RENUNCIA INDECLINABLE: UN TANO AL ROJO VIVO

 

Por Prof. Joaquín G. Puebla

 

José Tucci fue entrevistado por Semanario “Quinto Poder” hace bastante tiempo y por varias cuestiones la publicación de la entrevista se fue demorando. Hoy publicamos en exclusiva una extensa y dura entrevista a Tucci donde adelanta su renuncia indeclinable a su cargo como Asesor de la Intendente Verónica Magario y, la misma, sería “por una cuestión de dignidad” al señalar que “Yo aprendí de mi abuelo que quien te ofende en público se tiene que disculpar en público”.

Tucci agrega que “Yo presenté la renuncia tres veces” y  sostiene que “La diferencia conmigo es que no se arregla ni con un cargo ni con nada material. Nadie de la conducción, ni de acá ni de ningún lado, tiene algo que yo apetezca”.

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Q P: Las comparaciones son odiosas, y creo que alguna vez se lo he preguntado. Usted fue uno de los funcionarios más jóvenes del gobierno de Federico Russo. ¿Cómo fue formarse, políticamente hablando, al lado de Federico?

JT.: “Federico con la juventud siempre ha tenido una dedicación especial. De hecho cuando fue presidente del partido creó la generación intermedia, que era un grupo de jóvenes con una fuerza impresionante. Tuve la fortuna de vivir a una cuadra y media de su casa, en Villa Insuperable. A los 13/14 años yo ya andaba con mi papá, que militaba mucho con él. Salían con la Mercury que tenía mi viejo y con los parlantes. Después terminaban escapándose, uno para un lado y para el otro lado porque los terminaba corriendo la policía. Siempre sentí que estaba militando con mi viejo, si me tenía que retar me retaba y si me tenía que felicitar me felicitaba. Ayer justamente almorcé con José María Rocca, un compañero con el que he vivido muchas cosas en los años ‘80, y recordábamos algo simpáticamente. Rocca una vez me preguntó si Federico, en algún momento, me había dado una directiva concreta: andá y hacé esto. Nunca, pero tenía esa extraordinaria habilidad para hacerte entender (si eras lo suficientemente perceptivo) qué tenías que hacer y qué no tenías que hacer. Pero Federico jamás ordenó nada a nadie. Fue una experiencia maravillosa.”

 

Q P: Eran años difíciles para el país, para el peronismo. El peronismo fuera del poder en Nación y en Provincia. En La Matanza con escasos recursos, sin ayuda de ningún lado, enfrentando inundaciones y una situación económica muy complicada. ¿Cómo fue estar en el Gabinete de Federico en ese momento?

JT.:Se trabajó mucho en la calle. Se lo ha podido ver a Federico con botas, embarrado hasta la rodilla, o con un piloto o arriba de una ambulancia. Ese ejemplo que teníamos fue importantísimo. En una situación durísima, mucho más dura que esta (y te estoy diciendo bastante), no nos cansábamos de salir nosotros mismos a hacer las ollas populares, de ir a visitar las villas y los asentamientos. Pero la militancia era otra cosa, y ese es el punto. Federico quería a todos los funcionarios en la calle, en el barro. No había nadie que no se arremangara, no había problema.”

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Q P: En esa época, ¿a usted le pagaban por ser funcionario o por ser militante?

JT.:No existía en la cabeza de nadie que te fueran a dar algo o pagar por salir a pintar o a poner caños o a tirar miguelitos. Yo no quiero ser cruel pero pienso que a la militancia la prostituyeron en los años ‘90.”

 

Q P: Usted en los años ‘90 se dedicó a la actividad privada; no dejó de hacer política pero estuvo un poco al margen de los vaivenes del peronismo en ese momento. ¿Cómo fue retomar la función pública o el trabajo político más activo de la mano de Alberto Balestrini? ¿Encontró que había cambiado mucho el asunto?

JT.: “Claro que había cambiado. Pero Alberto se interiorizó mucho; primero porque lo conocía de antes, él vio qué clase de dirigente era, y segundo porque se interesó mucho por saber cómo hacía determinadas cosas. Tengo una anécdota simpática: íbamos un día a Lobos con Alberto y hablábamos del armado de las listas. Entonces él me dice que yo no le iba a hacer creer que Federico hablaba con nosotros de las listas. Sí, lo hablaba. Por supuesto que él tenía en su cabeza los dos, tres, cuatro o cinco nombres que consideraba pero nunca fue un secreto de estado. Alberto tenía mucho de Federico, pero no porque se lo proponía sino porque era natural en él. Siendo diferentes, Alberto con una formación académica muy importante y Federico no, como conductores me parece que eran muy parecidos.”

 

Q P: ¿Alberto era de buscar mucho el consejo de Federico en algunas situaciones?

JT.: “Sí. Yo, a pedido de él, lo he acompañado muchas veces a hablar con Federico. En medio del caos del 2001 Alberto me pidió que lo acompañara a ver a Federico, y le preguntó qué haría él en su lugar. Federico, metafóricamente hablando, le dijo que él arrimaría una silla más a la mesa. Esto fue lo que hizo Alberto, se empezó a sentar absolutamente con todos los sectores.”

