“LA DEMOCRACIA Y LOS POLÍTICOS ESTÁN EN DEUDA Y LA GENTE SABE QUE HAY PROBLEMAS QUE PERSISTEN Y SUBSISTEN DESDE HACE 40 AÑOS Y LA DEMOCRACIA Y LOS POLÍTICOS NO LE HA DADO RESPUESTA”

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

Al Cjal (m/c) José De Miguel lo conocí ya siendo edil y presidia el bloque de la UCR matancera. He tenido la oportunidad y, si me permiten, el privilegio de entrevistarlo infinidad de veces. Nunca tenía la puerta cerrada al requerimiento de la prensa, no importaba la pregunta, por incomoda que fuera, él siempre daba la cara y su respuesta. Es uno de los hombres públicos que más respete cumpliendo su función y lamente profundamente cuando decidió dar un paso al costado.

 

En la foto que ilustra la nota esta junto a otros de los hombres de la democracia matancera que han hecho mucho por ella: el Prof. Ricardo Rolleri (hoy Dip. Prov.), otro de los nombres y hombres que realizaron un enorme esfuerza para consolidar nuestra joven democracia. He sido testigo de enconados y profundos debate entre ellos en las sesiones del Honorable Concejo Deliberante matancero, cada uno defendiendo su postura con garras y dientes, pero luego del debate se sentaban a buscar la mejor solución para el vecino. En la edición de hoy entrevistamos a los dos y, en la figura de ellos, es mi intención la de homenajear la labor de tantos políticos matanceros que hicieron posible que hoy disfrutemos de los beneficios de la democracia.

 

QP: ¿Cómo fue esa elección del ’83?

JDM: “Para aquellos que ya veníamos con alguna experiencia (piense que yo empecé a militar en el ‘73/’74, de manera que yo fui fiscal en esas elecciones) fue realmente una situación de alegría, de esperanza de recuperar la democracia y de que la gente volviera a participar. Recuerde que en los actos previos a la elección eran multitudes que se acercaban a las distintas opciones que se presentaron para esa elección. Fue un estallido de esperanza de la gente de querer recuperar la democracia. Y aquellos que éramos jóvenes en el momento de la dictadura lo vivimos con mucha más alegría, con mucha más esperanza porque sufrimos un poco la presión tan fuerte y tan grave que vivió el país con la dictadura. Entonces; fue un despertar, donde la gente desarrolló y volcó todas sus esperanzas en esta recuperación de la democracia. Así que fue un hecho histórico fundamentalmente porque se recuperaba la libertad, la posibilidad de poder discutir, la tranquilidad de que por lo que eligiéramos no íbamos a tener represalias, la posibilidad de poder volvernos a juntar con la gente, porque se terminaba el silencio que la dictadura había impuesto en el país. Yo lo recuerdo como el hecho más trascendental del último siglo porque fue una luz de esperanza que se abría en el país.”

QP: En ese momento, ¿tenía la sensación de que se recuperaba la democracia no por un período si no de ahí en más para siempre; como que había un compromiso del ciudadano de no aceptar más a los militares u otra dictadura?

JDM: “Un proceso. Una de las canciones que se cantaba por aquel entonces, en apoyo a Alfonsín, decía por 100 años más de democracia. Ya llevamos 40 años, casi estamos en la mitad de lo que aquellos jóvenes pronosticaban para el país. De todas maneras, fue un proceso porque había jóvenes que recién aprendían a vivir en democracia. La democracia, como forma de vida, es la mejor situación en la que se puede vivir en un país; pero hay que perfeccionarla. A la democracia hay que modernizarla, de la misma manera que se tienen que modernizar los partidos políticos. No se puede seguir atados a las viejas consignas, a los viejos procedimientos. Hay que innovar, hay que ser más creativos en el funcionamiento de la democracia. Y en esto los partidos políticos están en deuda porque siguen atados a sus viejas formas de desarrollar la política. La sociedad y el mundo van evolucionando y los partidos políticos en democracia no van en consonancia con esa evolución.”

 

QP: Alfonsín era un gran defensor de los partidos políticos. Y la gente, de hace 10 años a esta parte, no vota un partido político sino un personaje político. Las ideas de los radicales pueden combinarse en cualquier frente (los liberales, los peronistas) y lo mismo pasa con las ideas peronistas. Creo que habría que volver a consolidar la democracia a través de los partidos políticos.

