas, para rapiñar las pertenencias de los afectados por el temporal. Se desvalijaron casas enteras y ni la policía ni gendarmería hicieron acto de presencia para brindarles seguridad a los vecinos.

Muchos barrios de nuestro distrito fueron tierra de nadie durante bastantes días, de eso nadie habló, eso no existió. Personalmente he visto las luces de iluminación prendidas durante el día y por la noche apagarlas convirtiendo al barrio en un lugar propicio para que se cometan todo tipo de tropelías. Robos, robos a mano armada, violaciones y hasta asesinatos ha habido pero el estado municipal no se enteró de esto.

La ausencia total del estado fue muy marcada en varios aspectos, no hubo ninguna asistencia coordinada para aquellos que se quedaron en sus hogares. Los pozos ciegos reventaron ante la invasión del agua y el agua de pozo dejó de ser potable. No hubo alimentos secos ni viandas para miles de vecinos que improvisaron ollas populares en las pocas esquinas secas de los barrios.

Miles de historias están aún sin contar y seguirán sin hacerlo pero rescatar un testimonio desgarrador que tuve la oportunidad de comprobarlo. Una vecina de 80 años, con su movilizad reducida por la artrosis, no pudo salir a tiempo ante el avance del agua. Se quedó en su vivienda con 80 centímetros de agua. Vecinos solidarios, ante la imposibilidad de evacuarla porque el agua había subido más de un metro medio, pusieron la cama de la anciana arriba de una mesa y la pobre viejita estuvo acostada, rodeada de agua durante cinco días. Varios vecinos solidarios se turnaban para atender sus necesidades. La anciana fue rescatada por un bombero, quien sin bote ni nada, la llevó en brazos hasta un móvil policial y fue derivada inmediatamente a un hospital zonal.

Esto no es cuento, no es invento; es una realidad que sucedió pero las autoridades municipales no se enteraron y si lo hicieron, primó más sus agendas políticas que acudir en auxilio de los matanceros.

 

LA DEFECCIÓN DE LA CONDUCCIÓN

 

Defección (del latín defectio, derivado de defectum, supino de deficere, faltar) es la acción de separarse con deslealtad uno o más individuos de la causa o partido a la que pertenecen.

Constituye también la acción de separarse un Estado de la alianza que tenía contraída con otro, ya para dejarle solo en el trance de la guerra, ya para abrazar abiertamente el partido de sus contrarios.

La opinión general es que la palabra defección envuelve la idea de traición, que la ha considerado como un acto de deslealtad y de perfidia. Tratándose de tropas, se define la defección como conjuración, sublevación, sedición, dirigida a vender la causa por la que se combate, ya arrojando las armas, o pasándose con ellas al enemigo.

La defección era frecuente cuando los ejércitos se componían en gran parte de tropas mercenarias extranjeras, y no es rara tampoco en las guerras civiles, pero no se concibe en los ejércitos de reclutamiento nacional, y cuando se comete reviste el carácter de traición y/o abandono desleal. 

“Conducción política: el manual antimaquiavélico de Perón” Por: Claudia Peiró

 “No siempre los líderes políticos tienen vocación, tiempo y oportunidad para dejar testimonio escrito de su pensamiento y experiencia. Cuando lo han hecho, el resultado es una obra de gran valor para la posteridad, como fue el caso de De Gaulle, Churchill o Napoleón, que aprovecharon un alto en el camino o el retiro definitivo para legar a las generaciones futuras el relato y la reflexión sobre su actuación en acontecimientos que marcaron una época. En Perón, esa fue una preocupación constante, y no sólo en el exilio, como lo prueba este manual, Conducción Política, que recoge el contenido de las clases que dictó durante su primera presidencia en la Escuela Superior Peronista. Actuar y pensar, como forma de escapar a la tiranía de la inmediatez. El resultado es que, quizá con la sola excepción de Sarmiento, es el presidente argentino que más ha escrito. Y su lectura despierta añoranza de tiempos en que los presidentes eran personas de gran erudición y cultura, más allá del color político.

En Conducción Política, Perón combina erudición con experiencia, principios generales con ejemplos históricos o de su propia gestión y hasta anécdotas, todo en lenguaje llano y con una pizca de picardía criolla. Muchas de sus formulaciones son de carácter universal y no han perdido actualidad, como podrá apreciarse en la siguiente selección:

 

1. El hombre honra el cargo

Debe actuar en él desempeñándose de la mejor manera posible, porque si los cargos elevan o encumbran al ciudadano, el ciudadano tiene la obligación de ennoblecer el cargo. (…) Si pensamos que no seremos nosotros quienes serviremos a los pueblos sino que nos serviremos de ellos, no llegaremos muy lejos. (…) Cuenta la historia que cuando el famoso Epaminondas, por haber perdido una de sus batallas, fue degradado del ejército y encargado de la limpieza de la ciudad de Tebas, nunca esa ciudad estuvo tan limpia. (…) Lo que debe importarle (a un hombre) es actuar bien donde lo pongan.

