Por el Cjal. (m/c) Javier Rodríguez
Su muerte conmovió. Había continuado el camino de su hermano José Mario, asesinado el 26 de marzo de 1960, uno de los fundadores de la Juventud Peronista. Desde allí y hasta acá, acompañado por su hermano Pedro, su vida fue una entrega constante por la causa peronista.
Su casa de Ciudad Evita fue uno de los baluartes más importantes de la Resistencia Peronista. Su vida fue la lucha. Intelectual como pocos, predicador y militante. Conducción de muchos, aportó claridad filosófica y dio ejemplo de una conducta acorde con su pensamiento: Fue Concejal de La Matanza, en tiempos difíciles, siendo recordado por los inolvidables debates que lo tenían como principal protagonista. Fue presidente del Bloque Justicialista de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Pero fundamentalmente Andrés Bevilacqua constituye un espejo en que mirarse. Una vida entregada a la pasión del peronismo. Hacía pocos días se había incendiado su casa llevándose todos sus recuerdos, él se fue con ellos. Queda un enorme vacío. Su ejemplo será tomado en cuenta.
El fallecimiento de Andrés Bevilacqua conmovió a muchos pero fueron pocos los que pudieron dar testimonio de su historia; por esa razón le pedí al Cjal. (m/c) Javier Rodríguez si pudiese escribir unas palabras para nuestro medio. Muy amablemente, el amigo Javier, nos acercó unas palabras y varios comentarios sobre la vida de Andrés Bevilacqua. ¡!!Gracias estimado amigo¡¡¡
La fotografía en la que está Andrés en el balcón de la Municipalidad marca un momento clave en la historia de La Matanza y del CdeO. Porque estaba instalado el hecho de la renuncia de Federico (Por el tema de corrupción de los nichos de San Justo) y el asumir Andrés como intendente. Este privilegió sostener a Federico y causó el disgusto de ABL.
En su casa en tiempos de la Resistencia Brito Lima daba charlas de doctrina peronista y la mamá de Andrés, Doña Elena, de historia. Doña Elena era docente. También Pedro.
Su padre fue perseguido por el peronismo de Mendoza, vinieron a Bs.As. y vivieron en un conventillo hasta que Doña Elena le escribió una carta a Evita y ahí aterrizaron en la Ciudad.