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Q P: Es decir, que el consejo de Federico fue abrir la discusión, que se sienten todos y traten de contener la situación entre todos.

JT.: “Exactamente.”

 

Q P: Y desde estos años sin Alberto, ¿qué ha pensado?

JT.:Yo llegué absolutamente al límite, no se puede más. Principalmente por una cuestión de dignidad. Hay sistemas de conducción que algunos los aceptarán, otros no, otros nos resistiremos o haremos algunos planteos. Yo aprendí de mi abuelo que quien te ofende en público se tiene que disculpar en público. No me sirve que me falten el respeto con actitudes casi infantiles; y después me digan que se les pasó o pasó esto o pasó lo otro. Luego de haber tenido la experiencia con Federico y con Alberto no me puedo permitir el pecado de la ingenuidad. Entonces, cuando me considero ofendido exijo que se disculpen en público. Igualmente llegamos al límite, hay cosas que no me gustan. En lo político, por supuesto, tengo muy claro qué es lo que quiero y a dónde vamos. Me considero un ortodoxo, por más que me esfuerce por no serlo. En este momento graficaría al peronismo como un colectivo lleno. Cuando el colectivo está totalmente abarrotado la gente se cuelga, y a veces ves que algunos no pasan al fondo por más que este vacío pero ninguno que está en la puerta se corre para dejarte pasar para ir al fondo. Vos no sabés si es una estrategia para impedir que los demás pasen o si son de una mentalidad tan egoísta o tan cerrada que no se dan cuenta que están perjudicando el futuro del peronismo en general, y ni hablar del distrito. Entonces yo no tengo ganas de abrirme paso a los codazos; por lo tanto, prefiero bajarme del colectivo y ver cómo se va. No hay problema. Vendrá otro, es cuestión de tranquilidad.”

 

Q P: Usted dice que está al borde, pero ¿es por una acumulación de situaciones?

JT.: “Sí. Yo presenté la renuncia tres veces. Por un lado agradezco la explicación que, en algún momento, se me dio de la importancia que significaba que siguiera; pero no es así. Esta vez es indeclinable mi decisión. Ya pedí que usaran la oficina, no quiero sueldo. No he sido ñoqui en mi vida y no voy a empezar de viejo.”

 

Q P: ¿Es una cuestión personal o política o una mezcla de ambas cosas?

JT.:Es política. Personal no; le tengo mucho afecto a Verónica y, Fernando, es un compañero con el que he estado horas hablando durante estos últimos dieciséis años. Él tiene un objetivo y hay cosas en que no concuerdo, creo que tengo derecho. Y él tiene el derecho de no importarle mi opinión, pero yo no puedo seguir así.”

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Q P: ¿Usted ha notado que el oficialismo matancero ha perdido un poco el rumbo? Es como que van y después llaman a haber si los siguen, no es que van todos juntos para algún lado.

JT.: “Claro, hablás de contradicciones. Me viene a la mente una frase que dijo alguna vez el expresidente Carlos: Quién que no es, no es contradictorio, Tal vez toman una iniciativa, ven las dificultades que se pueden presentar y cambian de rumbo. El tema es que yo no estoy sentado en la mesa chica, habrá que preguntarle a los que están en la mesa chica por qué estos cambios de rumbo. Yo no tengo una explicación.”

 

Q P: ¿Cómo ve la gestión municipal?

JT.:No me gusta el gabinete. No me gustan las estrellas (cuando hablo en femenino me refiero a todos); me gusta el barro, los que se arremangan. La gestión municipal hoy está sobre los hombros de una gran persona (un funcionario del gabinete municipal a quien prefirió no nombrar).”

 

Q P: ¿La gestión municipal es como que está parada? No se ve la gestión en la calle, no se le da solución a la gente.

JT.: “Si me tengo que guiar por el primer cordón, que sería mi territorio porque yo nací y me crié en Vila Insuperable, no veo nada. Hace tres o cuatro años que vienen amenazando que van a hacer la subdelegación municipal e infinidad de cosas y no prosperan. Tuve el local, tuve todo, pero algún funcionario estuvo muy ocupado y el local se terminó alquilando a otra gente.”

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Q P: ¿Toda esta situación política perjudica al peronismo matancero?

JT.: “Mucho. Yo no tengo problemas personales con ningún compañero; salvo que sea corrupto, que tenga relación con el tráfico de drogas o que tenga relación con cualquier tipo de delincuencia. Me puedo sentar con cualquier peronista, de los tantos que conozco, y discutir muchas cosas; y voy a reconocer lo que considero bueno o puedo estar equivocado. Pero no existe la posibilidad alguna que yo justifique a una persona que robó. Si robó e hizo no me sirve. Pablo Escobar hizo muchas cosas buenas, supuestamente, para la gente que fue beneficiada con una casa o con plata todos los meses, pero era Pablo Escobar. Todas las cosas buenas que hacía no lo eximía de las atrocidades que cometía. Entonces, no me vengan a mí con que fulanito roba pero hace. No, el que roba es ladrón.”

 

Q P: ¿Esto es una de las cosas que lo ponen al límite también?