 

2. El conductor no debe mentir

El conductor no puede decir la primera mentira; el conductor no puede cometer la primera falsedad ni el primer engaño; debe mantener una conducta honrada mientras actúe, y el día que no se sienta capaz de llevar adelante una conducta honrada será mejor que se vaya y no trate de conducir, porque no va a conducir nada. Por eso digo que en la conducción no son sólo los valores materiales los que cuentan, y no es sólo la inteligencia del individuo la que actúa. Actúan también sus sentimientos, sus valores morales, sus virtudes. Un hombre sin virtudes no debe conducir, y no puede conducir aunque quiera o aunque deba. (…)

La sinceridad es el único medio de comunicación en política. Las reservas mentales, los subterfugios y los engaños, se pueden emplear en política dos o tres veces, pero a la cuarta no pasan. (…) Empleando siempre la sinceridad, quizá algún día desagrada, pero en conjunto agradará siempre.

 

3. El peligro de los cuenteros y aduladores

El gobierno es un pobre hombre que está buscando un objetivo lejano y marcha por su camino teniendo de un lado una legión de cuenteros, y del otro, una legión de aduladores, cada uno de los cuales tira para su lado. La legión de la derecha, tira para la derecha, y la legión de la izquierda, tira para la izquierda. Lo sabio está en no apartarse, en hacer una sonrisa y seguir.

 

4. El conductor trabaja para los demás, no para sí mismo

Hay dos clases de hombres: aquellos que trabajan para sí mismos y los que trabajan para los demás. El conductor que trabaja para sí mismo no irá lejos. (…) Porque si él se obsesiona con su conveniencia, abandona la conveniencia de los demás, y cuando ha abandonado la conveniencia de los demás, falta poco tiempo para que los demás lo abandonen a él.

Por esa razón son dos las condiciones fundamentales del conductor: su humildad para hacerse perdonar por los demás lo que no hace por ellos; y su desprendimiento, para no verse nunca tentado a trabajar para sí. Estas condiciones, que parece que no tuvieran importancia, la tienen –y extraordinaria- en el conductor político.

 

5. No ir al choque. Persuadir, no mandar

El conductor político nunca manda; cuando mucho, aconseja; es lo más que se puede permitir. Pero debe tener el método o el sistema necesario para que los demás hagan lo que él quiera, sin que tenga que decirlo. Quien conduce en política de otra manera, choca siempre, y en política el choque es el principio de la destrucción del poder. (…) Hay que distinguir bien lo que es mando (militar) de lo que es gobierno. (…) Bien se trate de la conducción política o de la dirección política, el método no puede ser jamás el del mando, es el de la persuasión. Allá se actúa por órdenes, aquí por explicaciones. Allá es ordena y se cumple. Aquí se persuade primero, para que cada uno, a conciencia, cumpla una obligación dentro de su absoluta libertad en la acción política. (…) De manera que el conductor militar es un hombre que manda. El conductor político es un predicador que persuade, que indica caminos y que muestra ejemplos y entonces la gente lo sigue.

 

6. Diferencia entre popularidad y prestigio

La popularidad es siempre local y circunstancial. El prestigio suele ser general y permanente, cuando es prestigio. La popularidad llega en un día, pero también es susceptible de irse en otro día. El prestigio se gana paso a paso, pero también se pierde paso a paso. (…) Para conducir, no es suficiente la popularidad. Para conducir es necesario el prestigio. Y, cuando ese prestigio se pierde, es necesario retirarse. 

Los máximos conductores políticos del distrito, a mi humilde opinión, defeccionaron en la última crisis que vivió nuestra comunidad. No supieron conducir la crisis o no quisieron hacerlo. No leyeron la realidad. Postergaron algunas cuestiones pero se ajustaron a sus agendas pre establecidas.

Fernando Espinoza fue y vino, no estuvo claramente al frente de la crisis, entre la tormenta y la sudestada, visitó un centro de evacuados, se sacó unas fotos, hizo declaraciones a la prensa oficial y partió hacia San Nicolás al congreso del PJ, mientras que en La Matanza se desataba una sudestada que sembraba inundados y damnificados por doquier.

Dejó a cargo del distrito a Verónica Magario, quién recién el 02/11 hizo alguna acción política para contener a los vecinos matanceros. Se calzó unas botas, se hizo un par de fotos con vecinos y despareció del escenario hasta el 04/11 donde publicó una gacetilla del ANSES en su muro de Facebook.