JDM: “Ese es el desafío. El problema es que los partidos políticos fueron perdiendo vigencia, modernización; y se ha terminado en estas famosas coaliciones y estos famosos frentes. Está demostrado que nuestra cultura no está preparada para las coaliciones mientras que en otros países funcionan muy bien. Sin embargo, hay experiencias palpables que las coaliciones no son tan sólidas como para tener un grado de continuidad. Entonces, como usted dice, deberíamos volver a las fuentes de donde surgimos, a lo que nos llevó a abrazar las ideas de cada partido político. Tenemos que fortalecernos en eso. Es decir, no da lo mismo aliarse con cualquiera con un solo fin electoral o con el solo fin de poder llegar al gobierno. Creo que antes de acercar la propuesta a la gente tenemos que evaluar si es válido el frente, si son más las coincidencias que las disidencias, si es más lo que queremos hacer que sólo juntar gente por juntar. Ha quedado demostrado que esto no es así, y hubo fracasos estrepitosos de coaliciones y frentes en el país. El estallido de Juntos por el Cambio en esta última instancia es una nueva demostración de eso. Evidentemente su conformación no estaba tan solidificada porque ante situaciones de importancia termina desintegrándose.”

 

QP: Es juntarse para ganarle a una persona.

JDM:Eso no sirve. Ha quedado demostrado que llegar al gobierno con cualquier herramienta, con cualquier conformación no le sirve ni a la misma conformación ni a la propia gestión de gobierno. Uno pretende conformar una coalición o un frente que tenga ideas sólidas, propuestas claras y gestión concreta para beneficiar a la gente. En definitiva, la democracia está en deuda con la sociedad porque después de 40 años de democracia todavía no se han logrado destrabar situaciones que tienen que ser una cosa natural. Por ejemplo: cada dos años se empieza a discutir si hay PASO o no, si se desdoblan las elecciones o no. ¿Cómo puede ser que en 40 años no hayamos encontrado un mecanismo definitivo para que la sociedad sepa cómo comportarse y cuál es el cronograma electoral del país? Si bien es un país federal, las constituciones de cada provincia hacen que la organización de esa provincia no tenga nada que ver con la organización nacional. Entonces, tenemos gobernadores por elección por única vez o tenemos elecciones indefinidas. Así, el mapa político del país es sumamente amplio y las reglas de juego las impone (con justa razón) cada provincia. Pero debería haber un marco general al que todos tuviéramos que estar subordinados.”

 

QP: La reforma de la Constitución del ’94 todavía no se terminó de cumplir. Hay puntos fundamentales de esa reforma (que fueron cláusulas transitorias en ese momento) que no se cumplieron; como la nueva ley de coparticipación, el traslado de los juzgados a la ciudad y demás. Son un montón de puntos. ¿Es la democracia o son los políticos que tienen que corregirlos?

JDM: “Es un combo. Los partidos tienen que aggiornarse, tienen que estar acorde a la evolución del tiempo. La pandemia hizo que la tecnología y las redes sociales sean más importantes que una reunión en un comité o en una unidad básica. Es más importante lo que se escribe en las redes sociales que la discusión que se debe dar en el ámbito de cada partido político.”

 

QP: Fruto de eso tenemos candidatos que son virtuales.

JDM:Hay candidatos que se han construido a través de las redes sociales. Hay candidatos que cuando le preguntan por su trayectoria responden que son influencer o que escriben en Twitter. Entonces, yo me pregunto: ¿qué formación, qué sensibilidad, qué lectura del lugar donde se candidatea puede tener alguien que sólo se maneja con la tecnología? Evidentemente, estamos ante un panorama realmente preocupante porque no puede ser que se construyan candidatos y espacios políticos a través de la tecnología. Esto hace perder la interrelación que tiene que existir entre la sociedad y quien quiera cumplir un rol en esa sociedad. Aquellos que quieran abrazar a la política van a tener que esforzarse un poco más, van a tener que interactuar mucho más con la sociedad, van a tener que insertarse mucho más en la sociedad, van a tener que estar mucho más cerca de la gente. Cuando se pierde esa interrelación, se pierde esa empatía, es cuando la gente se aleja de la política y se nutre a través de lo que dicen las redes sociales porque no tienen la posibilidad de que alguien le acerque su idea.”