JT.: “Sí, claro. Lo he dicho infinidad de veces.”

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Q P: ¿Le duele ver que se vaya el colectivo lleno? Porque hay compañeros de muchos años en ese colectivo.

JT.: “Los compañeros de muchos años, los que yo considero realmente compañeros, van a seguir sentándose conmigo y con gusto voy a seguir hablando, aunque estén en diferente colectivo.”

 

Q P: Tucci ¿deja la política o sigue caminando, sigue construyendo?

JT.: “Jamás. De joven era músico, y ahora de viejo retomé la música como hobby. Una vez, yo también le pregunté a Federico si iba a dejar la política y él me preguntó si yo iba a dejar la música alguna vez. Le contesté que nunca, entonces él me dijo yo tampoco. Después me picó el bichito de la política también, y ahora no dejo ni la música ni la política. Voy a seguir haciendo política hasta el día del juicio final.”

 

Q P: ¿Lo que vemos hoy, en la gestión o en la política en La Matanza, es peronismo?

JT.: “Siempre. El peronismo es no perder la sensibilidad hacia el que menos tiene o el que más necesita. Pero me parece que vos apuntás puntualmente a lo que hace Fernando y Verónica. Yo no podría jamás negar su peronismo; que haya algunas actitudes que me pueden gustar más, menos es otra cosa.”

 

Q P: ¿Usted piensa que el peronismo corre el riesgo de perder el distrito?

JT.:Si le seguimos dando el gusto a Macri seguramente corremos mucho riesgo. Ellos saben que la madre de las batallas es dividir La Matanza. Convengamos que hay dirigentes que se desgarran las vestiduras recorriendo La Matanza hablando de no a la división, siendo que la mitad de ellos ya se siente candidato ante una posible división. Y esto es de un grado de hipocresía insoportable. Estas son las cosas que le hacen mucho daño al peronismo. Tal vez no nos puedan dividir desde la provincia (porque no va a ser tan fácil) pero nos pueden dividir sectorialmente. Esto es grave.”

 

Q P: El mismo peronismo dividiría a La Matanza en función de la apetencias personales, ¿no?

JT.: “Fundamentalmente, este es el mal mayor que tenemos. Serían los que están adelante en la entrada al colectivo.”

 

Q P: Tucci ¿cómo ve a La Matanza en los próximos años?

JT.: “Si te digo que no pienso dejar de hacer política y pienso apoyar a aquellos compañeros que considere idóneos y honestos es porque tengo grandes expectativas. Creo que el peronismo ha logrado mucho. Lo que logró Balestrini y consolidó Fernando no es menor, y se ve en la calle perfectamente. Está bien que se le haya dado a los sectores más desprotegidos, que es de Virrey del Pino para General Paz, porque el peronismo es eso; hay que estar donde más se necesita. Ahora, convengamos que se pueden hacer muchísimas cosas más con una conducción más amplia. Un poco lo que Federico le sugirió en un momento a Alberto, y Alberto hizo: poner una silla más en la mesa, es decir, ir agrandando la mesa. Acá se hacen mesas chiquitas y cada vez más chiquitas.”

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Q P: ¿Usted le ha planteado esto a Verónica y a Fernando?

JT.: “Sí, todos saben lo que pienso. Ahora hay problemas, que yo hace seis años atrás di información. Pero no voy a hablar del tema porque está en manos de la justicia.”

 

Q P: ¿Pero en algún momento no le han dicho tiene razón, no tiene razón o le dieron alguna explicación?

JT.: “No, y es uno más de los motivos de mi decisión. Me considero una persona frontal, respetuosa. Nadie puede decir que le he faltado el respeto. Sí en mi juventud me he agarrado a trompadas con mucha gente, vos pensá que vengo de Villa Insuperable no de Recoleta. Hoy con la edad que tengo me da mucha vergüenza. Yo soy muy respetuoso pero no soy estúpido y me parece que ya estamos en el límite. Por eso tomé esta decisión que es irrevocable.”

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Q P: Es un punto y aparte, y empezamos a escribir otra historia. ¿No?

JT.: “Sí, totalmente. Seguramente va a estar compuesta por la mayoría de los personajes que nosotros conocemos pero en otro espacio, en otro lugar, o no. Hay cosas que hay que hablar. La diferencia conmigo es que no se arregla ni con un cargo ni con nada material. Nadie de la conducción, ni de acá ni de ningún lado, tiene algo que yo apetezca. No me interesa ser diputado ni senador ni secretario ni concejal. Me interesa tener respuesta para los compañeros que me cruzo todos los días. Vivo a cuatro cuadras de la Municipalidad y tardo no menos de cuarenta minutos para llegar a tomar un café o la Municipalidad. El día que eso no pase es porque estoy haciendo las cosas mal porque me cruzo con todo el mundo que me pide algo o me comenta algo. Esto me llena de orgullo. También les pasa a mis hijas, por suerte; y ellas se enorgullecen. Y esto para mí es lo más importante. Ya está, lo logré. ¿Qué más necesito? ¿Tener un diploma de senador o de diputado? En absoluto, no me cambia la vida.”