Fernando Espinoza, cuando volvió de San Nicolás acudió a un centro de evacuados donde fue increpado duramente por los vecinos, ante el despliegue de cámaras y seguridad que anticiparon su bajada. A partir de ahí fue un mix de actividades, reuniones políticas e inauguraciones y algunas esporádicas apariciones en los lugares inundados.

El vecino matancero, afectado por las inundaciones, no se vio contenido por la conducción política del municipio, se sintió abandonado por la misma.

Alguna vez me contaron una historia de Federico Russo, el inolvidable Intendente matancero. En una gran inundación, desbordó el Arroyo Morales y llegó Federico hasta las barriadas más humildes de la zona con un viejo Dodge 1500 amarillo. Se bajó de auto y con el agua hasta la rodilla comenzó a recorrer la zona. Al verlo, los vecinos se fueron acercando hasta juntarse una buena cantidad. Federico los atajó, diciendo: “No traigo nada ni tengo nada para darles pero vengo a estar con ustedes” e inmediatamente empezaron a hablar, reconoció a una vecina y le pidió que hiciera mate y estuvo toda la tarde con ellos hasta que los camiones del municipio pudieron llegar con un auxilio de alimento y agua.

Es decir, Federico fue con manos vacías pero se ganó el cariño y respeto de sus vecinos en problemas porque estuvo al lado de ellos compartiendo sus desgracias. Eso fue lo que faltó, que alguien se acercase para estar junto a los vecinos matanceros en problemas.

Se puede seguir la agenda política, pero primero están las necesidades de los vecinos y se debe estar con ellos porque es un signo de la conducción y fortalece el nexo entre las autoridades y su comunidad.

Creo que tanto Espinoza como Magario perdieron una excelente oportunidad para comenzar a reconstruir el dialogó con el pueblo matancero, porque ante esta crisis demostraron que están aislados de la comunidad, que no sienten a flor de piel los problemas del pueblo matancero.

La comunidad política en general aisló el tema, pero estás inundaciones quedarán en el inconsciente colectivo, si hoy fueran las elecciones muy pocos podrían salir indemnes del castigo electoral, porque la mayoría de la dirigencia política, tanto oficialista como opositora, se abstrajo del problema. Obviamente la militancia salió a ayudar a sus vecinos, fue algo instintivo e intuitivo, que tiene que ver con la vocación de servicio y la solidaridad innata de quien dedica su tiempo a la militancia política, pero lo hicieron por fuera de la estructura. La conducción del PJ matancero no convocó orgánicamente a sus militantes hasta el 06/11 y cuando lo hicieron fue para hacerle una encuesta a los damnificados de los barrios, es decir, querían mandar crudos a los militantes a aquellos lugares donde el auxilio del estado no llego para hacerles una encuesta a los vecinos que venían juntando bronca desde hace varios días. No sé si me explico, los mandaban al muere.

Hablé con muchos vecinos y funcionarios a raíz de este desastre natural, varios vecinos me decían indignados que “Me parece que vendrían bien la división del distrito, porque la plata llega pero se hacen obras contra la inundación en San Justo y en Ramos Mejía y por acá nada” y agregó que “Ahora somos los de los kilómetros los que queremos la división del distrito, estamos cansado que la plata para obras vaya para San Justo y Ramos”.

Fueron pocos que destacaron del oficialismo: Hugo Cano, Manuel Fresco, Marcelo Roca, Tilo Chamorro, Hugo Soraide, algo de Sergio Landín (estuvo encerrado pero coordinando acciones), Coco Gómez pero muy circunscripto a Dorrego. Los delegados de González Catán y Virrey del Pino brillaron por su ausencia. La descentralizada de la región sur estuvo cerrada cuando comenzó la inundación.

La Agrupación – agencia de empleos “La Cámpora”, con ingentes recursos nacionales les ganó de mano a la JP quienes estaban acompañando a Fernando en San Nicolás.

La oposición no anduvo mejor, salvo Miguel Saredi del Frente Renovador que estuvo recorriendo barrios todos los días y canalizando pequeñas ayudas en varios lugares y por sobre todo, no se calló dijo lo que tenía que decir, le gustase a quién le gustase o no.

Ariel Martínez trabajó mucho pero lo hizo en silencio, como es su estilo.

Después aparecieron fotos de otros candidatos del mismo espacio cargando camionetas con agua (lamentable foto del Cjal. Fernando Asencio, explotando una entrevista con el obispo de Gregorio de Laferrere y después mostrándose cargando un pack de agua en una camioneta) o camiones de sindicatos, con el logo adelante, diciendo que llevaban ayuda a los damnificados.

Esta tragedia que vivieron muchos vecinos matanceros deja mucha tela para cortar, pero principalmente deja al descubierto las fallas de la conducción política. El Rey parece que está desnudo, ¿habrá alguien de su entorno con la fortaleza para decírselo?.