 

QP: Yo me acuerdo que cuando usted era concejal, presidente del bloque, tenía una relación con el partido; porque lo que se trataba en el Concejo se discutía en el partido, después se discutía en el bloque y se fijaba una posición en el Concejo Deliberante. Hoy no sucede eso. El partido no sabe qué hace el concejal de su partido.

JDM: “Esto es una vieja discusión sobre a quién le pertenece la banca: si al concejal que la ocupa o al partido que lo nombró. Me parece que se ha perdido esa esencia de discusión, de debate. Yo veo a mis correligionarios discutir por las redes sociales. ¿Cuándo vamos a volver al Comité? ¿Cuándo vamos a volver a discutir sobre determinados temas las horas que sean necesarias? Usted no va a leer nunca un pronunciamiento mío en las redes porque lo quiero hacer frente a frente y en el ámbito de debate correspondiente. Yo no discuto por las redes porque no voy a poder desarrollar toda mi idea y porque no es la forma. Entonces, creo que estamos transitando un momento muy delicado. El divorcio de la sociedad con respecto a los partidos políticos cada vez es más grande. Hay que recuperar la confianza de la gente, hay que buscar que la gente participe no en las redes sociales sino en los ámbitos que corresponden (en los partidos políticos, en las entidades vecinales, en los agrupamientos vecinales), hay que tratar que la gente vuelva a creer que la mejor forma de salir de los problemas que nos agobian es participando. En este escenario que estamos transitando hay candidatos que han crecido a través de la crítica a la clase política. Están diciendo, quizás, lo que la gente quiere escuchar. La famosa casta política, la crítica a la casta política. La gente tiene derecho de criticar a la clase política, pero para mejorarla. Este es un desafío que tenemos que asumir toda la clase política, quienes cumplen funciones o quienes observamos la realidad. Hay que exigirse más, hay que mejorar, hay que volver a relacionarse con la gente. No podemos estar divorciados de la realidad de la gente. Tenemos que acercarnos a la gente, escucharla. Y a partir de ahí aportar las soluciones.”

QP: Usted, en su carrera política, en un momento llegó a tener una representación muy importante dentro del radicalismo matancero y de la provincia de Buenos Aires. Pero llegó un momento en que decidió dar un paso al costado. ¿Esto tiene que ver con la idea de la renovación de la política?

JDM: “Por su puesto.”

 

QP: Porque usted no perdió ninguna elección. No es que perdió una elección y se retiró.

JDM: “No. Es más, me retiré cuando había ganado la última elección interna, que asumió Héctor Echeverría como presidente del Comité. Me retiré habiendo ganado holgadamente en La Matanza. Esto fue una situación personal, que nada tiene que ver con la política.”

 

QP: Pero podría haber vuelto en algún momento.

JDM: “Sí, pero el tema es que me fui dando cuenta de estas cosas que hoy le puedo decir. Me fui dando cuenta que había que renovar algunas cosas, que había que ser más creativos, que no nos podíamos quedar con las viejas prácticas. Ejemplo: el espectáculo denigrante que observamos cuando fuimos a votar en las PASO de este año. Un enjambre de boletas. ¿Ese es el tributo que se le daba a los 40 años de democracia? Se le daba a la gente el escenario de optar entre una cantidad enorme de boletas. ¿Qué se podía conseguir de ese escenario? ¿Cómo no pudimos en 40 años encontrar otro mecanismo? Cuando hacía referencia a las PASO: yo estoy de acuerdo que se dirima en cada espacio sus diferencias, pero que se haga independientemente del resto en un domingo cualquiera. No nos hagan participar a todos en diferencias que no tenemos nada que ver. En La Matanza, por ejemplo, había una diferencia de dos candidatos en el oficialismo. Yo hubiera preferido que entre Patricia Cubría y Fernando Espinoza hubieran elegido un domingo cualquiera para dirimir sus diferencias. Lo mismo para Juntos por el Cambio, que terminó con tres propuestas. Le hablo de los dos partidos mayoritarios independientemente de otros sectores políticos que también dirimían internas, que nunca supimos quiénes eran ni de qué se trataban sus diferencias. Creo que lo primordial es definir el reconocimiento de los partidos políticos. No se puede crear un partido político de la nada, con apariciones de candidatos que después dejamos de ver. No sabemos quiénes son cuando están ni qué hacen de sus vidas después. Los tenemos como propuesta el día de las elecciones y después desaparecen. Por eso me parece que habría que aceitar el mecanismo de los reconocimientos de los partidos políticos para que no se termine transformando en un negocio.”

 

QP: Son los famosos “sellos de goma” que después se venden al mejor postor

JDM: “Hay que ser más exigente con respecto a eso. No se puede formar un partido político de la nada para participar de un acto eleccionario y después desaparecer o con ese partido político permitir a otros participar. Así vamos a tener esas apariciones sorpresivas que quieren gestionar el país sin ningún tipo de trayectoria, sin ningún tipo de tradición. No sabemos quiénes son, y la gente después tiene que optar. Me parece que ese mecanismo hay que mejorarlo para que la gente tenga los elementos suficientes para elegir. En cambio, de esta manera le agregamos a la gente confusión. Hay que ser mucho más claros y que la gente tenga más elementos para decidir. No está bien que haya estos cambios y que la gente tenga pocos elementos para poder elegir bien.”

 

QP: Cuarenta años de democracia. ¿Cómo ha vivido estos años?

JDM: “De esos 40 años buena parte estuve participando y he dado mucho de mi vida en la construcción de esta democracia, principalmente fortaleciendo a mi partido, tratando que mi partido tuviera la fuerza y la presencia que yo siempre propugné. El partido me ha beneficiado mucho con los cargos que me ha brindado: la posibilidad de representarlo en el Concejo Deliberante, la posibilidad de presidirlo; pero siempre buscando que el partido tenga una presencia fundamental porque nuestra historia nos hace que debamos tener esa participación. Observo, con preocupación, que esa esencia se ha perdido. Por ejemplo, haciendo referencia a las elecciones pasadas, hubo correligionarios que tuvieron intervención en las tres listas. En una de ellas iba el presidente del comité como primer candidato a consejero escolar, en otra era una apoyatura tácita y en otra había dirigentes que apoyaban la tercera lista. No se unificó la decisión de participar en una de las listas, y ni si quiera se trató de poner todo el esfuerzo en impulsar a una de las listas. Yo veía correligionarios en las tres listas, algunos como candidatos y otros apoyando desde afuera a otros dos candidatos. Este es un escenario totalmente inédito e incomprensible para mí. ¿Cómo no se unificó el radicalismo en la propuesta que mejor lo representaba en lugar de en esta diversificación que terminó en la nada? La lista oficial terminó tercera. Entonces, estamos ante un serio problema porque ni siquiera unificamos la decisión de acompañar a una de las tres, con una candidata que no era de La Matanza y con un candidato a primer concejal que ni radical era. Vamos a tener que sentarnos a reflexionar, vamos a tener que buscar la manera de encontrar mejores decisiones que las que se han tomado. El primer candidato a concejal de la lista radical (no por su condición ideológica) desapareció de la escena política, es decir, vino a ser candidato porque vio la oportunidad. Cuando se conforma un espacio es para que tenga un principio y una continuidad, no es una cosa circunstancial para ver cómo me va.”

QP: Para los 40 años de democracia debería haber habido un homenaje más amplio de la sociedad, un reconocimiento a todos los que construyeron la posibilidad de llegar a las elecciones del 30 de octubre y a los que han dado mucho para que esta democracia sortee todos los peligros que ha sorteado en este tiempo. ¿Usted cree que la sociedad homenajeó a la democracia como corresponde?

JDM:No, porque la democracia y los políticos están en deuda y la gente sabe que hay problemas que persisten y subsisten desde hace 40 años y la democracia y los políticos no le ha dado respuesta. Entonces, ¿qué homenaje le puede dar la sociedad si no vio reflejados en su situación personal, en su situación económica, en su situación de sociedad los beneficios de la democracia? Fue un tibio homenaje. Me parece también que la sociedad está en deuda con el homenaje que se merece Raúl Alfonsín, porque si hemos llegado a estos 40 años es gracias a él. Cuando se sale de un sistema (en nuestro caso de la dictadura) y se conforma otro se llama gobierno de transición. Sólo la presencia de Raúl Alfonsín pudo consolidar y comenzar a desarrollar la democracia. Pero la continuidad de ese gobierno de Alfonsín, con el tiempo, fue perdiendo esa razón de ser de la democracia. Por lo tanto; este tibio reconocimiento al que usted hace referencia es la clara demostración de que la sociedad está enojada, de que ve con frustración que pasan las distintas ideologías de gobierno y no se encuentran soluciones básicas y fundamentales para el desarrollo de la sociedad. Me parece que los partidos políticos deben tomar este llamado de atención y tratar de recuperar la confianza de la gente para que vuelva a confiar en ellos. Pero, como usted dice, aparecen los personalismos, las figuras mediáticas, las figuras que la tecnología nos brinda. Entonces; la gente (con sus problemas) dedica muy poco tiempo a interesarse sobre las cosas que le pasan al país y se queda con los títulos que lee, con lo que nosotros nos decimos cuando nos lee; y después vuelve a su realidad, a sus problemas, a sus preocupaciones. Por eso, el esfuerzo que hay que hacer es muy grande. No sirve con sentarse en los escritorios de funcionarios, en las bancas de concejales. Se tienen que dar cuenta que con eso solo no alcanza. Si siguen con esta metodología les advierto que van por mal camino. Tienen que salir de las oficinas, de los lugares de gestión, y caminar y ver la problemática de la gente. Cuando la gente vea la preocupación de la clase política, de los dirigentes, de los funcionarios o de los representantes legislativos nos va a mirar distinto. Pero para esto tienen que estar integrados a la comunidad, porque es mucho más fácil la interrelación. Alguien que quiera cumplir una función no puede venir de un repollo. No se pueden inventar funcionarios, legisladores. Tienen que surgir de la entraña de la sociedad conociendo lo que le pasa a la gente. No pueden llegar legisladores al Concejo Deliberante y preguntar cuál es la función del concejal o cómo es el funcionamiento de un Concejo Deliberante. Estamos ante una situación preocupante. Empecemos a crear escuelas de formación política con el fin, no sólo de poder acceder al cargo sino también que le sirva a uno para saber qué tendría que hacer llegado momento. No se puede aprender desde la función. ¿Le vamos a pagar a alguien para que aprenda lo que tiene que hacer?”

 

QP: Cuando aprende termina el mandato.

JDM: “O se tiene que ir a la casa. Además, esto pasa muy rápido. Cuando aprendió cuál es su función, cuál es la responsabilidad que tiene, cuál es la gestión que tiene que hacer, le están entregando la medallita agradeciéndole su paso por el Concejo Deliberante.”

 

QP: ¿Ustedes creían en el triunfo del ’83 o fue una sorpresa?

JDM: “Se notaba, se palpitaba. En aquel entonces participábamos de todos los actos. El acto en Ferro fue un emblema. Me acuerdo que se declaró un paro de transporte para evitar que la gente concurriera al acto. La gente y nosotros nos movilizamos por nuestros propios medios y asistimos a ese acto que fue fundacional. Después el acto en la avenida 9 de julio también fue un hecho que todavía se recuerda. Ahí nos dimos cuenta que algo estaba cambiando en el país. Los comités se llenaban de gente, las familias se acercaban a los comités. Sentíamos que se respiraba un cambio. La figura de Alfonsín era sumamente atractiva, él llegaba con su discurso a la gente, su impronta aún se recuerda. Lamentablemente fíjese que ironía: hay un candidato que dice que se entrenaba pegándole a la figura de Alfonsín y otro candidato tuvo la osadía de pronunciar el preámbulo de la Constitución Nacional. Es decir, le están haciendo un flaco recuerdo a Alfonsín de uno y del otro lado. Están bastardeando la figura de Alfonsín: uno pegándole a su figura y el otro queriéndolo imitar recitando el preámbulo de la Constitución Nacional. Entonces; el recuerdo del ’83 nos tiene que motivar a comenzar otros 40 años más de democracia. Los próximos 40 años tenemos que mejorar, tenemos que fortalecer la democracia. Debemos aprovechar este aniversario para llamarnos a la reflexión, cambiar y buscar la solución que la gente está necesitando.”